INTRODUCCIÓN La prevalencia de nódulos tiroideos es elevada, un bajo porcentaje de ellos serán malignos. Además, el cáncer tiroideo tiene un excelente pronóstico y una evolución favorable en la mayor parte de los casos.
El problema real radica en que determinar cuales de los nódulos objetivados por las técnicas de imagen como la ecografía tiroidea requieren de intervención diagnóstica y terapéutica, dado que la mayor parte de los nódulos detectados carecerán de relevancia clínica. Por lo tanto, nos encontramos ante una situación en la que es primordial establecer estrategias adecuadas para realizar un diagnóstico adecuado de malignidad y de este modo evitar intervenciones diagnósticas y quirúrgicas innecesarias para los pacientes.
MATERIAL Y MÉTODOS Se definió un estudio para el estudio de las variables predictoras de cáncer de tiroides. Para ello se diseñó un estudio retrospectivo en el que se incluyeron a pacientes de un hospital universitario a los que se les había realizado una tiroidectomía total o lobectomía entre los años 2000 y 2010 y al menos una PAAF tiroidea preoperatoria.
En segundo lugar, se definió un estudio para determinar las variables predictoras de dosis sustitutiva de hormona tiroidea. Para ello se elaboró un estudio transversal en el que se incluyeron a todos aquellos pacientes a los que se les había realizado una tiroidectomía total por enfermedad tiroidea no maligna y se encontraban en dosis sustitutiva de hormona tiroidea adecuada, establecido por los valores de TSH.
RESULTADOS Y CONCLUSIONES 1. La PAAF es la herramienta predictiva más potente del riesgo de malignidad. En nuestro estudio la prevalencia de PAAF no diagnóstica fue adecuada pero fue excesivo el porcentaje de PAAF categorizadas como lesión folicular.
2. En el resultado de la PAAF con lesión AUS/FLUS o neoplasia folicular, los riesgos de malignidad en nuestra serie fueron respectivamente del 15,6 y 33,3%, mientras que en la PAAF no diagnóstica fue del 12,5%. Estos datos son semejantes a lo descrito en la literatura. Sería útil poder disponer de herramientas en estos escenarios que perfilasen mejor el riesgo real de malignidad.
3. La normas de decisión para intervenir basadas exclusivamente en la PAAF pueden ajustarse con el objetivo de mejorar la sensibilidad o la especificidad. La máxima sensibilidad se obtiene interviniendo las PAAF no diagnósticas y aquellas con resultados de lesión folicular, neoplasia folicular y sugerente de malignidad.
4. Las cifras de TSH por encima de la mediana en nuestro estudio incrementaban significativamente el riesgo de malignidad. Este efecto no era mediado por la presencia de enfermedad tiroidea autoinmune.
5. La información de la TSH, añadida al resultado de la PAAF, mejoraba la capacidad discriminante sobre el riesgo de malignidad evaluado tanto por curvas ROC como por IDI. La TSH podría usarse como un elemento adicional de apoyo, junto con el resto de los datos clínicos, ecográficos y citológicos, en la toma de decisión de realizar una intervención quirúrgica.
6. En pacientes tiroidectomizados es posible mejorar el ajuste inicial de la dosis de hormona tiroidea mediante una fórmula que tenga en cuenta la edad y el peso corporal.
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