En un contexto tan amplio como el cine fantástico y de terror es natural encontrar innumerables muestras explícitas relativas a la representación genérica del mal. No obstante, si conseguimos abstraernos de la tradicional supremacía concedida a la imagen y atendemos debidamente otros componentes esenciales como la banda sonora, se abre frente a nosotros un extenso campo de recursos reiteradamente utilizado en el medio audiovisual y, sin embargo, apenas visitado por la crítica. El sonido ejerce su capacidad de remitir a una impresión de lo siniestro de manera inequívoca y en gradación múltiple, participando de los principios de esta categoría estética. Tal función la consigue tanto en conjunción con la imagen, actuando en forma de valor añadido, como a través de una intervención independiente. Los recursos se extienden desde las combinaciones tonales y el uso de la disonancia en la música hasta la elección en la instrumentación, la voz, la generación artificial de sonidos y la alteración de los mismos, pasando por el aprovechamiento del fuera de campo, el contraste, el uso anempático o una excepcional utilización del ruido y el silencio, entre otros aspectos.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados