Espai Verd, obra del estudio de arquitectura CSPT bajo la dirección de Antonio Cortés Ferrando, es una singular edificación situada en el barrio de Benimaclet, Valencia, diseñada a comienzos de la década de los años 80 y finalizada a mediados de los años 90. El proyecto, que nació como una idea entre amigos sobre materializar un conjunto de chalets con jardín dispuestos en altura, se nutre de diferentes referentes y estrategias geométricas para encajar sus viviendas en el espacio. La combinación de sus múltiples elementos constructivos vistos, como su colosal estructura de hormigón armado, junto a la introducción de una profusa vegetación como parte intrínseca del edificio, sin lugar a dudas, dotan a esta obra de un interés arquitectónico digno de objeto de estudio.
En la actualidad, numerosos colectivos académicos y profesionales han comenzado a mostrar un creciente interés por difundir esta edificación, dadas sus peculiares características. Existen diferentes publicaciones y exposiciones que aportan ciertos detalles de la obra, pero todos ellos desde un carácter divulgativo, sin llegar a profundizar en el proceso arquitectónico y de ejecución. El trabajo parte por recopilar el mayor número de documentación y datos posible respecto a su diseño y materialización, y así poder analizar y establecer una serie de conclusiones que den lugar al primer documento formal sobre Espai Verd.
La Valencia de los años 80, el auge del cooperativismo, el desarrollo profesional de CSPT y de Cortés, y conceptos como el brutalismo, las megaestructuras o la arquitectura modular en el espacio, son algunos de los factores que influyeron profundamente en el diseño y materialización de esta obra. En este sentido, referentes como Habitat 67, Montreal, Canadá, de Moshe Safdie o la arquitectura modular del estudio de arquitectura GO-DB, en el que Cortés y el resto de integrantes de CSPT estuvieron formándose profesionalmente, resultan claves para entender este tipo de arquitectura.
El proyecto se basa en la utilización de tres piezas o tipologías de viviendas, de una planta, dúplex y tríplex, que introduce dentro de en una retícula de 6 x 6 m para combinarlas mediante diferentes estrategias de diseño como el escalonamiento o la simetría. Los espacios intermedios, resultantes de la combinación espacial entre las viviendas, originan generosos espacios de relación y múltiples dotaciones que son fundamentales en el desarrollo social y vivencial del hábitat. De igual modo, el empleo de la vegetación como extensión natural de la vivienda mejora las condiciones medio ambientales, y supone la necesaria desvinculación de los ejes con respecto de la trama urbana, a favor del mejor asoleo posible. La espacialidad de sus crujías y las grandes cargas que implican la implantación del terreno vegetal en los forjados traen como resultado la singularización de la estructura, nada convencional para un edificio de carácter residencial. En este sentido, a través de la distinta documentación recopilada para la ejecución de la obra se puede apreciar la complejidad y el detalle en los diferentes sistemas constructivos empleados, en los que destaca su parte estructural.
Por tanto, la exposición y análisis de la mayor información posible recabada sobre Espai Verd han permitido desvelar los criterios y estrategias de proyecto utilizados, con los que establecer unas reflexiones sobre todo el proceso arquitectónico de esta obra. En consecuencia, su singularidad e interés patrimonial, deberían ser estudiados para su inclusión dentro del catálogo de Bienes de Relevancia Local, con lo que garantizar y preservar este particular hábitat sostenible.
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