Las prácticas de laboreo tradicionales suelen resultar muy agresivas para el suelo y lo pueden ir degradando progresivamente, acelerando la pérdida de materia orgánica por mineralización, acentuando los procesos erosivos y reduciendo la estabilidad de los agregados. La alternativa consiste en prácticas que, manteniendo una cubierta en la superficie del suelo y minimizando las labores, genere las mismas producciones y reduzca la degradación del suelo, consiguiendo un sistema agrario sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Los sistemas de laboreo tienen un carácter específico y, además, los cambios producidos en el suelo suelen ser lentos, lo que hace necesaria la experimentación en ensayos de larga duración (> 10 años) en cada zona característica de un clima y tipo de suelo.
El estudio de la influencia de las prácticas agrarias de conservación tanto en la producción de trigo como en ciertas propiedades del suelo se ha realizado en un ensayo de larga duración en la finca de La Canaleja (Alcalá de Henares, España), perteneciente al INIA, localizada en una zona semiárida tradicionalmente dedicada a la producción de cereal.
El ensayo donde se ha realizado el estudio ha consistido en un diseño experimental tipo split plot de cuatro bloques al azar. En este ensayo han comparado por una parte tres tratamientos, consistentes en distintas prácticas de manejo de suelo, como son las tradicionales con pase de vertedera (LT) frente al mínimo laboreo con pase de chisel (ML) y al no laboreo o siembra directa (NL). Además en estas parcelas se han comparado una rotación de cultivo habitual en la zona (Barbecho-Trigo-Guisante-Cebada) frente a un monocultivo de trigo. En total, el ensayo estaba formado por 60 parcelas de 10 m x 25 m, ocupando una extensión de aproximadamente 1 ha.
Desde que comenzó el ensayo en 1994 se realiza un seguimiento del desarrollo de los cultivos y de su producción final, así como de la evolución de la humedad del suelo durante las campañas. En los cuatro años en los que se centra el presente estudio, se evaluó la producción de trigo, la biomasa de paja que queda como residuo, así como el contenido en macronutrientes en grano y paja. Para la evaluación de la influencia a el largo plazo de los sistemas de manejo en el suelo, se ha estudiado, en los primeros 30 cm del perfil, el contenido en materia orgánica, evaluando la capacidad de acumulación de carbono y su estratificación. Se cuantificaron así mismo los macronutrientes contenidos en suelo disponibles para el cultivo, como son el N mineral, el P y el K y además se estudiaron otras propiedades químicas como el pH y la conductividad eléctrica (CE). Para una mejor interpretación de las dinámicas del C, se midieron las emisiones de CO2 desde la superficie en campo. En el proceso de búsqueda de parámetros relacionados con la calidad del suelo aplicables a un suelo franco-arenoso de bajo contenido natural en materia orgánica característico de zonas semiáridas, se realizó un seguimiento del contenido en materia orgánica a lo largo de una campaña. Para ello, además del contenido en C (SOC) y en N total (SN) se realizó un fraccionamiento físico de la materia orgánica para la obtención de las fracciones POM (Particulate Organic Matter), relacionada con la estabilidad de agregados y con la disponibilidad de nutrientes) y FM (Fracción Mineral, correspondiente a una materia orgánica humificada). También se estudiaron el potencial de mineralización de nitrógeno (PMN), el C de la biomasa microbiana (C-BM) y la estabilidad de los agregados en agua (WSA) como potenciales indicadores para ser incorporados dentro de un set mínimo de datos que puedan servir para definir la calidad del suelo.
Como resultados de este trabajo se observó que las producciones de grano de trigo variaron principalmente por las condiciones climáticas de cada campaña y, posiblemente, por la incidencia de malas hierbas según el tratamiento. Las medidas de la humedad del suelo y su capacidad de retención de agua (CRAD) no han demostrado diferencias consistentes entre los tratamientos.
Después de 14 años de ensayo se comprobó que la ausencia o reducción de las labores habían modificado algunas propiedades de la superficie del suelo. Las parcelas en NL acumularon una cantidad de SOC, de SN, de P y de K significativamente mayor en la superficie que las parcelas que habían sido labradas cada año. Este aumento en la materia orgánica en NL se atribuyó a una disminución en la mineralización. Sin embargo, al cuantificar la cantidad de carbono (SOC en Mg ha-1) almacenada en los 30 cm del perfil, no se detectaron diferencias significativas entre los tratamientos.
Las propiedades del suelo como la fracción POM, el PMN, el C-MB, el WSA se vieron significativamente influenciadas por los tratamientos. Las parcelas en NL, además de más materia orgánica, presentaron mayor cantidad de POM, más PMN, más C-MB y una mayor estabilidad estructural que las parcelas en laboreo tradicional. Tras realizar un análisis estadístico discriminante, estos parámetros resultaron ser buenos indicadores de cambios en el sistema de manejo y por lo tanto se proponen como parámetros a incorporar en cualquier conjunto mínimo de datos para la evaluación de la calidad del suelo en condiciones semiáridas.
La reducción de la intensidad de las labores por lo tanto mejoró la calidad del suelo y permitió además mantener las producciones, reducir los costes y desarrollar sistemas de manejo más sostenibles en zonas semiáridas.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados