Las Virtudes Cardinales han sido objeto de estudio desde la Antigüedad, siendo consideradas los pilares que debían sustentar toda ciudad, así como estando ejemplificadas por el gobernante y ejercitadas por todos los ciudadanos. Estas virtudes constituyeron el tema principal de numerosas obras literarias y filosóficas que sientan la base teórica de este estudio. Aunque la representación de las Virtudes Cardinales ya tiene lugar en el siglo IX, la sistematización teórica de su agrupación propició un aumento de su visualización a partir del siglo XIV. La abundante representación de las Virtudes Cardinales trata de explicar visualmente los aspectos y funciones de cada una de ellas, los cuales parten generalmente del pensamiento filosófico. Por su importancia y la cuantiosa reflexión sobre ellas, no era de extrañar que sus representaciones visuales fueran tan abundantes y variadas, surgidas ya en la Edad Media y ofreciendo una continuidad y variación que alcanza la actualidad. Partiendo de estas premisas, hemos tratado de trazar, diacrónicamente, la continuidad y variación que presenta la visualidad de las Virtudes Cardinales, principalmente de manera individual. El tipo iconográfico es la manera concreta mediante la cual se ha llegado a configurar en imagen un tema o asunto. Por ello, hemos establecido los distintos tipos iconográficos a los que da lugar cada una de estas virtudes, tanto individualmente como en grupo, partiendo siempre de las fuentes escritas como explicación de las visuales. Concretamente, a partir de las fuentes filosóficas nos es posible poner en relación de la visualidad de cada una de las Virtudes Cardinales con las de las representaciones de las partes que las componen. Con este fin, se ha seguido el método iconográfico, el cual nos permite conocer el contenido de una figuración en virtud de los caracteres específicos y su relación con determinadas fuentes literarias. Por este motivo, se tienen en cuenta tanto las imágenes visuales como las literarias, expuestas de manera descriptiva en las fuentes escritas. Así, podemos elaborar diacrónicamente la continuidad y variación de los tipos iconográficos de las Virtudes Cardinales, la cual se manifiesta mediante la tradición cultural convencionalizada. La continuidad y variación se establece según la pervivencia de atributos, así como la aparición de otros nuevos. Los atributos constituyen la manifestación visual de los objetivos y funciones de cada una de estas virtudes. Dichas funciones se concretan mediante las partes de cada una de ellas, también manifestadas mediante sus atributos y con cuya visualidad ofrecen interacción.
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