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Resumen de Aterosclerosis subclínica medida mediante el grosor íntima-media carotideo en hiperlipemias primarias

Estíbaliz Jarauta

  • La aterosclerosis es la principal causa de enfermedad arterial. Además de factores de riesgo bien conocidos como hipertensión arterial, diabetes mellitus, consumo de tabaco, dislipemias, obesidad, dieta, existen otros no conocidos que influyen en el desarrollo de la enfermedad. Las herramientas de las que se dispone en la actualidad resultan insuficientes para predecir la incidencia de enfermedad cardiovascular (ECV), por ello en los últimos años se han desarrollado nuevas técnicas de imagen capaces de diagnosticar la lesión aterosclerótica en fases iniciales y previamente al desarrollo de enfermedad clínica. En este sentido la medición del grosor íntima-media de arteria carótida (GIMc) ha demostrado ser una herramienta eficaz para detectar lesiones ateroscleróticas desde estadios muy iniciales hasta fases más avanzadas además de correlacionarse con los principales factores de riesgo cardiovasculares conocidos. En varios estudios poblacionales a gran escala realizados recientemente ha demostrado ser un factor de riesgo independiente de ECV.

    Existen dislipemias genéticas de alta prevalencia en la población general como hipercolesterolemia familiar (heHF) e hiperlipemia familiar combinada (HFC) asociadas con alta prevalencia de ECV que además ocurren en edades tempranas.

    El estudio del GIMc en estos sujetos puede ser una herramienta eficaz para detectar a aquellos pacientes con mayor probabilidad de desarrollar ECV en los que un tratamiento farmacológico más agresivo pueda disminuir el riesgo cardiovascular.

    Dentro de la población heHF existe gran heterogeneidad en la incidencia de ECV. La presencia de xantomas tendinosos (XT) en la exploración física ha demostrado ser un marcador de riesgo independiente de ECV pero se desconoce si existe alguna relación entre el el tamaño del tendón de Aquiles medido mediante ultrasonografía y el GIMc.

    Los objetivos de este estudio fueron: Primero- comparar los valores de GIMc entre sujetos control, heHF e HFC de nuestra población como método de comparación de aterosclerosis e indirectamente el riesgo cardiovascular, así como determinar los principales factores determinantes en el desarrollo de aterosclerosis en cada grupo.

    Segundo- en relación con el punto anterior, describir los valores del GIMc en población de nuestro entorno sin factores de riesgo cardiovascular, ni historia de ECV, según edad y sexo que sirvan como referencia para definir el GIMc en sujetos de muy bajo riesgo.

    Tercero- evaluar la relación entre el grosor del tendón de Aquiles medido mediante ultrasonografía y el GIMc así como la de ambos con la prevalencia de ECV en sujetos heHF.

    Para realizar estos objetivos se estudió una población de 432 sujetos con diagnóstico clínico de heHF, 170 con diagnóstico de HFC y 213 controles, todos ellos entre 20 y 80 años. Dentro de los sujetos heHF se incluyeron 217 con diagnóstico genético de heHF mientras que en los 215 restantes no se logró detectar un defecto genético causante de hipocolesterolemia si bien en todos ellos existía un patrón familiar similar de hipercolesterolemia y ECV. Además de la historia clínica, los antecedentes familiares y personales de ECV y la exploración física con especial detenimiento en las variables antropométricas y en la existencia de signos sugestivos de dislipemia genética, se obtuvieron los valores basales de glucosa y el perfil lipídico. Durante la misma visita se realizó una ecografía de ambas arterias carótidas y del diámetro anteroposterior del tendón de Aquiles (TA) de todos los participantes. Los valores de las variables de cada sujeto participante se incluyeron en una única base de datos que posteriormente se utilizó para el análisis estadístico de los mismos.

    En cuanto a los resultados obtenidos el GIMc fue mayor en sujetos con dislipemia respecto a los sujetos control en todas las edades mientras que los valores obtenidos en el grupo de HFC fueron mayores que en aquellos con heHF, incluso tras ajustar los datos por edad y sexo. Al compara los resultados por grupos de edad, la diferencias entre el GIMc de heHF e HFC se hicieron más evidentes a partir de la cuarta década de vida. Con respecto a los factores predictivos del GIMc la edad y el sexo fueron los más relacionados con el GIMc en los tres grupos seguidos por el colesterol no HDL en el grupo heHF y la presión arterial sistólica y el tabaco en el grupo de HFC. La determinación de lipopartículas por resonancia magnética nuclear no añadió mayor valor predictivo al modelo de regresión si bien los sujetos con HFC presentaron mayor número de partículas VLDL respecto al resto de grupos y similar número de partículas LDL y HDL que en sujetos heHF si bien en el primer caso se trataba de partículas más pequeñas mientras que entre las HDL predominaron las de tamaño intermedio.

    Al realizar este mismo análisis es sujetos sin factores de riesgo cardiovascular, con baja tasa de consumo de tabaco y sin historia de ECV, los principales factores determinantes del GIMc fueron también edad, sexo masculino seguidos de presión arterial sistólica y colesterol LDL sin que existiera ningún valor umbral a partir del cual apareciera dicho efecto.

    Por último se observó una relación positiva entre el grosor del TA determinado mediante ecografía y el GIMc en sujetos con diagnóstico genético de heHF estableciéndose el grosor de dicho tendón como una factor de riesgo independiente del GIMc en estos pacientes. El grosor de la pared arterial aumentó progresivamente siendo menor en aquellos sujetos en los que no se detectó xantoma tendinoso (XT) ni en la exploración física ni en la ecografía seguidos por aquellos en los que se detectó únicamente mediante ecografía pero no en la exploración física y alcanzando el valor máximo en aquellos con mayor grosor del TA en la ecografía los cuales se correspondieron con aquellos en los que se detectó XT en la exploración física.

    A partir de estos resultados se han obtenido las siguientes conclusiones: Primera- el grado de aterosclerosis determinado mediante el GIMc fue mayor en sujetos con heFH e HFC respecto al grupo control. Los sujetos con HFC mostraron mayor progresión global del GIMc, principalmente a partir de la cuarta década de la vida. Los resultados obtenidos destacan la importancia en el desarrollo de aterosclerosis de los factores de riesgo no asociados con el perfil lipídico, especialmente en sujetos con HFC. Estos resultados evidencian el alto grado de arterosclerosis así como el alto riesgo cardiovascular, tanto en heHF como en HFC.

    El estudio del perfil lipoproteico mediante resonancia magnética demostró diferencias en las concentraciones de lipopartículas en sujetos con heHF HFC y normolipémicos si bien ninguna de estas variables demostró mejorar el modelo predictivo de ECV obtenido con los factores de riesgo clásicos.

    Segunda-En sujetos sin historia previa de ECV, factores de riesgo cardiovasculares clásicos ni historia familiar de ECV precoz, el límite superior de normalidad de los valores medios del GIMc entre 20 y 79 años se encuentran entre 0,59 y 0,95 mm en varones y 0,52 y 0,93 mm en mujeres. El límite superior de la media de los valores máximos (percentil 75) osciló entre 0,81 y 1,11 mm en varones y 0,66 y 1,13 mm en mujeres. La edad y el sexo resultaron ser los principales factores asociados con el engrosamiento de la pared arterial. Los varones presentaron mayor engrosamiento de la pared hasta le sexta década de vida, haciéndose los valores muy similares a partir de ese momento. Otras variables predictoras del GIMc en esta población fueron presión arterial sistólica y cLDL. El modelo demuestra una capacidad de predicción del 67% del valor del GIMc.

    Tercera- el diámetro anteroposterior del TA medido mediante ecografía está relacionado de forma directa con el grado de aterosclerosis en sujetos con heHF. Dicho engrosamiento fue mayor en aquel grupo de sujetos en los que se detectó XT mediante palpación. La exploración del TA mediante ecografía nos permite detectar un subgrupo de pacientes con un riesgo cardiovascular intermedio en aquellos en los que se diagnosticó un engrosamiento anómalo del TA únicamente mediante ecografía. La medición del tamaño del TA mediante ecografía mejora la estratificación del riesgo cardiovascular en sujetos con heHF.


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