Las neurociencias y la filosofía moral han establecido una simbiosis en la disciplina de la neuroética. Sin embargo, cada una de ellas opera desde diferentes paradigmas y desde diferentes métodos. Por su parte, las neurociencias presentan la perspectiva propia de las ciencias empíricas, mientras que la filosofía moral trabaja bajo la reflexión filosófica. Hacer ambas compatibles no resulta una tarea fácil. El estudio de las conductas morales del ser humano desde la ciencia implica una naturalización de la moralidad. En la medida en que la conducta moral está basada en estructuras físicas y biológicas esta naturalización tiene sentido y es legítima. No obstante, las pretensiones naturalistas de algunos neuroeticistas pueden ser sometidas a crítica, las competencias que estos atribuyen a las neurociencias en materia de ética son, al menos, revisables. El nacimiento de la neuroética ha venido, en algunos casos, acompañado de un exceso de optimismo respecto a sus posibilidades. Si bien las neurociencias tienen mucho que ofrecer en el estudio de la conducta moral, se han de abordar con cautela aquellas propuestas que abogan por la posibilidad de resolver los problemas fundamentales de la ética exclusivamente desde el prisma científico.
La hipótesis de la que parte la presente investigación es que las cuestiones fundamentales de la ética no pueden ser afrontadas exclusivamente desde el paradigma naturalista. Por lo tanto, nos proponemos investigar qué tareas corresponden a las neurociencias y cuáles a la ética a la hora de abordar aquellas cuestiones que conciernen a lo moral. Nuestro objetivo será confeccionar una propuesta metodológica para una neuroética crítica, que será articulada, además, en clave cordial. La investigación pretende dilucidar cuestiones que necesitan ser clarificadas con urgencia. La naturalización de la moral desde las neurociencias presenta una serie de problemas cardinales que han de ser formulados explícitamente, para así poder abordarse de forma pertinente. La labor de la neuroética está llevándose a cabo en un marco que no está bien definido en lo concerniente a las competencias y el método en que las neurociencias y la filosofía moral han de operar cuando trabajan juntas.
La propuesta metodológica resultante, que será el corolario de la investigación, se articula como una neuroética crítica, específicamente bajo el rótulo de neuroética de la razón cordial. Esta propuesta recoge las contribuciones de la ya consolidada Escuela de Valencia, sumándose a ella. La propuesta de una neuroética de la razón cordial permitirá la práctica interdisciplinar de una neuroética crítica en clave cordial, reconociendo la necesidad de prestar atención no solo a los aspectos racionales de la moralidad en la fundamentación de normas y principios morales, sino también a los aspectos emocionales y las capacidades estimativas que son en todo caso necesarias, aunque no suficientes, para resolver los problemas fundamentales de la ética.
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