Algo que nos distingue como humanos es nuestra individualidad. Incluso si hay ciertos rasgos que son comunes a la mayoría de nosotros, somos heterogéneos. Como resultado, nuestras preferencias en muchas situaciones no son homogéneas. Esta tesis explora como las preferencias de algunos individuos indicen en su comportamiento individual así como el impacto que esto tiene sobre los resultados agregados en tres escenarios diferentes: negociaciones, decisiones sobre premios y castigos, e implementación de políticas de género.
En las negociaciones generalmente los objetivos de las partes están en conflicto. Hacer frente a este conflicto puede desencadenar emociones negativas, como nerviosismo, vergüenza, o incomodidad, a las que me referiré como costes de confrontación. En el primer capítulo de esta tesis exploro mediante un experimento de laboratorio la existencia de estos costes y sus implicaciones. En primer lugar, muestro que una proporción significativa de participantes evita negociar incluso cuando hacerlo les reporta un mayor pago monetario, y que lo hace un 50% más a menudo cuando las negociaciones son cara-a-cara que cuando son electrónicas. En segundo lugar, tras descartar explicaciones alternativas, encuentro que esta diferencia es atribuible al aumento de los costes de confrontación en las negociaciones cara-a-cara. Conjuntamente, ambas cosas hacen que en mi diseño las negociaciones electrónicas sean superiores en términos de bienestar, poniendo en duda la creencia generalizada de que negociar cara-a-cara aumenta la eficiencia gracias a que aumenta el número de transacciones. Finalmente, en línea con la literatura, observo que las mujeres negocian menos que los hombres, y que de nuevo, los costes de confrontación pueden explicar este hecho.
En el segundo capítulo de esta tesis exploro cómo funciona la reciprocidad en un contexto de incertidumbre. Según la literatura un tercio de los sujetos tienen preferencias reciprocas. Esto es, premian las buenas acciones y castigan la hostilidad. Sin embargo, a veces las intenciones y el resultado de las acciones no van de la mano. En este capítulo estudio si los sujetos con este tipo de preferencias responden al resultado de las acciones o a las intenciones cuando estos están disociados. A través de un juego del dictador en el que la pareja puede castigar, muestro que la intención hostil del dictador es suficiente para que su pareja le castigue, sin importar el resultado. Por el contrario, encuentro que el daño accidental se perdona. Para aislar como la incertidumbre afecta el juicio de los individuos con preferencias reciprocas, controlo por otras motivaciones que podrían afectar el comportamiento como la aversión a la desigualdad, las preferencias de tipo maximin, la envidia, la maldad, o la maximización de la eficiencia.
Finalmente, en el último capítulo de esta tesis, en un trabajo conjunto con Felipe Carozzi, estudiamos la incidencia que las preferencias individuales de los políticos tienen en las políticas. Más concretamente, estudiamos si las alcaldesas en España son más proclives que los alcaldes a implementar políticas de género tales como políticas de apoyo a las personas dependientes, de conciliación laboral y familiar, o de educación preescolar. Usando una regresión con datos de panel así como un “fuzzy regression discontinuity design” enfocado en las elecciones municipales disputadas entre un hombre y una mujer durante los ciclos de 2007 y 2011, no encontramos evidencia de que las alcaldesas sean más proclives a implementar este tipo de políticas que los alcaldes. Dicho resultado se mantiene en las distintas especificaciones. Por el contrario, si encontramos diferencias robustas y significativas entre los distintos partidos a la hora de implementar las mencionadas políticas. Esto sugiere que el género de los políticos es menos importante que su afiliación partidista a la hora de tomar decisiones sobre estos asuntos.
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