Una frontera oblidada. Atacs i desembarcaments de corsaris nordafricans a catalunya, valencia i balears 1571-1650

• Autores: Santiago Colomar Ferrer
• Directores de la Tesis: Ernest Belenguer Cebrià (dir. tes.)
• Lectura: En la Universitat de Barcelona ( España ) en 2016
• Idioma: español
• Tribunal Calificador de la Tesis: Antonio Espino López (presid.), Agustí Alcoberro i Pericay (secret.), Miguel José Deyá Bauzá (voc.)
• Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Sociedad y Cultura: Historia, Antropología, Arte y Patrimonio por la Universidad de Barcelona
• Materias:
  • Historia
    • Historia por épocas
      • Historia moderna
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• Resumen

  • A finales del siglo XVI, el Mediterráneo se convirtió en una frontera políticamente olvidada. Los problemas del imperio Turco, las dificultades financieras de la Monarquía Hispánica, la situación en Flandes y las aspiraciones de Felipe II a la corona portuguesa propiciaron la firma de diversas treguas entre los dos imperios (1577- 1581). Este olvido político y los problemas económicos dejaron en un estado precario la defensa de Cataluña, Valencia y Baleares, provocando el retraso en la finalización de las obras de fortificación, la degradación de las guarniciones de soldados, y la falta de armas y municiones. Este hecho y la aparición de un corso berberisco cada vez más intenso, provocó una militarización de la sociedad civil en aquellos territorios, con diferentes intensidades según las zonas. Este fenómeno se intensificó en la primera mitad del siglo XVII; cuando el problema del bandolerismo se acentuó en Cataluña, Valencia y Baleares. En esta etapa de olvido político y precariedad defensiva, las torres se convirtieron en el elemento más importante para hacer frente a las nuevas formas de guerra corsaria, basadas en las incursiones a pequeña escala. Desgraciadamente, esta red de torres ofrecía garantías en el reino de Valencia y la defensa por mar era deficiente porque no siempre existieron flotas de vigilancia literal en Cataluña, Valencia y Baleares. Esta situación dej6 las costas de esos territorios •con pocas opciones ante el corso argelino, que culminó en la década de 1640. La Regencia de Argel se convirtió, a finales del siglo XVI, en una provincia periférica y autónoma del Imperio Turco, y esta situación le permitió operar muchas veces al margen de los tratados firmados por la corte del sultán. Entre 1571 y 1610, los corsarios berberiscos utilizaron sobre todo embarcaciones tradicionales y la práctica más habitual fueron las pequeñas incursiones. Entre 1610 y 1650, con la aparición de los barcos a vela, redondos y de alto bordo, aumentaron las capturas en alta mar, pero los musulmanes continuaron utilizando embarcaciones tradicionales, de manera que no desaparecieron las pequeñas razias por sorpresa. Los magrebíes ocasionaron numerosos daños a las poblaciones costeras porque, además de hacer cautivos, asaltaron y quemaron poblaciones, destruyeron cosechas, robaron y mataron rebaños, profanaron Iglesias, derribaron torres, atacaron barcas de• pesca, perjudicaron el comercio marítimo y cortaron comunicaciones por mar. El impacto humano y material de estos ataques corsarios empeoró la situación económica de las familias y poblaciones de la costa, esencialmente delicada en la primera mitad del siglo XVII.