La sepsis es una respuesta multifactorial del huésped hacia un microorganismo patógeno que puede amplificarse por factores endógenos1,2, y corresponde a un síndrome con un amplio abanico de manifestaciones clínicas y biológicas3–5.
Pese a que la incidencia real de la sepsis es desconocida, las estimaciones indican que se trata de una causa importante de morbi-mortalidad en todo el mundo6,7, de hecho la prevalencia de la sepsis es de alrededor de un 8,2% de los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos pediátricos (UCIP)8.
Las iniciativas internacionales surgidas para combatir la sepsis tales como la “Surviving Sepsis Campaign” han establecido que lo más efectivo para mejorar el pronóstico son las medidas de soporte y monitorización y la instauración del tratamiento antibiótico adecuado de manera precoz9.
La asociación de biomarcadores como la procalcitonina y la sepsis fue descrita en los años noventa, desde entonces han aparecido múltiples estudios en los que se demuestra que permite diferenciar las infecciones bacterianas de síndromes de respuesta inflamatoria sistémica de causa no infecciosa mejor que la proteína C reactiva10–14. El uso de la procalcitonina en la práctica clínica diaria, ya sea como indicador de respuesta o fracaso del tratamiento, para indicar el inicio del tratamiento antibiótico o su desescalamiento, está siendo cada día más estudiado15–20.
Objetivos: Los objetivos principales del estudio fueron describir la incidencia y la etiología de la sepsis y el shock séptico pediátricos en nuestro entorno; conocer la tasa de mortalidad de la sepsis y el shock séptico; y conocer los factores pronósticos relacionados con la mortalidad en la sepsis. .
Metodología: Estudio prospectivo, descriptivo y observacional. El estudio se realizó en la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP) del Hospital Sant Joan de Déu en Esplugues de Llobregat entre el 1 de enero de 2010 y el 31 de diciembre de 2014. Durante el año 2010 el estudio fue multicéntrico, con la participación de 6 hospitales más a nivel nacional. Se incluyeron todos aquellos pacientes entre 7 días de vida y 18 años de edad ingresados en la UCIP con el diagnóstico de sepsis, previa aceptación del consentimiento informado. En todos los pacientes incluidos en el estudio se recogieron variables sociodemográficas y clínicas, la duración del ingreso en la UCIP así como en el hospital. Durante la estancia hospitalaria se recogieron datos clínicos y analíticos de la evolución así como los tratamientos administrados. Las variables clínicas se ajustaron por grupos de edad y fueron consideradas no normales cuando excedían las dos desviaciones estándar de sus pertinentes valores de referencia. Las variables que se asociaron en el estudio univariante se usaron para realizar el estudio multivariante mediante una regresión logística. Se consideró un error tipo I del 5%. Se usaron los programas SPSS® (versión 23.0) y R® (versión 3.2.3).
Resultados: Se incluyeron un total de 368 pacientes, de los cuales 214 eran niños (58,7%), con una mediana de edad de 13,7 meses (RIQ 2,5 meses - 4,4 años). Un 32,3% de estos presentaba algún tipo de enfermedad de base (n 119). La infección fue nosocomial en 90 casos (24,5%). Treinta y cinco pacientes murieron (9,5%).
La tasa de nuevos casos anuales fue de 22,7 casos por 100.000 niños. El foco de la infección se describió en 265 casos (72,0%), siendo el más frecuente el respiratorio (n 101; 27,4%). Los microorganismos más frecuentes fueron la Neisseria meningitidis (n 48; 19,3%) y el Streptococcus pneumoniae (n 34; 13,7%). Un total de 159 pacientes (43,3%) presentó un fallo multiorgánico, 201 casos presentaron criterios de shock séptico (54,8%) y 224 casos (61%) cumplían criterios de sepsis grave. Todos los tipos de fallo orgánico y el número de disfunciones orgánicas se relacionaron con un aumento de la mortalidad (p <0,001).
Los principales factores de riesgo asociados a la mortalidad fueron: la presencia de acidosis metabólica (p=0,005; OR 18,32), la sepsis nosocomial (p <0,001; OR 13,20), la presencia de trombopenia (p =0,034; OR 5,52), la presencia de disfunción hematológica (p=0,047; OR 5,27), la presencia de neutropenia (p=0,003; OR 5,20), y la presencia de disfunción neurológica (p=0,048; OR 3, 04).
En los casos específicos de infecciones nosocomiales fueron la presencia de una sepsis grave (p=0,015; OR 62,66), la presencia de acidosis metabólica (p=0,003; OR 18,23), la disfunción neurológica (p=0,005; OR 12,19) y la presencia de plaquetopenia (p=0,013; OR 11,84). El hecho de que se cumplieran de entrada criterios de shock séptico (p=0,045; OR 0,12) o el requerimiento de hemoderivados (p=0,031; OR 0,008) fueron factores protectores.
En sepsis comunitaria los principales factores de riesgo de mortalidad resultaron la presencia de leucopenia (p<0,001; OR 49,27), la disfunción hematológica (p=0,018; OR 7,37) y la presencia de un shock refractario (p=0,028; OR 4,37).
Conclusiones: Este estudio muestra una incidencia similar a la de unidades de intensivos pediátricos de otros países desarrollados. En este estudio se observaron menos pacientes con comorbilidades pero con una mortalidad comparable. Los factores pronósticos de mortalidad y de morbilidad nos permiten establecer una serie de subgrupos en los que un tratamiento y una monitorización adecuados al riesgo serían la opción más adecuada.
e fallo orgánico y el número de disfunciones orgánicas se relacionaron con un aumento de la mortalidad (p <0,001).
Los principales factores de riesgo asociados a la mortalidad fueron: la presencia de acidosis metabólica (p=0,005; OR 18,32), la sepsis nosocomial (p <0,001; OR 13,20), la presencia de trombopenia (p =0,034; OR 5,52), la presencia de disfunción hematológica (p=0,047; OR 5,27), la presencia de neutropenia (p=0,003; OR 5,20), y la presencia de disfunción neurológica (p=0,048; OR 3, 04).
En los casos específicos de infecciones nosocomiales fueron la presencia de una sepsis grave (p=0,015; OR 62,66), la presencia de acidosis metabólica (p=0,003; OR 18,23), la disfunción neurológica (p=0,005; OR 12,19) y la presencia de plaquetopenia (p=0,013; OR 11,84). El hecho de que se cumplieran de entrada criterios de shock séptico (p=0,045; OR 0,12) o el requerimiento de hemoderivados (p=0,031; OR 0,008) fueron factores protectores.
En sepsis comunitaria los principales factores de riesgo de mortalidad resultaron la presencia de leucopenia (p<0,001; OR 49,27), la disfunción hematológica (p=0,018; OR 7,37) y la presencia de un shock refractario (p=0,028; OR 4,37).
Conclusiones: Este estudio muestra una incidencia similar a la de unidades de intensivos pediátricos de otros países desarrollados. En este estudio se observaron menos pacientes con comorbilidades pero con una mortalidad comparable. Los factores pronósticos de mortalidad y de morbilidad nos permiten establecer una serie de subgrupos en los que un tratamiento y una monitorización adecuados al riesgo serían la opción más adecuada.
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