Desde el nacimiento de la idea de desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional ha intentado definir una agenda compartida de prioridades. La aprobación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en 2000 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015 son los ejemplos más recientes de este empeño. En ambos conjuntos de objetivos, los relacionados con la salud son de capital importancia, y grandes cantidades de ayuda oficial para el desarrollo (AOD) destinadas a este sector han sido desembolsadas durante las pasadas décadas.
Esta tesis tiene tres objetivos principales. El primero es contrastar si la AOD ha tenido impacto en siete indicadores relacionados con la salud en un conjunto amplio de países en desarrollo desde 1990 hasta 2015. Estos indicadores son: 1) mortalidad infantil, 2) mortalidad en menores de cinco años, 3) ratio de mortalidad materna, 4) prevalencia de VIH en mujeres, 5) prevalencia de prácticas contraceptivas, 6) incidencia de malaria, y 7) incidencia de tuberculosis. Como estrategia empírica se han usado modelos de efectos fijos con datos de panel.
Otros objetivos incluidos tanto en los ODM como en los ODS también están estrechamente relacionados con la salud. Entre ellos, destaca el acceso al agua y el saneamiento. Por ello, esta tesis tiene como segundo objetivo contrastar si la AOD ha tenido impacto en el acceso a servicios mejorados de agua y saneamiento (AS). Como estrategia empírica se han usado tanto modelos de efectos fijos como modelos de vectores autorregresivos con datos de panel (PVAR).
Finalmente, una consideración importante para la agenda de desarrollo es la reducción de la desigualdad. Una manifestación básica de la desigualdad intrapaís es la brecha en salud entre el mundo urbano y el rural, la cual está relacionada con la brecha en el acceso a AS. El tercer objetivo de esta tesis es contrastar si la AOD ha tenido un impacto diferenciado en el acceso a AS en entornos rurales y urbanos, ayudando así a reducir la desigualdad intrapaís en el acceso a estos servicios. Como estrategia empírica se han usado modelos de efectos fijos y modelos PVAR.
Según los resultados obtenidos, el impacto promedio de la AOD destinada a la salud en la reducción de la mortalidad en menores de cinco años equivaldría al 0.5¿38 % de la reducción observada en la era de los ODM. Un impacto similar habría tenido en la mortalidad infantil (1.3¿30.3 %). La AOD también habría sido responsable, en promedio, del 0.9¿10 % de la reducción observada en la mortalidad materna. En cuanto a la prevalencia de VIH en mujeres, su incremento fue menor del que se habría dado en ausencia de ayuda. Esta también ha tenido un impacto positivo en la prevalencia de prácticas contraceptivas, y ha reducido la incidencia de tuberculosis y de malaria.
En cuanto a la relación de la AOD con el acceso a AS, se ha observado que tanto la AOD para infraestructura de AS como la AOD para la promoción de prácticas higiénicas han tenido un impacto positivo en el uso de servicios mejorados de abastecimiento de agua. Sin embargo, parece necesario prestar mayor atención al mantenimiento de la infraestructura si se quiere que los logros se mantengan de forma permanente. Respecto al tercer y último objetivo de este estudio, la AOD para infraestructura de AS ha tenido un mayor impacto en las áreas rurales y ha contribuido a reducir la brecha entre el mundo urbano y el rural en el acceso a AS.
Los resultados obtenidos sustentan la idea de que la ayuda extranjera es un instrumento útil para la consecución de los objetivos establecidos por la agenda de desarrollo. Mientras que la investigación ha encontrado dificultades al intentar encontrar una relación entre ayuda y crecimiento económico, la evaluación del impacto de la ayuda a nivel sectorial permite identificar mejor mecanismos de causalidad y puede proveer evidencia que ayude a mejorar el diseño y la implementación de la política de cooperación para el desarrollo.
Since the advent of the idea of development following the end of the Second World War, the international community has sought to define and agree upon an agenda of priorities. The approval of the Millennium Development Goals (MDGs) in 2000 and the Sustainable Development Goals (SDGs) in 2015 are recent examples of this endeavor. In both sets of goals, those related to health are of capital importance, inasmuch as a healthy life develops capabilities that allow the achievement of other goals including good education, decent work, or political participation, among others.
Foreign aid is an important support for any development agenda, particularly for the poorest countries. However, the effectiveness of such aid has been questioned since its beginnings, mainly due to the lack of evidence around its impact on economic growth. Considering that aid is intended for multiple sectors not directly related to economic growth, it is meaningful to ask whether aid targeted to any particular sector has indeed been generally effective. In this regard, the health sector is especially relevant as it forms a crucial aspect of the development purpose, and vast amounts of aid have been disbursed throughout past decades, intended to reduce morbidity and mortality and to promote healthy habits across the developing world...
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