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Resumen de Ontologías para la evaluación de impacto ambiental de las actividades humanas

Julián Garrido Sánchez

  • Existe un gran cantidad de legislación a nivel europeo, nacional y regional sobre la protección del medio ambiente. Un ejemplo es la directiva europea 2008/1/CE relativa a la prevención y al control integrados de la contaminación (IPPC). Otro claro ejemplo es la directiva 2004/35/CE en relación a la prevención y reparación de daños ambientales donde se define la responsabilidad ambiental. En dicha directiva, se destaca la necesidad de crear mercados e instrumentos de garantía financiera para poder hacer frente a las responsabilidades.

    Por otro lado, la directiva 2004/35/CE implica la necesidad de predecir el riesgo ambiental (ERA) de las actividades en funcionamiento. Por ejemplo las aseguradoras necesitan fijar los criterios para establecer su prima de riesgo mientras que las administraciones requieren mecanismos para decidir la tolerancia de una determinada área a ciertas actividades industriales, según la contaminación que conllevan. De igual forma, las administraciones también necesitan mecanismos de seguimiento y control de la evolución de las actividades.

    La EIA y la ERA son completamente diferentes en cuanto al concepto que las define pero muy similares en la práctica debido a que los elementos que se utilizan para realizar ambas evaluaciones son los mismos o parecidos en muchas ocasiones.

    Existe una gran variedad de metodologías de EIA en las que la terminología difiere dependiendo de quien la haya realizado. No solo porque se utilicen términos diferentes, sino porque utilizando el mismo término pueden llegar a referirse a conceptos diferentes. Este problema es tratado, en ciencias de la computación, con técnicas de representación de conocimiento.

    La solución adoptada para este problema consiste en la utilización de ontologías, que son representaciones explícitas de una conceptualización. Una ontología incluye en general, los conceptos relativos a un dominio específico, las relaciones existentes entre ellos y su definición axiomática. Otra de las razones de ser de una ontología es el hecho de que puede compartirse y utilizarse para establecer un ''vocabulario'' entre dos entidades diferentes. Por esta razón, las ontologías deben recoger formalizaciones consensuadas.

    En este sentido, el primer objetivo que se plantea es la creación de una ontología para la EIA que permita estructurar la terminología utilizada en la EIA. Se ha de realizar una recopilación de conceptos y términos mediante una labor de búsqueda y documentación basada principalmente en normas, legislación y bibliografía existente. También se incluyen las definiciones en lenguaje natural de los conceptos, que son de gran importancia porque uno de los objetivos de la ontología es que sea punto de referencia y consulta para la creación de metodologías de EIA. De este modo, consultando la ontología se podrá tener acceso a la información necesaria para poder elaborar una primera aproximación de forma rápida.

    Lógicamente, en la era actual de las teconologías de la información, se va a desarrollar una aplicación web donde la ontología puede ser consultada y donde se habilitan mecanismos para realizar sugerencias, críticas y comentarios sobre el contenido y la estructura de la ontología. La motivación de esta aplicación web es la de realizar una evaluación más profunda y obtener un mayor grado de consenso. Combinando esta tarea con la evaluación directa de expertos.

    La información contenida en la ontología es muy grande y la mayoría de las veces no se necesita completa porque la EIA únicamente se refiere a una actividad, a una metodología o incluso a parte de ellas.

    En este sentido, obtener parte de la ontología, en la línea de las llamadas ontologías breves, adquiere gran importancia. El uso cada vez más extendido de dispositivos remotos (móviles, PDAs, ...) también se agrega a este aspecto.

    Así, se considera también un objetivo el desarrollo de un método para obtener ontologías breves parecidas a partir de la ontología global de la EIA.

    En definitiva, la ontología puede ser utilizada como base de conocimiento de un sistema inteligente para la evaluación del impacto ambiental, y también del riesgo ambiental porque supone un lenguaje común y permite que la representación de toda la información y conocimiento, manejandose de forma coherente y con la misma estructura. Dicho sistema inteligente podrá utilizarse para la evaluación de diferentes actividades humanas si la ontología contiene el conocimiento necesario.

    De hecho, el tercer objetivo que se plantea es la creación de una metodología y una herramienta capaz de llevar a cabo la ERA en vertederos. Posteriormente, este objetivo evoluciona a uno más ambicioso mediante la generalización de la metodología y la herramienta para que sean capaces de realizar la ERA para cualquier actividad humana.

    La ERA para vertederos será planteada como una metodología que obtiene un índice de riesgo lingüístico y difuso para cada factor ambiental contemplado debido a la imprecisión y subjetividad de los datos que se manejan habitualmente en la EIA y la ERA.

    La generalización mencionada requiere básicamente la identificación de tres partes: a) el contexto o actividad que es evaluada, b) la parte que se mantiene invariante respecto a dicha actividad y c) la parte que depende de la actividad que se está evaluando.

    En definitiva, las tres aportaciones importantes que se desarrollan en la tesis son:

    - La creación de una ontología que modele y recoja la terminología de la EIA para facilitar la creación de metodologías.

    - El desarrollo y diseño de los procedimientos para la obtención de ontologías breves.

    - La elaboración de una metodología y herramienta que permita realizar la ERA de cualquier actividad.


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