INTRODUCCIÓN: una relación médico-paciente apropiada y de calidad se caracteriza por una relación longitudinal entre el médico y el paciente (continuidad del cuidado), un acuerdo entre ambos sobre el problema clínico y su tratamiento, una confianza mutua y una comunicación fluida y abierta entre ambos. Entre los diferentes aspectos que caracterizan la relación médico-paciente, uno de los más estudiados en la literatura son los niveles de comunicación. Los pacientes, independientemente de variables sociodemográficas, generalmente desean conocer plenamente los detalles de su diagnóstico o su pronóstico. Sin embargo, diversos estudios indican que la información que proveen los médicos resulta parcial. La transmisión de malas noticias en medicina, entendiendo como tal, aquellas que una vez recibidas por nuestros pacientes van a alterar drásticamente la visión de su futuro, es algo con lo que los profesionales que nos dedicamos a la oncología nos enfrentamos habitualmente. Sin embargo, no existe investigación suficiente acerca de las necesidades de nuestros pacientes al respecto.
OBJETIVO: identificar las necesidades, preferencias y gestión del proceso de información en pacientes con cáncer ginecológico y de mama en nuestro entorno.
MATERIAL Y MÉTODOS: se realizo? un muestreo intencional no probabilístico en la unidad de Oncología Ginecológica de un hospital de tercer nivel (España). Todos los participantes eran mujeres de entre 25 y 86 años (media = 55,2 años; DE = 13,2 años) a las que se les había diagnosticado cáncer de mama, cuello uterino, endometrio u ovario en los últimos diez años. Aceptaron participar en la investigación basada en cuestionarios autoinformados 402 mujeres, 364 devolvieron cuestionarios completados. Incluimos cinco cuestionarios: 1) Escala de preferencias de control de Degner y Sloan (CPS), 2) Evaluación del grado de adherencia al Protocolo SPIKES cuando reciben el diagnóstico (Marshollek et al.), 3) Preferencias en la información sobre el cáncer (adaptado de la MPP Measure of Patient's Preferences), 4) Nivel de resiliencia (Escala de resiliencia RS-14 de Wagnild y Young) y 5) Variables sociodemográficas y clínicas en un cuestionario desarrollado ad hoc para nuestra investigación. Se aplicó un diseño asociativo transversal y para el análisis estadístico se utilizaron técnicas descriptivas e inferenciales.
RESULTADOS: las pacientes optaron mayoritariamente por un rol pasivo preferido (52%) y percibido (69%). La concordancia entre rol percibido y rol preferido fue del 58.3%, la mayor discordancia se situó entre rol preferido compartido y rol percibido pasivo. Las mujeres valoraron el cumplimiento de las dimensiones Percepción (36.5%) e Invitación (27.7%) del Protocolo SPIKES como muy deficiente. Los aspectos relacionados con el tratamiento y la explicación detallada de las pruebas médicas, fueron las dos informaciones mejor valoradas, no considerando como prioridad la presencia de otro profesional sanitario durante la entrevista del diagnóstico del cáncer. Las pacientes mostraron, además, un alto nivel de resiliencia, aunque las de mayor edad obtuvieron puntuaciones significativas más bajas.
CONCLUSIONES: se confirma mayoritariamente un rol pasivo en la toma de decisiones tras el diagnóstico de cáncer, aunque más de una quinta parte de nuestras pacientes prefirieron, pero no obtuvieron un rol más activo. Los profesionales al asumir un rol pasivo en la toma de decisiones por parte del paciente, descuidamos las dimensiones Percepción e Invitación que incluirían sus valores, preferencias y circunstancias para fomentar un rol compartido. El Protocolo SPIKES, como modelo ampliamente establecido para la comunicación de malas noticias, debe implementarse adecuadamente en información oncológica, tomando en consideración las preferencias de comunicación de las pacientes y prestando especial atención a aquellas con niveles inferiores de resiliencia.
INTRODUCTION: An appropriate and quality doctor-patient relationship is characterized by a longitudinal relationship between doctor and patient (continuity of care), an agreement between both on the clinical problem and its treatment, mutual trust, and fluid and open communication between both. Among the different aspects that characterize the doctor-patient relationship, one of the most studied in the literature is the levels of communication. Patients, regardless of sociodemographic variables, generally want to know the details of their diagnosis and the possibility of a cure. However, several studies indicate that the information provided by doctors is partial. The transmission of sad news in medicine, understanding as such, that which once received by our patients will drastically alter the vision of their future, is something that professionals in oncology are usually used to. However, there is not enough research on the needs of our patients in this respect.
OBJECTIVE: To identify the needs, preferences, and management of the information process in gynecological and breast cancer patients in our environment.
MATERIAL AND METHODS: An intentional non-probabilistic sampling was carried out in the Gynecological Oncology unit of the main hospital in Murcia (Spain). All participants were women between 25 and 86 years old (mean = 55.2 years; SD = 13.2 years) who had been diagnosed with breast, cervical, endometrial or ovarian cancer in the last ten years. 402 women consented to our research based on self-reported questionnaires but 364 returned completed questionnaires. There were five questionnaires to answer: 1) Control Preferences Scale by Degner and Sloan (CPS), 2) Assessment of the Degree of Adherence to the SPIKES Protocol when they heard about cancer (Marshollek et al.) 3) Preferences in cancer information (adapted from the MPP Measure of Patient's Preferences), 4) Level of resilience (Wagnild and Young's RS-14 Resilience Scale) and 5) sociodemographic and clinical variables in a questionnaire developed ad hoc for our research. A transversal associative design was applied, and descriptive and inferential techniques were used for the statistical analysis.
RESULTS: The patients mostly opted for a preferred passive role (52%) and a perceived one (69%). The agreement between perceived role and preferred role was 58.3%, the greatest disagreement was between shared preferred role and passive perceived role. Women rated compliance with the dimensions Perception (36.5%) and Invitation (27.7%) of the SPIKES protocol as very poor. The aspects related to the treatment and the detailed explanation of the medical tests were the two best valued pieces of information, not considering the presence of another healthcare professional during the cancer diagnosis interview as a priority. The patients also showed a high level of resilience, although the older ones obtained significantly lower scores.
CONCLUSIONS: A passive role in decision making after the diagnosis of the oncological disease is mostly confirmed, although more than a fifth of our patients preferred but did not obtain a more active role. By assuming a passive role in decision-making on the part of the patient, we professionals neglected the Perception and Invitation dimensions that would include their values, preferences, and circumstances to encourage a shared role. The SPIKES protocol, as a widely established model for communicating bad news, should be implemented properly in oncologist information, taking into consideration the communication preferences of patients and paying attention to those with lower levels of resilience.
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