Los pequeños glaciares de montaña (< 0,5 km2) son cuerpos de hielo que suman más del 80 % del número total de glaciares existentes en el mundo. La investigación glaciar alpina se ha centrado tradicionalmente en glaciares de montaña y valle de tamaños medios y grandes y los datos empíricos y estudios enfocados en pequeños glaciares de montaña son poco abundantes. Estos glaciares son de gran importancia ya que tienen impactos en la hidrología de cuencas, afectan en la transformación de los paisajes de montaña, influyen en la disponibilidad de nieve en estaciones ligadas a ellos, generan riesgos naturales y constituyen archivos climáticos de gran importancia. Los pequeños glaciares de montaña muestran además una gran variabilidad en su dinámica morfogenética y glacial, pudiendo ser sensibles geo-indicadores de los cambios ambientales, o desvincularse, en sus fases de degradación final, de la tendencia climática al verse afectados por factores topoclimáticos.A pesar del aumento de estudios sobre los glaciares pirenaicos, existe una falta de datos cuantitativos sobre la evolución reciente de los mismos. Los contrastes en la variabilidad climática reciente y la evolución glaciar demuestran que existe un notable desconocimiento sobre las causas específicas delmarcado retroceso glaciar en las últimas décadas y su relación con las distintas variables climáticas y la influencia de los factores topoclimáticos. Se ha realizado un estudio mediante un enfoque integrado utilizando mediciones in-situ, teledetección y cálculo de parámetros climáticos y topoclimáticos con el objetivo de (1) cuantificar la evolución reciente de los glaciares de los Pirineos, (2) comprender la respuesta glaciar a la variabilidad climática y la incidencia de los distintos factores topoclimáticos y (3) evaluar el potencial y limitaciones del uso de Laser Scanner Terrestre (TLS), GPS Diferencial (DGPS), teledetección y GPR (Ground Penetrating Radar) para derivar cambios en la altimetría de superficie, área glaciar y espesores de pequeños glaciares de montaña.Los glaciares de los Pirineos han experimentado una aceleración en la pérdida de superficie desde los años 80 a la actualidad, pasando de 39 a 19 glaciares en 30 años. El retroceso glaciar posterior a los años 80 ha doblado el ritmo y las tasas de cambio del siglo XX, pasando de -9,33 ha de pérdida anual entre 1850 a 1984 a pérdidas de -17,76 ha anuales para 1984-2016. En la actualidad los glaciares pirenaicos ocupan 242,06 ha, un 70 % menos que en 1984 (810 ha) y cuentan con espesores máximos de 45 m. Los cambios de volumen entre 2010 y 2014 para los glaciares de Maladeta, La Paul y Ossoue han sido -1,44; -0,09 y -1,17 m w.e a-1, obteniéndose una media de -1,01 m w.e. a-1, valor en líneas generales similar a la tendencia crecientemente negativa observada en los Alpes y los pequeños glaciares del sur de Europa.La Línea de Equilibrio glaciar (ELA) regional en los Pirineos ha pasado de situarse a 2810 m al final de la Pequeña Edad de Hielo (PEH) a 3079 ± 14 m en 2016, infiriendo un ascenso térmico de +1,61 ± 0,08 ºC. La aceleración en las perdidas de extensión y volumen desde los años 80 demuestra estar dirigida por el aumento mantenido de las temperaturas, en particular las estivales (+0,29 ºC / década). A una escala temporal menor y en periodos sub-decadales, se observa una mayor influencia de la variabilidad en las precipitaciones invernales. Los factores topoclimáticos que mayormente condicionan la respuesta glaciar a la variabilidad climática observada son la radiación solar, altitud media, distancia de la divisoria hacia el sur y el tamaño, generando una dinámica glaciar con una elevada heterogeneidad espacio-temporal: los glaciares aún por encima de la ELA regional y controlados climáticamente son sensibles geo-indicadores de los cambios climáticos actuales (especialmente en los cambios de volumen), mientras que la interpretación de la mayoría de los glaciares situados por debajo de la ELA regional, y mayormente controlados topoclimáticamente debe realizarse con cautela y teniendo en cuenta su potencial desvinculación con las tendencias térmicas y de precipitación a corto y medio plazo.Realizando una proyección del aumento de las ELAs, y de mantenerse las tasas negativas en la altimetría de superficie y extensión observadas, el conjunto de los glaciares de los Pirineos podría desaparecer a mediados del siglo XXI. La supervivencia de los glaciares de los Pirineos actuales está por lo tanto condicionada a corto plazo por la variabilidad climática interanual y la incidencia de los factores topoclimáticos y locales señalados, permitiendo la persistencia de aparatos glaciares por debajo de la ELA regional y en relativo equilibrio topoclimático. A largo plazo, la tendencia climática y en especial el aumento de las temperaturas determinará la velocidad de degradación de algunos de los glaciares más meridionales de Europa y su transición hacia heleros sin movimiento interno o hasta su completa desaparición. La aplicación de TLS y GPR ha sido en general muy satisfactoria en este tipo de glaciares mientras que se han detectado limitaciones en el uso de DGPS como técnica de monitorización de respuesta glaciar en periodos subdecadales. Finalmente, se constata la importancia de mantener los programas de monitorización criosférica en el tiempo, aunando metodologías, técnicas y criterios para de esta manera mejorar la comprensión sobre la respuesta de los glaciares, permafrost, nieve y cuevas heladas en los Pirineos en el actual contexto del cambio global.
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