En los últimos tiempos se habla con cierta frecuencia de los aspectos estratégicos que las empresas ponen en marcha con el fin de eliminar al máximo la incertidumbre y las "sorpresas" no deseadas. El entorno en el que se debaten las empresas y la exigencia de ajustar sus recursos a sus necesidades reales hace que se adopten aspectos de dirección diferentes a las seguidas en épocas anteriores.
Los aspectos "tangibles" siguen siendo importantes, pero no menos que los considerados hasta ahora como "intangibles". Todo suma en la consecución de objetivos y, sin embargo, estos últimos aspectos no han sido tratados con rigor. El Cuadro de Mando Integral (CMI) creado por Robert S. Kaplan y David P. Norton es un instrumento de gestión que une los indicadores financieros de control tradicionales con los objetivos estratégicos no financieros: clientes, procesos e infraestructuras. La estrategia y el trabajo diario de las personas de la empresa quedan ligados de tal forma que cada movimiento suma hacia la consecución de la estrategia. Una vez definida la estrategia y su implantación está ampliamente desarrollada, son muchos factores los que se convierten en oportunidades de mejora para la organización. Muchas empresas poseedoras de estrategias exitosas a priori fracasan a trasladarla a la operativa diaria ya que las personas no saben como aportan con su trabajo a la consecución de los objetivos.
Nuestro trabajo se basa en el desarrollo de un modelo para la mejora continua de la implantación de la estrategia a la operativa diaria. Para ello trasladamos la técnica del Kaizen (mejora continua) en su vertiente teian (propuesta de los empleados) al Cuadro de Mando Integral. Proponemos dos posibilidades para la implantación: una primera dentro del propio CMI, a la que denominamos "solución interna", y una segunda como un apéndice externo al CMI, denominada "solución paralela". Con ello generamos un cauce formalizado de ideas, potenciale
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