La fuerza alcanzada en el año 2000, en México, por el poder legislativo en las elecciones presidenciales y legislativas nacionales, provocada por la derrota del partido hegemónico, el partido revolucionario institucional, que duro más de setenta años en el poder (el PRI dominando los tres poderes federales durante ese tiempo), sumada a la influencia neoliberal del país vecino, Estado Unidos de América, incito un cambio en la forma de pensar y actuar de los legislativos mexicanos.
En este cambio político se presenta una falta de madurez y de conocimiento de cómo proceder en la nueva etapa parlamentaria, siendo necesario fomentar la creación de un marco jurídico tanto en materia electoral como en materia legislativa, en el que se explique de manera clara y concisa el trabajo y la forma de interactuar de los congresistas frente a los acontecimientos políticos y jurídicos que se les presenten con el fin de que no interpongan intereses electorales económicos, o personales y que tentan claro que el interés primordial es el interés de la nación y de la democracia.
Es indispensable que siempre esté por encima del mandato imperativo, el mandato representativo y que siempre estén por encima de los intereses económicos los intereses sociales.
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