En esta tesis se estudia como Bergson y Merleau-Ponty, arrojan luz sobre la sucesiva desvinculación que la historia de la filosofía ha ido operando entre el pensamiento y el cuerpo.
Ello servirá para pensar que debemos, como filósofos, despojarnos del dualismo heredado entre mente y cuerpo para aspirar a mantenernos en la pretensión de una especulación integradora, que sigua la síntesis entre logos y psique que realizaron los pensadores presocráticos.
La percepción es el cauce intersensorial que recoge cuerpo y espíritu en una sola dimensión que se continúa la una en la otra. Lejos de disgregarse en intervalos o conceptos pensados la inteligencia se apoya en la corporalidad, volviendo sobre sus acciones flexibles y reflexionando acerca de ellas.
Solemos pensar que expresarse es utilizar el lenguaje hablado, pero este artículo pretende profundizar de la mano de dos autores como Bergson y Merleau-Ponty, en otro lenguaje que se nos presente como más primordial: Las expresiones como lenguaje originario. Los gestos, las actitudes corporales se manifiestan como fenómenos propios de la acción y de la relación del cuerpo con el mundo, signos que sirven para comprender el pensamiento en su dimensión más salvaje y creadora.
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