Este trabajo de investigación es un intento de esclarecimiento del concepto de donación en el marco de la fenomenología hermenéutica de Martin Heidegger. Intentamos demostrar como solo una interpretación de la donación como indicación formal puede dar cuenta plenamente de las tensiones que se ejercen en la fenomenología en la medida en que esta pretende volver a las cosas mismas haciéndose cargo de su propia situación hermenéutica. Hablar de donación como intuición formal implica además la transformación del método de la filosofía: esta última se configura como una praxis de nuevo tipo en la que la representación expresiva de los fenómenos va acompañada siempre de una destrucción de las formalizaciones que cada actividad representativa implica. Hablamos por tanto de teoría ejecutiva del significado y de práctica del saber filosófico.
La primera parte de nuestra investigación analiza la donación en aquellos autores que más directamente influyeron la reflexión heideggeriana: el realismo crítico de Oswald Külpe (cap. 2) y la filosofía transcendental de los valores de Heinrich Rickert (cap. 3). Tras estas dos críticas hemos presentado el problema de la donación en el pensamiento de Emil Lask (cap. 4), autor que fue determinante para Heidegger. El autor que, sin embargo, supuso para Heidegger el punto de inflexión para su transformación hermenéutica de la fenomenología fue Paul Natorp (cap. 5). Sus críticas a la donación fenomenológica de Husserl (cap. 6-7) obligaron al joven Heidegger a reelaborar metodológicamente la intuición fenomenológica y la conceptualidad con la que la donación tenía que ser llevada a manifestación (cap. 8).
En la parte central de nuestra investigación hemos aclarado los dispositivos metodológicos que reflejan el nuevo planteamiento hermenéutico de la filosofía heideggeriana. En primer lugar hemos descrito la destrucción fenomenológica como la vía obligada que permite al fenomenólogo acceder a la donación (cap. 9): como la epoché husserliana, también la destrucción heideggeriana es aquello que permite penetrar en el horizonte de la manifestación propiamente fenomenológica. Sin embargo, mientras el dispositivo de Husserl tenía la pretensión de poner entre paréntesis los prejuicios de la actitud natural y de sus derivados, la destrucción de Heidegger tiene la finalidad de borrar las huellas que la representación conceptual asigna a la donación. El origen de esta mediación que impide al filósofo un acceso directo al dato son su esencial historicidad y el lenguaje (cap. 10). En virtud de la destrucción de estas construcciones teoréticas, hemos analizado cómo Heidegger reconduce las diferentes actitudes ¿incluso la propia actitud filosófica¿ a su origen fáctico pre-teorético (cap. 11).
En virtud de los resultados alcanzados hemos explicado el dispositivo de la indicación formal y su funcionamiento (cap. 12) y cómo ésta supone una transformación de la teoría del significado orientada a la prioridad del momento ejecutivo del comprender (cap. 13). Gracias a la indicación formal y a la intuición hermenéutica es posible comprender auténticamente la vida fáctica, una comprensión que Heidegger desarrolla por medio del análisis de las cartas de san Pablo y de las Confesiones de Agustín de Hipona (cap. 14). Finalmente hemos desarrollado la interpretación de la donación como indicación formal (cap. 15).
En el último párrafo de nuestra investigación hemos querido medirnos al pensamiento de Jean-Luc Marion (cap. 16). Su fenomenología plantea la donación como el eje fundamental alrededor del que pivota todo análisis. Es por tanto inevitable un diálogo crítico con su fenomenología y con la interpretación que ofrece de la donación en Heidegger.
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