Introducción: La epicránea fugax (EF) es una entidad descrita en 2008 consistente en paroxismos de dolor en movimiento por la superficie de un hemicráneo, con inicio y final en territorios de nervios diferentes. Hasta la fecha se han recogido 48 pacientes con EF en la literatura, sin incluir los casos procedentes de nuestro centro.
Objetivos: Se pretende determinar la incidencia de la EF en una unidad de cefaleas, analizar las características clínicas y demográficas de los pacientes, valorar el grado de asociación a otras cefaleas, e identificar cuadros clínicos que puedan suponer una variante fenotípica de la entidad.
Material y métodos: Entre marzo de 2008 y abril de 2015, se analizaron prospectivamente los pacientes atendidos en la Unidad de Cefaleas del Hospital Clínico Universitario de Valladolid que acudieron con un cuadro clínico sugerente de EF. Se recogieron las variables clínicas y demográficas relevantes, se llevó a cabo una exploración física y neurológica detallada y se solicitaron pruebas complementarias para descartar la presencia de enfermedades subyacentes. En cada paciente se evaluó la necesidad de tratamiento preventivo, de forma individual, y se registró el curso clínico de la enfermedad.
Resultados: Se incluyeron 57 pacientes (41 mujeres y 16 varones, de entre 18 y 84 años de edad al inicio de la cefalea), con cuadros clínicos compatibles con las variantes postero-anteriores (40 casos; 70,2%), antero-posteriores (15; 26,3%) o combinación de ambas en un mismo paciente (2; 3,5%) de EF. En 16 pacientes (28,1%) había un componente estático de dolor en la zona de origen de los paroxismos, teniendo en 13 de ellos una delimitación bien definida de forma circular u ovoidea con criterios de cefalea numular. En cuanto a los paroxismos dolorosos, su intensidad en una escala visual analógica (EVA; 0: no dolor, 10: peor dolor posible) era de 4,7 ± 1,2 (rango: 1-6). En 24 pacientes (42,1%) los paroxismos se producían en el lado derecho, en 24 (42,1%) en el lado izquierdo, en 7 (12,3%) se observaban en ambos lados, y en 2 (3,5%) eran de localización sagital, variante no descrita previamente en la literatura. En 11 casos (19,3 %) se recogió un inicio hiperagudo de la cefalea, con más de 10 exacerbaciones al día durante los primeros días, y en 16 (28,1%) se produjo una remisión espontánea, en 6 de ellos en menos de 2 semanas. En 34 de los pacientes en los que se no observó remisión espontánea (82,9%) se instauró un tratamiento preventivo (principalmente gabapentina o lamotrigina), obteniéndose una reducción de al menos un 50% de la frecuencia o intensidad de los paroxismos en 29 (85,3%). No se observaron diferencias en las características demográficas o clínicas entre los pacientes con irradiación postero-anterior o antero-posterior del dolor. De forma separada describimos dos pacientes con forma facial de EF, descripción clínica novedosa que podría ampliar el fenotipo de la entidad. Conclusiones: La EF es una entidad infrecuente, pero no excepcional, en una unidad de cefaleas. Afecta predominantemente a mujeres, y en un amplio rango de edad. Su historia natural es muy variable, con o sin remisiones. Las formas sin remisión espontánea se pueden beneficiar de un tratamiento con fármacos neuromoduladores. Se han identificado nuevas formas clínicas que amplían el espectro de la EF. Proponemos que los criterios diagnósticos revisados incluyan la EF de localización facial y la EF sagital.
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