El gigantismo es el punto de partida de este estudio. La funcionalidad del gigantismo es doble, por una parte, satisface los sueños de la imaginación, y por otra, tiene una función edificante. El mito fundador de la saga de utopía es la metáfora del titanismo de la época o siècle de l'effort, de manera que el gigante será el depositario de las esperanzas y del sueño del humanismo. Por este motivo, debe asumir el orden como una necesidad individual y gubernativa, lo cual implica la paulatina gulliverización del gigante y, por lo tanto, el encomio de la mesura.
La lectura cruzada de Garagantua y Pantagruel permite apreciar cómo cada obra aborda una temática que le es específica. Asimismo, la confrontación de la edición definitiva - 1542 - y la edición de 1534 de Pantagruel y la de 1535 de Gargantua esclarece los avatares de la composición y los impoderables que incidieron en la estética silénica de la obra.
La inspiración en las crónicas gargantuinas y la impronta de la cultura popular hacen de Rabelais un intermediario cultura. Gracias a este impronta, Rabelais se emancipa de una tradición de a que se reclama continuados, al tiempo que establece un novedoso diálogo entre la cultura de élites y la popular.
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