La filosofía de María Zambrano es una filosofía en alza. De ahí la multiplicidad de acercamientos a su propuesta que, en general, presentan como principal aportación una nueva forma de racionalidad: la razón poética. Sin embargo, la razón poética es un fruto, siendo necesario preguntarse por la raíz: ¿Cuál es la experiencia profunda que da unidad al pensamiento filosófico de Zambrano y que posibilita la razón poética? La respuesta supone dos constataciones. La primera es la afirmación de que lo cristiano y específicamente católico es la experiencia fundamental que unifica el pensamiento de Zambrano, no solo como pueda estar presente en cualquier producto cultural originado en un contexto cristiano, sino como configurador necesario de su experiencia de la realidad y de su expresión. La segunda se refiere a la posibilidad de una filosofía en contacto con la revelación cristiana. La de Zambrano es un ejemplo de filosofía ejercida por una cristiana que ha encontrado en su fe aquello necesario para que su razón crezca y se ensanche.
Estas dos constataciones permiten enunciar en qué consiste la misión filosófica fundamental de María Zambrano: poner el logos humano en el Logos divino. Una misión desde la que se justifica y comprende la propuesta y la necesidad de proponer una nueva forma de razón, más ancha, en la que filosofía, poesía y religión estén en mutua referencia, sin confundirse y sin excluirse.
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