Introducción: El cáncer de piel es el más frecuente del ser humano, si bien aproximadamente el 70% de los casos serían evitables mediante una correcta protección solar. Los profesionales sanitarios de atención primaria se encuentran en una situación privilegiada para realizar actividades de prevención del cáncer de piel a la población. El objetivo principal de este estudio fue valorar los conocimientos, hábitos y acciones de los profesionales sanitarios en la prevención del cáncer de piel.
Material y métodos: Estudio descriptivo transversal mediante encuestas enviadas a todos los profesionales (médicos de familia, pediatras, diplomados de enfermería de adultos y pediatría) de Barcelona, Huesca y provincia de Huesca. Se registraron variables demográficas, hábitos personales y profesionales, conceptos de prevención del cáncer de piel transmitidos a los residentes.
Resultados: Casi la mitad de los profesionales utiliza cremas fotoprotectoras en exposiciones intencionadas (playa y piscina) con IPS entre 15 y 30. A la mayoría les agrada estar bronceados y no se hacen autoexploraciones. La mayoría ofrecen consejos de prevención primaria, mientras que el cribado del cáncer entre los pacientes de mayor riesgo es mucho más escaso. Las razones para no hacerlo son sobre todo la falta de conocimientos y de tiempo. El consejo fotoprotector más frecuente es la aplicación de cremas fotoprotectoras. El cáncer de piel se previene en las consultas con menos frecuencia que otras patologías. La mayoría no han recibido formación en prevención del cáncer de piel, y los que lo han hecho han asistido a cursos de menos de 5 horas; estos profesionales formados previenen más. La mayoría se sienten inseguros en el diagnóstico cuando valoran un tumor de la piel.
Algo más de la mitad de los tutores forman a sus residentes en prevención del cáncer de piel, fundamentalmente se hace formación en prevención primaria.
Conclusiones: Los hábitos personales y las actitudes de los profesionales frente al sol son similares a los de la población general y mejorables. Deben mejorarse los conocimientos y la práctica de actividades de prevención en las consultas, sobre todo el cribado de pacientes de alto riesgo, para lo que serían recomendables cursos de corta duración.
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