El objeto de esta investigación es explorar los espacios habitados a través de las ficciones que dan forma a las subjetividades femeninas en la arquitectura y en el espacio urbano de dos comunidades fluviales latinoamericanas, la Reserva de manglares Cayapas Mataje al norte de Ecuador y en el Bajo Delta del Paraná, en la zona de Tigre, en Argentina. He enfocado mi estudio en las representaciones involucradas en la producción del espacio doméstico y comunitario como estrategias visibles que reclaman su propia producción de discurso y participación. Transito la biopolítica del hábitat, a través de los espacios de poder grabados en el lenguaje de los cuerpos y de las expresiones de las subjetividades. La complejidad de la tarea trata además de abordar una urgencia, la del vincular los saberes académicos a la práctica y me ha llevado a introducir visiones y metodologías de diversas disciplinas, estrategias comunitarias y a in-habitar los territorios compartiendo la vida cotidiana con las comunidades por más de 10 años. Esto supone una mirada nueva en la comprensión de las dinámicas sociales y los modos de construcción social del espacio para la arquitectura, el paisaje y la planificación, resignificando las estrategias concebidas por las mujeres, en un intento de acercamiento a las complejas redes de poder invisibles establecidas en el diseño de los espacios habitados. De esta manera, he registrado particulares modos de negociación que interpelan la subjetividad de la minoría mujer, pobre y latinoamericana, al interior de una sociedad patriarcal altamente normativa. Finalmente, se desarrolla una epistemología operativa puesta en un piloto participativo, realizado desde el año 2019 hasta febrero de 2020 en la comunidad de Isla Santa Rosa.
INTRODUCCIÓN: Esta tesis doctoral nace en América, específicamente en el sur del Sur, en los extensos humedales habitados cercanos a la ciudad de Buenos Aires, Argentina y se traslada al Ecuador, a los humedales del norte fronterizo con Colombia, reserva de manglares Cayapas Mataje, países y lugares donde he vivido y vivo respectivamente.
Los estudios sobre el territorio comienzan con las travesías, a la manera de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso, Chile, que formaron el poeta viajero Godofredo Iommi y el Arq. Alberto Cruz. En la década de los ochenta, recientemente graduada en Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, viajé un año en travesías por América Latina conviviendo con las comunidades andinas, de la selva amazónica y de las costas de ambos océanos Atlántico y Pacífico. En Brasil, en la ciudad de Río de Janeiro conocí a Roberto Burle Marx, paisajista y artista de la Escuela de Bellas Artes de Paris y a través de sus palabras encontré un sentido especial al paisaje, al arte, al diseño con plantas nativas y lo que más tarde llamaríamos paisaje cultural. En definitiva, este trabajo es el final de una travesía de vida que se inicia hace 25 años en el estudio de los paisajes y la construcción de los espacios habitados.
El objeto de esta investigación es explorar los espacios habitados a través de las ficciones que dan forma a las subjetividades femeninas en la arquitectura y en el espacio urbano de dos comunidades fluviales latinoamericanas, la Reserva de manglares Cayapas Mataje al norte de Ecuador y en el Bajo Delta del Paraná, en la zona de Tigre, en Argentina.
La decisión de enfocar mi análisis en las controversias que presenta la habitabilidad de los espacios fluviales en América Latina, es reconocer que los seres humanos, continúan eligiendo habitar cerca del agua. América Latina y el Caribe (ALC) cuentan con el 15% de la superficie terrestre y es la región con más fuentes de agua dulce del planeta, donde se encuentran todos los biomas conocidos excepto los de fríos extremos (FAO, 2009). El valor de los ecosistemas y los servicios ambientales que prestan son fundamentales para la supervivencia de la vida humana, es así que, profundizando en el análisis, he realizado mi estudio en las representaciones involucradas en la producción del espacio doméstico y comunitario como estrategias visibles que reclaman su propia producción de discurso y participación. Salvaguardar los humedales es una tarea inaplazable.
La tesis doctoral se organiza en torno a seis capítulos de desarrollo y uno final resumen y discusión del tema tratado. En el Capítulo 1, se desarrollan los Antecedentes de la investigación, y como se inicia el trabajo, relatando los caminos que me llevaron a realizar este estudio sobre los paisajes habitados. En el Capítulo 2, se estudia el Estado del conocimiento actual, y los estudios preliminares del tema. En el Capítulo 3 se desarrollan las instancias que construyen la idea de paisaje y su habitabilidad que se desarrollan, en tres órdenes: 1. desde las estrategias teóricas: lo simbólico, cómo se construye la idea de paisaje, la ética de los paradigmas que involucra; 2. desde las estrategias económicas: lo real del paisaje fluvial y sus componentes mensurables, el ecosistema, los dispositivos de la arquitectura, la geografía; y 3. desde las estrategias políticas, los imaginarios adscriptos a un territorio desde lo global a lo local. Todas ellas puestas en juego en el espacio habitado. En el Capítulo 4 se plantea el Estudio de caso del Delta de Tigre, en Argentina, donde lo predominante es la promulgación de una norma que regula la forma de habitar los territorios fluviales y las contradicciones e insuficiencia de la misma con la realidad de los espacios habitados por las comunidades.
En el Capítulo 5 se plantea el Estudio de caso de la comunidad de Isla Santa Rosa, en Ecuador y se despliegan las ficciones territoriales que fortalecen los espacios de poder, biopolítica del hábitat, tanto en el espacio comunitario como en el espacio doméstico del habitar y la división sexual del trabajo. En el Capítulo 6 se describe un piloto realizado con una propuesta transdisciplinar, con énfasis en la equidad de género que se realiza por primera vez y con éxito en la comunidad de Isla Santa Rosa, para luego extenderse a 14 comunidades dentro de la Reserva Ecológica Manglares Cayapas-Mataje con un impacto sobre 500 familias afroecuatorianas que la conforman 3500 personas. Al finalizar cada capítulo se realiza un resumen de lo tratado. Finalmente, el Capítulo 7 corresponde a Discusión y el Capítulo 8 a las conclusiones y hallazgos de este trabajo.
DESARROLLO TEÓRICO: En el transcurso de la investigación se han ido incorporando epistemologías, metodologías, instrumentos de abordaje a los problemas del territorio, que me han direccionado hacia otras disciplinas de las ciencias humanas, distintas de la arquitectura, el paisajismo y la geografía.
Con respecto a los supuestos teóricos, la tesis se alimenta de variadas fuentes en función de generar un pensamiento transdisciplinar para abordar un estudio de la complejidad de la habitabilidad humana. En esta tarea he abordado trabajos previos de antropólogos como Gravano (2016), argentino y Vergara (Kuri, 2014), mexicano y la antropología de lo cercano; de economía en Leff (2014), mexicano que trabaja en Ecología política; desde la geografía cultural con Lussault (2015) y Musset (2009) que investigan sobre la construcción de los espacios sociales con estudios en Colombia; Nogué (2009) y Tuan (1974, 1979, 2018), en la percepción y construcción de los paisajes culturales; geógrafos críticos, como Lefebvre (1974, 1976) y Harvey (2007, 2008, 2012) quien desarrolla una práctica permanente sobre el derecho a la ciudad en Ecuador y Argentina, de la geografía crítica de Milton Santos (2000) y Oslender (2002, 2004, 2017) que desarrolla su trabajo en las comunidades afrodescendientes del sur de Colombia.
Desde la filosofía he incorporado el trabajo de Foucault (2002), Foucault y Miskowiec (1986), Deleuze y Guattari (1980, 2000), y de las filósofas feministas Butler, Preciado y Viteri, esta última, antropóloga feminista que realiza estudios en los espacios fronterizos. Asimismo, el trabajo sobre los espacios liminales de Stavrides (2016), arquitecto urbanista griego y de Jordi Borja urbanista. Para la investigación de IAP (Investigación Acción Participativa) que he desarrollo en Ecuador, he profundizado en el trabajo del educador Paulo Freire (1970, 1992) y el de Boris Cyrulnik (2014, 2015, 2016) en resiliencia, como etólogo y psiquiatra, y finalmente en trabajos de la biología basados en las investigaciones de Quintana (2010, 2013) y Kandus (2003, 2004, 2006, 2010) entre otros, en humedales y servicios socioambientales.
De esta manera, estos estudios se enmarcan dentro de los estudios culturales originados desde la arquitectura, e incluyen tres aspectos: lo simbólico: cosmovisión y estética; lo real: la arquitectura, la geografía; y lo imaginario: la política, las ciencias sociales, en particular, la sociología, tomando categorías de Charles S. Pierce (1974) y en Dr. Claudio Guerri (2003, 2014, 2015), desde la biopolítica del hábitat, a través de los espacios de poder grabados en el lenguaje de los cuerpos y de las expresiones de las subjetividades.
METODOLOGÍA: La metodología de esta investigación ha sido generada por las travesías y viajes en el territorio, que han tenido como objetivo encontrar la especificidad, si la hay, la esencia del paisaje y los modos en que se construye la habitabilidad humana.
La complejidad de la tarea trata además de abordar una urgencia, la del vincular los saberes académicos a la práctica y me ha llevado a introducir visiones y metodologías de diversas disciplinas, estrategias comunitarias y a in-habitar los territorios compartiendo la vida cotidiana con las comunidades por más de 10 años. Esto supone una mirada nueva en la comprensión de las dinámicas sociales y los modos de construcción social del espacio para la arquitectura, el paisaje y la planificación, resignificando las estrategias concebidas por las mujeres, en un intento de acercamiento a las complejas redes de poder invisibles establecidas en el diseño de los espacios habitados.
Esta investigación contribuye desde una metodología experimental a analizar espacios comunitarios y/o privados bajo la hipótesis: Los espacios masculinos son privilegiados por las políticas públicas, los planificadores y los diseñadores que favorecen un sistema patriarcal a través del fortalecimiento de los espacios masculinos de poder.
De esta manera, he registrado particulares modos de negociación que interpelan la subjetividad de la minoría mujer, pobre y latinoamericana, al interior de una sociedad patriarcal altamente normativa. Finalmente, se desarrolla una epistemología operativa puesta en un piloto participativo, realizado desde el año 2019 hasta febrero de 2020 en la comunidad de Isla Santa Rosa, donde mi intención es alertar a los que ensayamos representaciones de vida y sellamos destinos en las comunidades, que nos encontramos frente a relaciones de poder dentro de los territorios que debemos comprender y negociar a través de las ficciones que generamos. Develar el sistema patriarcal normativo, en estos casos latinoamericanos, demanda la toma de posición y una relectura en el análisis del territorio habitado, tanto en lo íntimo como en lo social.
Las dinámicas del ecosistema humedal y del ecosistema social que lo habita es cambiante, los espacios habitados en consecuencia, así lo son, dinámicos, móviles, y están construidos o re-construidos a través de las acciones y significados que les da la gente, y en ellos se juega una permanente lucha de poderes (Dazzini Langdon, 2020). El reconocer al poder como componente crítico en los espacios en que actuamos, confirma nuestra agencia y responsabilidad como diseñadores en la producción y (re)producción de los espacios habitados y, a la vez, de las relaciones sociales y de poder que se posibiliten o inhiban en el diseño. Más aún, escasamente se prepara a la nueva generación de estudiantes de arquitectura, urbanismo y paisajismo en los problemas biopolíticos de la habitabilidad humana (Dazzini Langdon, 2020). Este accionar contribuye a acentuar la inequidad estructural invisibilizada en la Academia en ALC, y afecta directamente a los más pobres y vulnerables, mujeres, niños y niñas.
CONCLUSIONES En el Delta de Tigre, las presiones geopolíticas y urbanas, ponen en riesgo de igual manera la supervivencia de los más vulnerables por su cercanía a la ciudad de Buenos Aires, y la presión que el mercado inmobiliario ejerce sobre estas tierras “vírgenes” en constante crecimiento y con insuficiente normativa y control para evitar acciones de irrespeto con los isleños y sus actividades productivas, como con el territorio vivo. En el manglar del norte, por la abundancia de recursos de minería y la libre circulación del narcotráfico en la región sur de Colombia, de igual manera es una región con grandes presiones regionales e internacionales.
En ambos casos de estudio, los espacios femeninos están invisibilizados, sin embargo, son efectivamente las mujeres, quienes, a través de las tareas de cuidado cotidianas, de la niñez, de los mayores, de la familia extendida, y de la gestión ante las autoridades, sostienen la vida isleña. Las acciones de los gobiernos locales sirven a restaurar, fortalecer y a reproducir los espacios del poder dominante, ya que son los que tienen el acceso a la representación y al poder local, regional e internacional. Esto se muestra no sólo, en las permanentes acciones materiales y espaciales que los consolidan, sino en el fortalecimiento de los sistemas que inhiben o neutralizan las voces de los y las vulnerables a través de la limitación o el manejo negligente de los servicios básicos, agua, saneamiento, electricidad, comunicación o de educación y salud para lo que reitero la cita de Habermas (2002) “el reconocimiento cínico de una situación mundial injusta no apunta a un déficit de saber sino a una corrupción del querer. Aquellos que mejor podrían saberlo no quieren comprender”.
Las comunidades isleñas de Tigre, del Bajo delta del Paraná, plena de limitaciones de servicios, comunicación fluvial y de infraestructuras para sostener una vida sana y digna, renueva la mirada en un territorio en conflicto presionada por grandes emprendimientos inmobiliarios que comprometen su presencia, que, apoyadas por la norma, busca convertir estas tierras inundables en tierras edificables y de alta plusvalía. La estrategia habitual es que los grandes capitales de inversión inmobiliaria, inician directamente las acciones sobre el terreno que desean, con maquinarias pesadas, con gran capital y celeridad en las acciones. Los pobladores, son impulsados a abandonar de buena voluntad los terrenos, sino comienzan los incendios casuales (relatos recogidos en la página de la red social Facebook del Foro vecinal delta, 2020).
Los grupos de poder inmobiliario, avanzan sin permisos, trabajarán hasta que les llegue la inhibición, esperan que sus obras sean detenidas por las denuncias. Hasta ese momento, pasarán unos meses o años donde continuarán los trabajos, y llegará la inhibición de continuar las construcciones, pero hasta tanto los endicamientos ya están consolidados, y se utilizará el tiempo del proceso, que podrá durar mínimo de tres años, para que el mismo río construya las nuevas islas en base a los muros de contención realizados. Es cuestión de tiempo, dinero y paciencia. Las representaciones cambian, sin embargo, los habitantes desposeídos son los mismos, mujeres, niños y niñas pobres y vulnerables que habitan territorios poco explorados. Las preguntas: ¿cómo los discursos y poderes regionales impactan en su cotidianeidad?, ¿se podría ensayar el de-construir las profundas redes que tejen sus vidas a través de discursos socio-político-ambientales? ¿Cuál es el rol de los y las diseñadoras en este juego? La omisión de la deconstrucción de los discursos postcoloniales y patriarcales continúa profundizando las dicotomías y las prácticas arquitectónicas dominantes se perpetúan consolidando la desigualdad en la territorialización de las prefiguraciones espaciales. Los diseñadores son contratados para realizar un proyecto habitacional privado, y desconocen las ecologías socioambientales del lugar, dado que se considera a la arquitectura y al diseño arquitectónico bajo exclusivas ópticas de arte y/o ambiental no “contaminada” con temas políticos. Sin embargo, cada línea trazada en un plano, deja dentro a algunos y fuera a otros. Hacemos diariamente política del habitar privado y comunitario, asépticamente.
La academia tiene un rol significativo. En los últimos diez años, se revela una aceleración epistémica, donde las ciencias sociales se piensan con lo ambiental. Se plantea un materialismo diferente, un nuevo momento, lo posthumano (Braidotti, 2013; Harari, 2011, 2015). Rem Koolhaas premio Pritzker año 2000, en su discurso de aceptación del premio dijo: “A no ser que rompamos con la arquitectura real y reconocida como una forma de pensar sobre cualquier cuestión, desde lo más político hasta lo más práctico, y logremos desprendernos de la eternidad para ocuparnos de asuntos concretos y actuales, como ser de la pobreza, la desaparición de la naturaleza, la arquitectura no va a sobrevivir hasta el año dos mil cincuenta” abriendo la puerta desde su propia participación política en Europa, luego del Brexit y dirigiéndose a todos los arquitectos y arquitectas del mundo en un llamado a la toma de conciencia y a la participación política en sus ámbitos de trabajo (Letra Urbana, 2000).
Una relectura donde el ser humano, entendido desde el sistema patriarcal es blanco, joven, masculino, deja de ser el punto necesario de referencia y se ensaya la inclusión de los que hasta el momento estuvieron fuera, mujeres, niños, niñas, sexo-diversidades, discapacidades y todos los seres vivos, planteando, además, la cuestión animal. Bajo este último pensamiento, se replantean cada una de las relaciones que lo humano ha establecido con distintos agentes, cuestionando la jerarquía de las especies orgánicas, plantas, animales, bacterias o inorgánicas, tecnológicas (cyborgs) revisando el derecho humano reivindicado hasta la actualidad de tomar la vida de otros seres, tema vinculado íntimamente con un contexto de innovación tecnológica de última generación (Haraway y Goodeve, 2000; Braidotti, 2013).
A las puertas de la cuarta revolución industrial y de la quinta extinción del planeta, (Harari, 2011, 2015) se comienza a vivenciar la fragmentación y desunión.
La academia especialmente las escuelas de arquitectura, deberán incorporar la palabra “política” y “filosofía” en sus pensum de estudios, por ejemplo, políticas públicas y privadas del hábitat, la biopolítica del hábitat y la filosofía de género. El reto consiste en tomar las oportunidades para generar vinculaciones nuevas, fortaleciendo la estructura comunitaria y la equidad para sentar bases de una cultura de paz (Braidotti, 2013; Segato 2003; Svampa, 2016), lo que es una tarea transdisciplinar e intergeneracional que debemos abordar como Academia, con solidaridad y sorodidad, aprendiendo a trabajar juntos, generando nuestras propias innovadoras metodologías latinoamericanas de abordaje a los territorios. Ya no, desde cada disciplina, sino en sinapsis, juntos con firmeza.
Es mi deseo que esta investigación, sea un aporte a la comprensión del hábitat de los territorios fluviales latinoamericanos, reservorios de agua dulce del mundo, paisajes con gran abundancia de bienes y servicios ecosistémicos, donde el valor más preciado es la vida solidaria que llevan las comunidades latinoamericanas que han sido resilientes desde siempre, que habitan paisajes agrestes y conforman la indivisible unidad cultural naturaleza-cultura, que subyace en las gentes. Con gran esperanza y aspiraciones ilimitadas, este texto quiere ser un llamado a concertar y a compartir las búsquedas, asumiendo la responsabilidad que me toca, como mujer, madre, docente, técnica, académica, investigadora, como ser viviente, revisando el impacto del accionar de mi especie en el planeta, analizado a diversas escalas donde los procesos se gestan con acciones conscientes y reflexionadas que contribuyan a posicionarnos, a repensar y sentir nuestros territorios y la relación que establecemos entre nosotros y nuestro paisaje, dejando latente la cuestión sobre qué tipo de posthumanos decidimos ser les arquitectes.
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