Se analiza el papel del lenguaje en el conjunto de la fenomenología husserliana, con especial atención al análisis genético, a fin de demostrar su rol como condición necesaria para la constitución de objetividades u objetos en sentido restringido. Para ello, se impugna la analogía establecida por Husserl en la obra póstuma Experiencia y Juicio entre la percepción y el juicio de percepción, en la cual tiene lugar una proyección solapada de las categorías lógicas de substrato y determinación, propias del nivel predicativo, en la experiencia antepredicativa. Se demuestra en qué medida la representación mediante imágenes y la intuición de esencias subyacen a esta proyección solapada, en tanto que conducen a un análisis de la experiencia perceptiva a la manera de la representación en imágenes. Para esta demostración, se lleva a cabo un detenido análisis de las llamadas presentificaciones intuitivas y se introduce una distinción fundamental entre, por un lado, objetos compuestos comprendidos como totalidades homogéneas, cuyos elementos son mutuamente dependientes entre sí y mantienen una relación de remisión mutua siendo inmanentes en relación al todo al que pertenecen, y, por otro, objetos compuestos comprendidos como totalidades heterogéneas, los cuales se componen de partes disyuntas y relativamente trascendentes en relación al conjunto. Se propone una explicación alternativa para el origen de la predicación en la experiencia antepredicativa, que en lugar de anclar su raíces en la percepción, atiende a otros modos de representación también presentes en la experiencia antepredicativa, como la designación mediante signos y, en particular, los actos de nombrar. Se distingue el modo de representación mediante imágenes y signos, los cuales, junto con sus respectivas significaciones, serán identificados como totalidades homogéneas y heterogéneas, respectivamente. Se reconstruye la comprensión del signo lingüístico en el conjunto de la fenomenología de Husserl, con especial atención a las Lecciones sobre la teoría de la significación de 1908 y los textos para la nueva edición de las Investigaciones Lógicas (1913-1914). Se muestra cómo el signo lingüístico abandona un enfoque funcionalista lógico formal y adquiere una paulatina tematización en el análisis husserliano atendiendo a su realidad material, esto es,en cuanto objeto cultural integrado en el llamado mundo de la vida. Se argumenta una segunda tesis fuerte según la cual, solamente gracias a la designación de las significaciones mediante objetos externos integrados en el mundo de la vida, es posible, no meramente recibir, transformar o interpretar el significado expresado, sino, más aún, constituir, a través de tales actos de nombrar mediante objetos externos, dichas significaciones u objetos ideales en cuanto tales.
Por último, se argumenta en favor del carácter inexcusable del lenguaje de palabras para el desarrollo del pensamiento abstracto y la argumentación racional, en afinidad con el planteamiento filosófico de Robert Brandom en su obra Making it explicit, y se refutan las posibles objeciones a esta tesis, sobre todo las propuestas por Dieter Lohmar en su libro Pensar sin el lenguaje (2016). El apartado de conclusiones marca, finalmente, algunas pautas de cara a las posibles contribuciones figuras de esta renovada comprensión fenomenológica del lenguaje en cooperación con las investigaciones de lingüistas como Guy Deutscher. Se concluye en afinidad con estos últimos enfoques, que si bien cada lenguaje de palabras no establece los límites de lo que puede ser pensado por cada individuo integrante de una comunidad de hablantes, sí instaura las condiciones de partida desde las cuales es posible acceder al descubrimiento, transformación y creación de objetividades de diversa índole.
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