Esta tesis doctoral es el resultado de una investigación antropológica en la que se abordan cuestiones relativas a distintos ámbitos de la vida social y cultural (espiritualidad, rituales, usos de psicoactivos, políticas públicas, etc.) que se encuentran imbricados entre sí a partir de un hecho principal incuestionable, a saber: hay personas y grupos que usan “drogas”. Esta realidad no debe ser considerada de forma homogénea ya que los usos de psicoactivos también son muestra de diversidad cultural, por lo que en las distintas formas de relacionarse con dichas sustancias encontramos diversidad de posibilidades en lo relativo a contextos, motivaciones, expectativas y prácticas diferentes que las sustentan, así como argumentos o explicaciones para dotarlas de sentido. Como parte de tal pluralidad, encontramos que uno de los ámbitos claves que inciden transversalmente en los usos que se dan en contextos occidentalizados surge de la definición que se hace de dichas sustancias desde el plano legal-normativo, como elementos no permitidos, así como desde el sistema moral dominante a través de la consideración mayoritaria de la existencia de una esencia contaminante y dañina inherente a tales sustancias, esto es, de la existencia de un tabú en lo que refiere a la relación con las mismas. Esta consideración mayoritaria es ajena al sostenimiento de una mirada cultural en el análisis de los usos de psicoactivos, constituyendo un sistema estigmatizante y punitivo tanto en sus discursos como en sus prácticas que conforman lo que denominamos “el discurso hegemónico sobre la droga”.
No obstante, paralelamente se desarrollan otros muchos planteamientos que son contrarios al modelo dominante, es decir, no reproducen las ideas negativas y estigmatizantes que lo caracterizan e incorporan las relaciones con los psicoactivos a una forma concreta de ver, entender y estar en el mundo. De esta manera existen grupos e individuos para los que la presencia y/o el uso de estas sustancias forma parte de sus ethos, y que por lo tanto sostienen prácticas e ideas que podemos entender como discursos contrahegemónicos. De esta manera, este texto se aproxima a la forma en la que los psicoactivos son entendidos y definidos, y a los usos que de ello se derivan, en el interior de un movimiento cultural glocalizado asociado a las nuevas formas de espiritualidad que se desarrolla de la mano de un tipo específico de música electrónica, el Psytrance. La aproximación a este grupo se plantea en tres contextos diferenciados en los que el movimiento está presente: México, Portugal y España (Andalucía).
Así, independientemente de los aspectos compartidos por todos los participantes de este movimiento, como puede ser el de la incorporación del uso de sustancias en sus acciones rituales, y de las especificidades fruto de las particularidades de cada contexto en el que se inserta y desarrolla, abordadas aquí a partir de los datos obtenidos en la etnografía realizada en México, Portugal y España (Andalucía); además de la cuestión concreta de los psicoactivos resulta clave una aproximación a los elementos compartidos que articulan a dicho movimiento y que permiten que pese a la existencia de particularidades podamos hablar de la existencia y pertenencia a un movimiento común. En este sentido, el texto se aproxima a aspectos comunes clave para la comprensión de este hecho que se derivan de las especificas condiciones de existencia en las sociedades occidentalizadas actuales y de una determinada manera de interpretarlas y desarrollarlas, tales como el de la eclosión de un gran número de nuevas formas de espiritualidad, el papel de las herramientas tecnológicas en las ideas y prácticas que se ponen en juego y su hibridación con el ser humano, o la importancia de la música electrónica como símbolo, como lenguaje universal y como herramienta ritual.
En última instancia, con objeto de hacer antropología útil, en el sentido de dotar de aplicabilidad a los datos extraídos a lo largo de la investigación, la investigación se centra en el impacto que el discurso hegemónico tiene sobre la forma específica en la que los psicoactivos son entendidos en el interior del movimiento psytrance como parte de la pluralidad de posibilidades existentes, poniendo especial interés en la relación de las políticas públicas sobre “drogas” con el ámbito de los derechos humanos y los derechos culturales de los usuarios de estas sustancias como punto de partida para el desarrollo de planteamientos legislativos no criminalizadores, inclusivos y consecuentes con la existencia de diversidad cultural.
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