La obra narrativa y la reflesión semiótica de Umberto Eco mantienen una red de intercambios teóricos desde El nombre de la rosa hasta su más reciente obra Baudolino, y desde Obra abierta hasta Kant y el ornitorrinco.
En los textos orientados a la definición y al campo de aplicación de la disciplina se dibuja la figura de un sujeto de la semiosis cuyo perfil, trazado a partir de la semiótica de Charles Sanders Peirce, se proyecta sobre la ficción. Lo que hemos denominado como sujeto semiótico se entrelaza con el sujeto de la ficción, definido a partir de las figuras actorales y narrativas construídas en las novelas.
Además de delimitar el campo de los modos de producción sígnica adscrivibles al movimiento de los personajes novelescos y sus respectivos mundos de ficción el trabajo focaliza su atención sobre la construcción y representación del espacio. En la obra novelesca de Eco los espacios arquitectónicos o paisajísticos, los ambientes y los objetos poseen una particular relevancia y significación. Desde la abadía benedictina de El nombre de la rosa hasta el Conservatorio de Artes y oficios ylos espacios subterráneos de El péndulo de Focault o los espacios imaginarios y cartográficos de Baudolino, las novelas nos colocan frente a sujetos ficcionales que haciendo continuamente uso de la semiosis ilimitada (bien sea bajo la vertiente hermética y del misrdeading o de la semiosis abductiva) se localizan en espacios paradójicos y contradictorios, similares a la figura retórica del oxymoron: espacios, como el Daphne o garita del Conservatoire de París, que encierran y limitan físicamente el personaje pero que al mismo tiempo permiten el uso de la memoria yla abducción para reconstruir los eventos y narar las historias.
Espacios-neblina, lugares elevados y panorámicos, pasadizos y conductos secretos, espacios laberinto donde el sujeto ejerce el poder de la abducción y la metáfora. Espacios de viaje y de tr
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