En pacientes con Fibrosis Quística (FQ) es frecuente encontrar niveles anormales de ácidos grasos esenciales en suero, plasma y en las membranas de células sanguíneas y en biopsias de tejidos. El hallazgo más relevante (respecto a la población general) encontrar niveles descendidos de ácido linoleico así como de docosahexaenoico (DHA) con incrementos relativos en el porcentaje de monoenoicos y eicosatrienoicos. Concomitante a este defecto parece existir, también, un metabolismo acelerado del ácido araquidónico, así como una sobreestimulación de la actividad de la fosfolipasa A2, lo que podría contribuir al estado proinflamatorio observado en estos pacientes. Además, se ha demostrado una correlación entre la alteración de los niveles de ácidos grasos y el peor estado clínico en la FQ. Se han realizado intentos de normalizar o de modificar el patrón de ácidos grasos existente en pacientes con FQ con el objetivo de disminuir la respuesta inflamatoria mediante la suplementación de la dieta con diferentes ácidos grasos (incorporados o no a implementar dietoterapéuticos). En nuestro trabajo, realizado sobre 19 pacientes adultos de ambos sexos diagnosticados de fibrosis quística y seguidos durante 1 año, la suplementación con una mezcla definida de ácidos grasos (EPA, DHA, Gammalinolénico) durante un año, ha demostrado mejorar parámetros bioquímicos, inflamatorios, antropométricos, espirométricos y clínicos abriendo las puertas a la realización de estudios aleatorizados, controlados y multicéntricos con un número suficiente de pacientes, que permitan establecer conclusiones basadas en la evidencia. Las principales conclusiones del trabajo son: 1.- En concordancia con otros trabajos de la literatura y de nuestro grupo, el perfil de ácidos grasos de los fosfolípidos del suero de los pacientes con FQ estudiados, es diferente al de la población general, con un descenso del ácido linoleico y de DHA y un incremento de monoenoicos. Con el tratamiento de suplementación ácidos grasos a dosis bajas (EPA, DHA y Gammalinolenico), el perfil de fosfolípidos del plasma se anormalizó con un incremento significativo en los niveles de DHA, linoleico y de ácidos grasos omega 3, y un descenso en los niveles de monoenoicos y araquidónico a partir de los 3 meses del tratamiento. El tratamientos con ácidos grasos n-3 y gammalinolénico disminuyó los niveles de TNF alfa, aumentó sus receptores solubles 60 y 80 y disminuyó los anticuerpos anti LDL oxidasa tipo IgM e IgG, pero no modificó los niveles de inmunoglobulinas IgG, IgM, IgE e IgA, ni los niveles plasmáticos de lípidos, vitaminas liposolubles, indicadores de insulin resistencia y sensibilidad, ni de los parámetros hematológicos o bioquímicos. Al finalizar el año de tratamiento, se observó un incremento de la masa magra corporal, del perímetro muscular del brazo y de la dinamometría de mano (aunque no se observaron cambios significativos en la ingesta dietética ni en el porcentaje de absorción de nutrientes); una elevación significativa de los parámetros espirométricos FEVI y FVC; una reducción del número de reagudizaciones totales (respecto al año previo), de las complicaciones respiratorias asociadas, y del consumo de antibióticos, una mejoría en la calidad de vida de los pacientes (test de calidad de vida de St.George). La tolerancia al tratamiento fue buena en la mayoría de los casos (sólo se detectó un 10% de abandonos por intolerancia digestiva durante la primera semana de tratamiento). Es preciso continuar este trabajo con un estudio aleatorizado, controlados y multicéntrico con un número insuficiente de pacientes, para establecer con fiabilidad conclusiones mejores y basadas en la evidencia.
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