La vía de IL-12/IFN-γ es un eje principal para la respuesta inmunitaria frente a patógenos intracelulares, especialmente frente a patógenos intramacrofágicos como la Leishmania o las micobacterias. Alteraciones en este eje, ya sean congénitas (causando la inmunodeficiencia primaria llamada Mendelian Susceptibility to Mycobacterial Disease, MSMD) o adquiridas (como el tratamiento con fármacos biológicos anti-TNF-a) generan susceptibilidad a este tipo de gérmenes. Se conoce que la MSMD genera susceptibilidad a micobacterias no patogénicas, salmonella y cándidas básicamente. Por otro lado, se han observado mutaciones en los genes afectados en pacientes con tuberculosis severa e infecciones por Leishmania. Por otro lado, se describió la muerte de un neonato expuesto a anti-TNF-α durante el embarazo tras la administración de BCG al nacimiento. el efecto conocido de los fármacos anti-TNF-α en la reactivación de la tuberculosis en adultos es conocido, así como su papel en la maduración de la población de linfocitos B.
Con esto, hipotetizamos que los pacientes con infecciones severas por Mycobacterium tuberculosis o Leishmania visceral tienen una afectación de la vía de IL-12/IFN-γ causando una susceptibilidad aumentada a patógenos intracelulares y que la exposición a fármacos anti-TNF-α durante el embarazo afecta al desarrollo del sistema inmunitario, incluyendo una posible susceptibilidad aumentada a micobacterias y la alteración de la maduración de las células B.
Tras el estudio de la vía de IL-12/IFN-γ en pacientes con leishmaniasis visceral (n=23), endémica en nuestro medio, y tuberculosis severa/extrapulmonar (n=24) observamos que, pese a que ambos grupos de pacientes presentaron una alteración de la vía, no detectamos defectos completos. Concretamente, los pacientes con tuberculosis severa/extrapulmonar presentaron respuesta alterada a IFN-γ mientras que los pacientes con leishmaniosis visceral mostraron una alteración en la producción de IFN-γ. Con esto, creemos necesario ahondar en el estudio genético de estos pacientes buscando mutaciones que generen formas parciales de susceptibilidad a micobacterias. Además, detectamos un defecto de IL-12Rβ1 (la forma más común de MSMD) en una paciente peruana que fue mal diagnosticada como tuberculosis multirresistente, tratándose en realidad de una infección diseminada por la cepa vacunal BCG, signo de inmunodeficiencia; tras la detección del defecto genético se trasladó la paciente a National Insitute of Health en Estados Unidos donde recibió el tratamiento adecuado y se corrigió el diagnóstico microbiológico, llevando a la curación de la paciente. Con este caso se evidencia la necesidad de la sospecha de estas formas de inmunodeficiencia y como su detección cambia el pronóstico y la resolución de la enfermedad.
El estudio del efecto de los fármacos anti-TNF-α sobre el sistema inmunitario del neonato (n=7) expuesto reveló un defecto de maduración de los linfocitos T y B que se corregía con la edad, con proliferación en respuesta a mitógenos adecuada para la edad y respuesta vacunal normal, sin un aumento de infecciones severas en los niños expuestos. Por otro lado, la población de células T reguladoras estaba disminuida en los niños expuestos, sin alcanzar valores de normalidad a los 12 meses. Cabe destacar que los niveles de células T reguladoras correlacionaron inversamente con el nivel valle de fármaco durante el tercer trimestre en la madre y con la proliferación T en respuesta a un mitógeno débil. Estos datos analíticos acompañados de la presencia de atopia y/o alergia alimentaria en 4 de los 7 niños estudiados sugieren la necesidad de realizar un seguimiento de la presencia de estas células, así como del advenimiento de clínica alérgica, autoinmune o inflamatoria en esta población. Utilizamos la metodología desarrollada para el estudio de la vía de IL-12/IFN-γ en los pacientes con enfermedad infecciosa para el estudio de la capacidad de respuesta a micobacterias en esta cohorte. La respuesta a micobacterias, medida mediante la secreción de citocinas y la expresión de marcadores de activación estaba disminuida en los niños expuestos al nacimiento y no se recuperaba totalmente tras retirar el fármaco del cultivo. Por otro lado, coincidiendo con la bajada del fármaco en sangre, la producción de citocinas inflamatorias aumentó con la edad. Con esto, concluimos que los efectos de los niños expuestos a anti-TNF-α durante el embarazo no parecen ser permanentes y que la vacunación con BCG de esta población debe ser evitada hasta, al menos, los 12 meses de edad.
Por último, la transición entre el mundo intra- y extra-uterino es una situación especial de la vida en que el sistema inmunitario juega un papel principal. Por este motivo, estudiamos en sangre de cordón procedente de niños con madres sanas las poblaciones linfocitarias haciendo especial hincapié en la vía de IL-12/IFN-γ y, dado que TNF-α es un factor clave en el desarrollo de las células B, en la población de células B reguladoras. Observamos una expansión de las células B reguladoras CD24hiCD38hi en sangre de cordón, estas células presentaron capacidad de producción de IL-10 así como capacidad de inhibición de la producción de IFN-γ e IL-4, con un fenotipo similar a las células B reguladoras adultas. Además, al estudiar la vía de IL-12/IFN-γ observamos una respuesta disminuida a la estimulación con micobacterias. De manera muy interesante, destacamos el hecho que la producción de IFN-γ se asoció a la frecuencia de células B reguladoras. Abriendo la puerta a nuevas investigaciones para estudiar el papel de estas células en diferentes condiciones del neonato así como en el trasplante de progenitores hematopoyéticos provenientes de sangre de cordón.
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