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El uso de la teoría de la mente en humanos (homo sapiens) y macacos japoneses (macaca fuscata) en distintos contextos sociales: consideraciones ontogénicas y filogénicas

  • Autores: Alba Castellano Navarro
  • Directores de la Tesis: Federico Guillén-Salazar (dir. tes.), Anna Albiach Serrano (codir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad CEU Cardenal Herrera ( España ) en 2020
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Fernando Colmenares (presid.), Gabriela Luciana Barrera (secret.), Juan Carlos Gómez Crespo (voc.), Antoni Gomila Benejam (voc.), Alicia Pérez (voc.)
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  • Resumen
    • Nuestra capacidad de atribuir estados mentales (Teoría de la Mente, ToM) nos permite explicar, predecir e incluso manipular el comportamiento de los demás. Se trata pues, de una capacidad esencial para el manejo de las interacciones sociales en nuestra especie y podría serlo también en otras especies animales. Para comprender mejor la ontogenia de la ToM, es preciso comparar su uso en individuos de distintas edades, mientras que, para comprender mejor su historia evolutiva, es útil la comparación de distintas especies. En ambos casos, resulta crucial entender los factores ambientales que condicionan el uso de la ToM en el presente y que podrían haber funcionado como presiones de selección en el pasado, confiriendo ventajas adaptativas a los individuos con mejores capacidades de ToM.

      Existen diversas teorías acerca de los contextos que pudieron haber propiciado la evolución de la ToM, entre las que destacan las hipótesis de depredación, domesticación, competición vs cooperación y relación entre iguales vs progenitores-crías. A pesar de que la ToM ha sido extensamente investigada, los estudios realizados a menudo se han centrado en aspectos distintos de la misma y han empleado distintos procedimientos experimentales, por lo que resulta difícil sacar conclusiones fiables sobre el papel de estos contextos en el desarrollo de la ToM (tanto desde un punto de vista ontogénico como filogénico). Parece necesaria, pues, más investigación empírica en la que se compare directamente diversos tipos de ToM y sus distintas funciones en sujetos de distintas edades y especies ‒tanto cercanas como alejadas filogénicamente de la nuestra‒. Además, se precisa de estudios que evalúen el uso activo de la ToM en distintos contextos sociales mediante procedimientos funcionalmente equivalentes.

      El objetivo general de esta tesis ha sido investigar el desarrollo de la ToM en nuestra especie y contribuir a la comprensión de la historia evolutiva de esta capacidad, incluyendo la identificación de los factores que pueden modular su uso. Para ello, se han llevado a cabo dos estudios experimentales complementarios, el primero con humanos de distintas edades y el segundo con otra especie de primate, el macaco japonés (Macaca fuscata), que han incluido la evaluación de diversos contextos en los la ToM puede resultar útil.

      En el primer estudio, recogido en el Capítulo 2, niños de 6 años y mujeres adultas participaron por parejas en una tarea en la que debían inferir el comportamiento de su compañero teniendo en cuenta su percepción visual (Experimento 1), conocimiento (Experimento 2) y falsa creencia (Experimento 3) con respecto a la localización de recompensas situadas debajo de tres vasos. Los objetivos específicos de este estudio eran, por una parte, confirmar la progresión de desarrollo de los distintos tipos de ToM encontrada en los estudios previos en niños ‒comparando sus resultados con los de adultos plenamente desarrollados‒ y por otra, comprobar si existen situaciones en las que se hace un mejor uso de alguno de los tipos de ToM y si este efecto varía durante la ontogenia. Los resultados se analizaron de acuerdo con la dirección temporal de la inferencia (comportamiento pasado o futuro del compañero), el contexto social (competición o cooperación) y, en el caso de las mujeres, el tipo de relación social con su compañero (otro adulto o su propio hijo). Los niños solo superaron la tarea de percepción visual mientras que los adultos superaron las tres tareas, pero obtuvieron mejores resultados en la tarea de percepción visual que en la tarea de falsa creencia. Esto sugiere que no solo diferencias en el nivel de desarrollo cognitivo, sino también diferencias en la dificultad intrínseca de las tareas subyacen a los resultados de los niños. Además, los niños obtuvieron mejores resultados en el contexto de competición, mientras que los adultos obtuvieron mejores resultados en el contexto de cooperación en el experimento de conocimiento, sugiriendo que la motivación por usar la ToM variaría de más competitiva a más cooperativa durante la ontogenia, probablemente debido a la progresiva asimilación de normas sociales relacionadas con la reputación y el sentido de la justicia. Por último, la dirección de la inferencia no influyó en los resultados en los niños, mientras que las mujeres, únicamente en el contexto de competición, obtuvieron peores resultados en la condición prospectiva del experimento de percepción visual ‒aquella en la que sus elecciones afectaban más directamente al compañero y eran más evidentes‒. Esta aparente reticencia por competir fue mayor en el caso de la madre con su hijo en comparación con cuando participaban con otro adulto, sugiriendo que, en la relación madre-cría, la cooperación podría haber sido una importante fuerza impulsora de la evolución de la ToM en nuestra especie.

      En el segundo estudio, recogido en el Capítulo 3, evaluamos la atención a la mirada humana en una población de macacos japoneses que viven libremente en la isla de Koshima (Japón), en tres contextos distintos: un contexto en el que un humano desconocido se acercaba directamente, generando una potencial amenaza (Experimento 1), un contexto de aprovisionamiento, en el que un humano le entregaba comida con una actitud cooperativa (Experimento 2) y un contexto en el que debían competir con un humano por comida (Experimento 3). Los objetivos específicos de este estudio eran investigar la sensibilidad de esta especie ‒que ha sido muy poco estudiada en términos de ToM‒ a la mirada de los demás y evaluar si se trata de una habilidad contexto-específica, o si podrían utilizarla de forma flexible en distintos contextos. Además, se evaluó el efecto de varias características individuales (i.e., sexo, edad, rango de dominancia, e índice de timidez) en el comportamiento exhibido por los macacos en los distintos experimentos. Los sujetos del Experimento 1 interpretaron la mirada directa del humano que se aproximaba como una señal amenazadora, como demuestra el hecho de que iniciaran la huida a mayor distancia y amenazaran al humano con más frecuencia en esta condición que en otra en que el humano miraba hacia el suelo. Los sujetos del Experimento 2 adaptaron su comportamiento al estado de atención del humano que les proporcionaba alimento, por ejemplo, desplazándose hasta entrar en su campo de visión cuando era necesario. Por último, en el Experimento 3 los macacos demostraron ser capaces de entender la perspectiva visual de un experimentador que competía con ellos por obtener comida. En concreto, los sujetos más tímidos prefirieron coger comida no visible para el experimentador antes que comida que sí que era visible para este, minimizando así el riesgo de confrontación, mientras que los menos tímidos prefirieron escoger la comida visible para el experimentador en primer lugar, maximizando sus oportunidades de obtener comida. En conjunto, estos resultados apoyan la idea de que los macacos japoneses atienden a la mirada humana de forma flexible según el contexto y son capaces de representar estados psicológicos básicos de los demás, como son sus intenciones y sus percepciones, por lo que cabe suponer que esta capacidad ya estaría presente en un ancestro común de los macacos y los humanos.

      En conjunto, estos dos estudios apoyan la investigación previa que afirma que la capacidad de entender las percepciones visuales de los demás es uno de los primeros aspectos de la ToM en desarrollarse ‒tanto desde un punto de vista ontogénico como filogénico‒. Por el contrario, los resultados de los macacos, positivos en los tres contextos evaluados (i.e., amenaza, cooperación y competición), apuntan a que la idea generalizada de que los contextos competitivos habrían sido el principal motor de la evolución de la ToM en los primates podría ser errónea. Esto podría deberse a la falta de comparabilidad de la investigación de la ToM en contextos competitivos y cooperativos en primates. Nuestros resultados con humanos indican que en los adultos plenamente desarrollados la ToM resultaría más útil para cooperar con los demás que para competir, sugiriendo que la cooperación habría adquirido mayor importancia en la evolución de la cognición social de nuestra especie y, en especial, en la relación madre-cría, donde la reticencia a competir fue aún mayor. Estos hallazgos arrojan nueva luz sobre el desarrollo y la evolución de la ToM, una capacidad cognitiva que, sin duda alguna, ha sido ‒y continúa siendo‒ clave para nuestra especie.


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