INTRODUCCIÓN Los anticuerpos antifosfolípido convencionales, IgG e IgM anticardiolipina y el anticoagulante lúpico, ppresentan una tasa de resultados falsos positivos para el diagnóstico del síndrome antifosfolípido.
OBJETIVOS Evaluar las características operacionales de los anticuerpos anti-beta2-glicoproteina I y antiprotrombina para el diagnóstico del síndrome antifosfolípido. Determinar la existencia de asociaciones estadísticamente significativas de estos anticuerpos con los anticuerpos antifosfolípido convencionales y con las manifestaciones clínicas del síndrome. Determinar la estrategia diagnóstica más adecuada en pacientes con sospecha de síndrome antifosfolípido.
MATERIAL Y MÉTODOS Se estudiaron pacientes con sospecha de síndrome antifosfolípido o con diagnósticos previos del síndrome o de lupus eritematoso sistémico, enviados a las consultas externas de Medicina Internal del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza durante el año 1999. A cada paciente se le realizaron determinaciones de IgG e IgM anticardiolipinina, del anticoagulante lúpico y de IgG e IgM anti-beta2-glicoproteina I y antiprotrombina. Para el diagnóstico del síndrome antifosfolípido se consideraron los criterios diangósticos de Harris de 1987, los criterios de Consenso Internacional para la clasificación del síndrome antifosfolípido definido de 1999 y el diagnóstico clínico según evaluación por un panel de expertos. Para las 3 posibilidades diagnósticas y para cada autoanticuerpo, se calcularon la sensibilidad y especificidad, con sus intervalos de confianza al 95% y sus índices kappa ponderados, los valores predictivos positivos y negativo, los cocientes de probabilidad positivo y negativa y la precisión de cada anticuerpo. Las asociaciones estadísticas se estudiaron mediante el test de Chi2 para relación entre variables cualitativas (o test de Fisher si había casos insuficientes) y mediante el test
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