El mantenimiento de la homeostasis del organismo a través del correcto funcionamiento de los sistemas reguladores (los sistemas nervioso, inmunitario y endocrino) es un proceso muy complejo y heterogéneo en el que intervienen una gran cantidad de factores. El envejecimiento conlleva un deterioro progresivo del organismo asociado con cambios morfológicos y funcionales de los componentes tanto celulares como extracelulares, y que repercute de forma evidente en el deterioro de los sistemas regulado res y, consecuentemente, en la pérdida de la capacidad homeostática del organismo.
En las últimas décadas, los países desarrollados han experimentado una importante mejoría en las condiciones higiénico-sanitarias y nutricionales, que han conducido a una mejor calidad de vida y a un aumento significativo de la esperanza de vida media de la población. Sin embargo, el momento en el que las mujeres se enfrentan al mayor cambio hormonal relacionado con el proceso de envejecimiento f isiológico, es decir, la menopausia, permanece más o menos constante alrededor los 50 años. Por esta razón, muchas mujeres vivirán aproximadamente un tercio de sus vidas en un estado post-menopáusico y, puesto que los estrógenos juegan un papel regul ador esencial en muchos órganos y sistemas, el rápido descenso circulante asociado a la etapa post-menopáusica tiene como consecuencia la afectación de muchas funciones, y por tanto hace que estas mujeres vean alterada su homeostasis y sean mucho más propensas a experimentar ciertas situaciones de enfermedad.
En la actualidad el sistema inmunitario está siendo ampliamente estudiado en relación con el envejecimiento, ya que se ha visto que constituye un importante marcador de salud, de edad biológica y, consecuentemente, de longevidad del individuo. Sin embargo, existe aún mucha controversia acerca de cuáles son los parámetros inmunitarios que se ven afectados por el proceso de envejecimiento y en qué sentido se ven modificados por éste.
Además, muchos investigadores han realizado estudios sobre la función inmunitaria en hembras y en machos, y han encontrado diferencias de género tanto en la respuesta inmunitaria humoral como celular, lo que se atribuye posiblemente a la acción de l as hormonas sexuales. Así, parece ser que los estrógenos son los responsables de que la respuesta inmunitaria en hembras sea más vigorosa que la de los machos, y la pérdida de estas hormonas, como sucede en la menopausia humana y tras la ovariectomía...
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