El paisaje cada vez tiene mayor protagonismo en nuestra sociedad y contribuye de forma significativa en la calidad de nuestra vida. Su conocimiento y valoración suponen un elemento fundamental para el desarrollo y el bienestar social. Desde la aprobación en el año 2000 del Convenio Europeo del Paisaje (CEP) promovido por el Consejo de Europa esta idea ha ido penetrando en la sociedad. El Convenio de Florencia es el eje central de esta investigación y es el elemento común en España e Italia, ya que se analiza su aplicación en dos regiones de estos países: Castilla-La Mancha y Piamonte.
El trabajo se plantea captar el valor del paisaje y se apoya en las experiencias surgidas al amparo del CEP. Esta valoración conlleva la estimación tanto de elementos objetivos como de otros subjetivos. Estos últimos están relacionados con la percepción, sujeta a los valores cambiantes de cada individuo y de la sociedad. A ello se añade que, a partir del año 2000, el paisaje no sólo está vinculado a la belleza o al sentido estético, sino que cualquier zona del territorio se puede considerar paisaje desde el punto de vista de quien lo contempla.
Esta singularidad ha motivado que para la realización del trabajo de campo se haya optado por la metodología cualitativa y dentro de ella por la técnica de las entrevistas en profundidad ya que esta herramienta se plantea como objetivo comprender más que explicar y buscar siempre maximizar el significado.
La investigación se justifica por la necesidad de estudios locales para el desarrollo del conocimiento del paisaje, entendido como patrimonio y recurso. Trata de establecer conexiones señaladas en el Convenio que son de candente actualidad, porque vivimos en un mundo globalizado que puede ocultar la identidad y las particularidades locales. De ahí el carácter comparativo de nuestro estudio.
Se proponen cuatro ejes de análisis en consonancia con la diversidad de facetas que se encuentran asociadas al paisaje. En primer lugar, se parte de la idea de que el paisaje es una construcción social y que se encuentra mediatizada por la cultura. En segundo lugar, se analiza el carácter jurídico del paisaje porque representa una de las grandes novedades del CEP. En tercer lugar, se considera también el concepto de identidad y su relación con el territorio, lo que se une a la valoración que se hace del paisaje. Este, con sus elementos físicos, pero también con las interpretaciones o lecturas que se han hecho de él a lo largo del tiempo (en la Literatura, en la Pintura, en la Filosofía, etc.), contribuye a dotar de identidad al territorio. Se analiza la relación entre paisaje, identidad, territorio e imagen, con una mirada que requiere de aportes interdisciplinares. Se incluye también el reconocimiento del valor patrimonial del paisaje ya que constituye un legado, que hay que conservar y transmitir. Finalmente, como cuarto eje, se considera su papel como activo utilizado en la explotación turística de las regiones que contribuye a generar la imagen de cada una de ellas. Se trata de explorar el proceso de creación y utilización de la imagen turística en las dos regiones objeto de estudio con relación al paisaje que las caracteriza.
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