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Papel de los inhidores de mTOR en el trasplante renal: análisis de riesgo-beneficio a largo plazo de las conversiones a inhibidores de mTOR

  • Autores: Rosalía Valero San Cecilio
  • Directores de la Tesis: Ana I. Sánchez Fructuoso (codir. tes.), Juan Carlos Ruiz San Millán (codir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Cantabria ( España ) en 2019
  • Idioma: español
  • Títulos paralelos:
    • Role of mTOR inhibitors in renal transplantation: long-term risk-benefit analysis of conversion to mTOR inhibitors
  • Tribunal Calificador de la Tesis: María Ángeles de Cos Cossío (presid.), Carlos Jiménez Martín (secret.), Luis Guirado Perich (voc.)
  • Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Medicina y Ciencias de la Salud por la Universidad de Cantabria
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: UCrea
  • Resumen
    • español

      INTRODUCCIÓN O MOTIVACIÓN DE LA TESIS.

      Tras el primer año de trasplante los resultados a largo plazo no han experimentado mejoría, perdiéndose los injertos renales fundamentalmente por disfunción crónica del injerto y por muerte del paciente con injerto funcionante, bien de origen cardiovascular o por neoplasias malignas. Los inhibidores de la calcineurina (ICN) son los fármacos inmunosupresores clásicamente utilizados por su importante potencia inmunosupresora, pero no exentos de efectos perjudiciales favorecen el riesgo cardiovascular, la nefrotoxicidad, las infecciones por virus oncogénicos y la pérdida de vigilancia immune, factores todos ellos implicados en la pérdida del injerto a largo plazo. Por el contrario, los fármacos i-mTOR, por sus propiedades antiproliferativas y antitumorales, pueden disminuir la incidencia de disfunción crónica del injerto, mejorar el perfil cardiovascular, frenar la replicación de algunos virus y disminuir la aparición de algunas neoplasias, consiguiendo con ello (en teoría) una mejoría de los resultados del trasplante a largo plazo. Su utilización en terapia de conversión es complicada por la dificultad en el manejo de sus efectos adversos y por su menor capacidad inmunosupresora, por lo que es importante conocer qué pacientes tienen un perfil favorable para una conversión exitosa. Hasta la fecha no está claramente establecido qué pacientes se pueden beneficiar más claramente de una conversión a i-mTOR.

      Nuestra hipótesis fue la siguiente: la conversión a fármacos i-mTOR puede ser beneficiosa en términos de función renal y supervivencia en un determinado perfil de pacientes. Para ello, nos planteamos como objetivo principal identificar qué pacientes trasplantados renales se pueden beneficiar de la conversión a i-mTOR en términos de función renal. Como objetivos secundarios desarrollamos los siguientes: 1). Evolución de función renal/proteinuria pre- y post-conversión según las diferentes causas de conversión. 2). Factores predictivos para pérdida injerto. 3). Factores predictivos para muerte paciente. 4). Respuesta de infecciones víricas a la conversión a i-mTOR. 5). Efectos adversos/Tasa de suspensión i-mTOR. 6). Variabilidad de los niveles plasmáticos de i-mTOR y su influencia en la supervivencia injerto.

      DESARROLLO TEÓRICO.

      Realizamos un estudio observacional de cohortes a partir de una base de datos de pacientes trasplantados convertidos a i-mTOR entre los años 1999 y 2015, reclutando pacientes pertenecientes al Hospital Marqués de Valdecilla y al Hospital Clínico San Carlos. Las indicaciones y las pautas de conversión estuvieron perfectamente definidas de manera que las conversiones fueron homogéneas. De esta forma analizamos 637 pacientes trasplantados renales mayores de 18 años y con consentimiento informado convertidos a i-mTOR. Se recogieron datos clínicos, terapeúticos y analíticos tanto pre-conversión (12 meses, 6 meses y 3 meses pre-conversión) como post-conversión (2 semanas, 1 mes, 2 meses, 3 meses, 6 meses, 9 meses, 12 meses, 18 meses, 2 años, 3 años, 4 años y 5 años) , así como la fecha y el motivo de suspensión del fármaco si lo hubiere, la fecha y la causa de pérdida del injerto si lo hubiere, y la fecha y la causa de muerte del paciente si fuera el caso.

      El análisis estadístico se hizo con el programa SPSS versión 20 (SPSS, Chicago, IL, EE.UU.). Las variables categóricas se expresaron con su distribución de frecuencias. Las variables cuantitativas se reflejaron como medias y desviación estándar o medianas y rango intercuartílico. Se analizó el comportamiento de las variables cuantitativas por cada una de las variables independientes categorizadas mediante el test de la t de Student; en caso de asimetría se utilizaron test no paramétricos. Se evaluó la asociación entre variables cualitativas con el test de ᵪ2 o prueba exacta de Fisher. En todos los contrastes de hipótesis se rechazó la hipótesis nula con un error de tipo I o error α <0,05.

      Se analizaron 637 pacientes trasplantados renales convertidos a i-mTOR: 317 convertidos a sirolimus y 320 convertidos a everolimus. El tiempo mediano del trasplante a la conversión fue de 50 meses y el tiempo de seguimiento mediano post-conversión fue de 75,9 meses. Los pacientes se convirtieron con un CKD-EPI medio de 45,8 ± 18,2 mL/min/1,73m² y una proteinuria media de 294 mg/d (RIC 156-523 mg/día). El 84,9% fueron primeros trasplantes. El 68% de los trasplantes renales eran de donante en muerte cerebral y el 30% de donante en asistolia tipo II; hubo 10 casos de donante vivo. El ICN fue tacrolimus en el 73,7% de los casos, el 59,2% de los trasplantes estaban con prednisona y el ICN se suspendió en todos los casos, excepto en 15 trasplantes (2,4%) en los que se continuó con combinación ICN+i-mTOR. La dosis media de inicio de sirolimus fue de SRL 3,09 ± 1,48 mg/día con unos niveles plasmáticos al 7º día 8,7 ± 4,48 ng/mL. La dosis media de inicio de everolimus fue de 2,83 ± 0,78 mg/día y niveles plasmáticos al 4º día 7,88 ± 5,01 ng/mL.

      Teniendo en cuenta que algunos enfermos tuvieron dos causas de conversión simultáneas, la principal indicación para convertir a i-mTOR fueron los tumores en 264 pacientes (41,4%), siendo casi la mitad de ellos tumores de órganos sólido (48,9%), seguidos de tumores cutáneos no melanocíticos (37,5%), tumores hematológicos (8,7%), sarcoma de Kaposi en 9 casos (3,4%) y 4 casos de melanomas (1,5%). El 24,8% de las conversiones fueron debidas a presencia de fibrosis intersticial/atrofia tubular (FI/AT), término no del todo correcto por disponer de histología en la mayor parte de los casos pero no en su totalidad; los pacientes convertidos por FI/AT eran pacientes con deterioro de función renal y proteinuria ligeros que se biopsiaron en su mayoría con el diagnóstico de nefropatía crónica del injerto; en algunos casos (con esta evolución clínica) no se consideró la necesidad de biopsia y se clasificaron igualmente en el mismo grupo. La tercera causa de conversión fueron las infecciones víricas (14,3%) en su mayoría por poliomavirus BK, seguidas por citomegalovirus (CMV). Como estrategia preventiva se convirtió al 8,2% de los pacientes. Por enfermedad cardiovascular severa o clínicamente relevante se convirtió a i-mTOR al 7,1% de los trasplantados, por toxicidad por ICN al 4,9% de los pacientes (en su mayoría neurotoxicidad) y por intolerancia a micofenolato a 15 pacientes (2,4%).

      Las variables dependientes analizadas fueron las siguientes: 1). Mejoría de la Función Renal al año, analizando pacientes que mantuvieran el i-mTOR durante al menos 12 meses, un 33% de ellos mejoraron filtrado glomerular estimado por CKD-EPI ≥5 mL/min al año de la conversión, valor que fue considerado para el análisis. Para valorar el impacto de la función renal previa a la conversión, analizamos trasplantes renales de al menos 6 meses de evolución, asumiendo que la función renal se estabiliza al tercer mes postrasplante. La evolución de la función renal tras 1 año de conversión se estratificó en cuartiles. Se analizaron los factores que influían en la evolución de la función renal al año de la conversión comparando 2 grupos de pacientes: los pacientes que mejoraron filtrado glomerular estimado por CKD-EPI ≥5 mL/min al año de la conversión, frente a los que presentaron mala evolución al año de la conversión (pacientes que empeoraron filtrado glomerular estimado por CKD-EPI ≥5 mL/min al año de la conversión, pacientes que perdieron el injerto y pacientes que precisaron suspender i-mTOR por causa nefrológica). La pérdida del injerto se definió como pacientes que precisaron iniciar diálisis o retrasplante, y pacientes muertos con injerto funcionante. Se ajustaron modelos de regresión logística con el objetivo de evaluar la asociación de aquellas variables que en el análisis crudo el resultado de la p del contraste fue inferior a 0,15 o se trataba de variables biológicamente relevantes. Este modelo permitió identificar la relación entre un conjunto de variables explicativas y la probabilidad del evento. Se presentaron las “odds ratios” o razones de ventaja como estimador del riesgo relativo con su intervalo de confianza a 95%.

      2). Variabilidad de niveles plasmáticos de i-mTOR. Se calculó el coeficiente de variabilidad de los niveles plasmáticos de i-mTOR utilizando 3 niveles plasmáticos valle de i-mTOR entre el 3º y el 18º mes post-conversión (situación estable). Se analizaron únicamente conversiones realizadas entre el 2009 y el2015 para minimizar el sesgo de la variabilidad intrínseca de los métodos de determinación niveles plasmáticos. Se analizaron los datos comparando a los pacientes según terciles del coeficiente de variabilidad de niveles plasmáticos i-mTOR.

      3). Pérdida de injerto definido por reinicio diálisis, retrasplante o muerte con injerto funcionante.

      4). Muerte de paciente.

      Para el análisis de pérdida del injerto y muerte del paciente, se estimaron funciones de supervivencia mediante el método actuarial (tabla de vida), presentándose las gráficas de las curvas estimadas. La comparación por subgrupos se llevó a cabo mediante la prueba de Mantel-Cox (log-rank test) o la prueba de Breslow en caso de detectarse un elevado número de eventos al inicio de la curva. Se evaluó la existencia de interacciones, introduciendo las variables independientes multiplicativas con pruebas de significación estadística y se mantuvieron en el modelo los términos de interacción estadísticamente significativos. Se presentaron las “razones de tasas” (HR) ajustadas junto a sus intervalos de confianza al 95%. La interpretación de los parámetros del modelo con signos positivos indicaron un aumento de la tasa instantánea de riesgo, es decir, un peor pronóstico del sujeto para un valor alto de la variable x. Un parámetro con signo negativo indicó mejor pronóstico para un valor alto en la variable x. Los resultados se presentaron como razones de tasas ajustadas (HR) con sus respectivos intervalos de confianza al 95%.

      CONCLUSIONES.

      1. Los pacientes trasplantados renales que más se benefician de la conversión a i-mTOR en términos de mejoría de función renal son aquéllos que presentan una buena función renal (CKD-EPI > 45mL/min/1,73m²) y ausencia de proteinuria o proteinuria ligera (<500 mg/día) en el momento de la conversión.

      2. La evolución de la función renal previa a la conversión, la edad del paciente a la conversión y las cifras de colesterol total son otros marcadores pronósticos de mejoría de función renal tras la conversión.

      3. La mejoría de la función renal tras la conversión es más frecuente en aquellos pacientes convertidos por causa tumoral o cardiovascular.

      4. No hay diferencias en la evolución de la proteinuria según la causa de conversión.

      5. La función renal y la proteinuria basales se correlacionan con la supervivencia del injerto a largo plazo, de la misma forma que con la mejoría de la función renal.

      6. La hipercolesterolemia en el momento de la conversión y la suspensión del fármaco por efectos adversos se correlacionan también con la supervivencia del injerto a largo plazo.

      7. La diabetes como enfermedad renal de base, la neoplasia maligna o la enfermedad cardiovascular severa como causas de conversión, el retrasplante, la edad del paciente a la conversión y la proteinuria basal se correlacionan además con la supervivencia del paciente.

      8. La conversión a i-mTOR en pacientes con infecciones víricas activas se asocia con frecuencia con una mejoría clínica y/o virológica.

      9. La neumonitis intersticial no infecciosa es la principal causa de suspensión de i-mTOR y un evento adverso potencialmente grave que puede ocurrir tanto en fases tempranas como en fases tardías de la conversión.

      10. No se puede demostrar correlación entre el coeficiente de variabilidad de los niveles de i-mTOR y la supervivencia del injerto, aunque es probable que exista.

      11. Sirolimus presenta un coeficiente de variabilidad más bajo que everolimus sin que se observen diferencias significativas en la supervivencia del injerto entre los dos fármacos.

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      Renal transplant short- term results have improved greatly, however this has not been reflected in the long-term. The number of grafts lost due to chronic graft dysfunction (CGD) and the patient's death due to cardiovascular and tumor causes remain stable over the years. mTOR inhibitors (i-mTOR) offer theoretical benefits that could improve the results of long-term renal transplantation, lowering the CGD, improving the cardiovascular profile and decreasing the appearance of some viral infections and some tumors. Clinical management of i-mTOR is difficult, so it is important to select patients who could benefit to switch from calcineurin inhibitors (ICN) to i-mTOR. We conducted an observational cohort study with 637 kidney transplant patients converted from ICN to i-mTOR between 1999 and 2015, with well stablished causes for conversions and a follow-up time of more than 6 years. Kidney transplant patients who benefit most from conversion to i-mTOR in terms of renal function (RF) improvement are those who have a CKD-EPI> 45mL/min/1,73m² and no proteinuria or mild proteinuria (<500 mg / day) at the time of conversion. The evolution of the pre-conversion RF also influences the improvement of RF post-conversion. Patients converted for tumor or cardiovascular disease improve RF more frequently. In the other hand, baseline RF and proteinuria correlate with long-term graft survival, as baseline hypercholesterolemia and drug suspension due to adverse events. Diabetes as the cause of chronic renal disease, tumor or severe cardiovascular disease as causes of conversion, retransplantations, patient's age at conversion and baseline proteinuria are further correlated with patient's survival.


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