La enfermedad de Parkinson es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes. Se trata de una enfermedad crónica neurodegenerativa caracterizada por la presencia al menos de dos de los siguientes síntomas motores: inestabilidad postural, rigidez, bradicinesia y temblor de reposo. Junto con los síntomas motores coexisten otra serie de manifestaciones que pueden influir en el manejo perioperatorio de estos pacientes tales como, alteraciones respiratorias, neuropsicológicas o disautonómicas. El carácter progresivo de la enfermedad afecta severamente la calidad de vida de estos pacientes.
El tratamiento conlleva un enfoque multidisciplinar dada la afectación multisistémica de estos pacientes.
En los casos en los que los síntomas son resistentes al tratamiento farmacológico o surgen efectos secundarios derivados del mismo se plantea el tratamiento quirúrgico.
Tradicionalmente este tipo de cirugía se ha venido realizando con anestesia local y sedación con el fin de conseguir la colaboración del paciente a la hora de obtener el registro neurofisiológico y la valoración neurológica intraoperatoria. Esto facilitaría la comprobación de la correcta colocación de los electrodos y el despitaje en la aparición de posibles efectos secundarios. Sin embargo, las características clínicas y las peculiaridades propias de esta cirugía hacen que suponga un gran reto para el/la anestesiólogo/a responsable. Además al tratarse de un procedimiento largo y que requiere inmovilidad del paciente, supone un gran estrés para el mismo.
El objetivo de este estudio es analizar la técnica de anestesia general y plantearla como una alternativa válida y eficaz en la cirugía de estimulación cerebral profunda de la enfermedad de Parkinson.
Para ello se establecieron dos grupos de pacientes: un primer grupo intervenido con la técnica de anestesia local y sedación, y un segundo grupo intervenido con la técnica de anestesia general. Se compararon los resultados obtenidos en la escala UPDRS III antes de la cirugía y al año de realizada la misma y la variación en el consumo de medicación dopaminérgica mediante la escala LEDD, con el fin de determinar si la técnica anestésica influía en la eficacia de la cirugía.
No se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos. La técnica de anestesia general permitió un mayor control hemodinámico y de la vía aérea. La extubación se realizó una vez finalizado el procedimiento, permitiendo la valoración neurológica precoz y la reintroducción de la medicación dopaminérgica en el postoperatorio inmediato. Gracias a la corta vida media de los fármacos empleados se obtuvo un registro de suficiente calidad como para asegurar la correcta colocación de los electrodos.
Por lo tanto podemos concluir que la anestesia general es una alternativa válida en la cirugía de Estimulación cerebral profunda de la enfermedad de Parkinson.
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