Más que ningún otro texto del Nuevo Testamento, el Evangelio de Lucas abunda en referencias a los ricos y a la riqueza. De las 14 ocasiones en las que aparece el vocablo πλοῦτος y sus derivados, solo una es claramente positiva, a saber: el adjetivo aplicado a Zaqueo en Lc 19, 2: πλούσιος1. Este detalle llamó poderosamente mi atención desde el momento en que volví a releer el relato, y me llevó a plantearme la siguiente pregunta: ¿cómo encaja esto en el relato evangélico, si todos los demás personajes ricos que aparecen en el mismo son calificados de forma negativa, o al menos eso parece a primera vista? Esta pregunta fue como el disparador para iniciar la investigación sobre los ricos en la obra lucana.
Mi estudio no se interesa directamente en la ética lucana de la riqueza o la pobreza, sino más bien en los ricos (personajes) que aparecen en el Evangelio. Parto del relato de Zaqueo (Lc 19, 1-10), que considero clave para comprender el tema de los ricos, porque el pequeño personaje es presentado como ἀρχιτελώνης y πλούσιος: dos etiquetas que lo convierten en un protagonista elaborado, complejo y prototípico. Me pregunto qué entendía la gente por «rico» en el siglo I, y busco identificar una construcción del personaje rico en el relato evangélico; entiendo que esta labor del Evangelista responde a una necesidad retórica concreta, y persigue una finalidad con la propuesta que hace a su auditorio. Del relato al prototipo es la fórmula que sintetiza este recorrido.
Es cierto que el tema está relacionado con el discurso del evangelista sobre la riqueza y los bienes materiales, pero el foco del estudio está puesto en los personajes, y en cómo los construye el evangelista en su obra.
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