A lo largo de los dos últimos siglos de la Edad Media se desarrollaron en gran parte de Europa tres procesos cuyos efectos en Castilla y la Corona de Aragón tuvieron un punto de convergencia en el espacio transfronterizo que conforma el reino de Valencia entre el interior peninsular y el Mediterráneo a partir del último cuarto del siglo XIV (cuando pudieron estabilizarse las relaciones internacionales entre ambas coronas): en primer lugar, la formación del Estado y el afianzamiento de instituciones y marcos jurídico-normativos; en segundo lugar, la consolidación de los mercados interiores y la jerarquización de los circuitos económicos exteriores; y, en tercer lugar, el incremento de las circulaciones de personas, bienes, capitales y servicios y el desarrollo de instrumentos y estrategias mercantiles precapitalistas.
La conjunción de los distintos fenómenos políticos y económicos implicados en tal desarrollo dio lugar, hacia mediados del siglo XV, a un panorama caracterizado por el éxito de dos estados bien organizados y complejos institucionalmente y a unos centros económicos interiores y marítimos consolidados como polos mercantiles, industriales y/o financieros a escala suprarregional o internacional.
Con esa evolución como trasfondo, la hipótesis de partida es que una parte sustancial del proceso descrito tuvo como base, en el escenario ibérico, las relaciones bidireccionales político-económicas establecidas entre los espacios interiores castellanos y el reino de Valencia. La tesis doctoral es, así, un análisis de la configuración y consolidación del mercado transnacional que se concretó en el espacio económico castellano-valenciano-mediterráneo durante las tres décadas finales siglo XIV y los tres primeros decenios del XV. En última instancia, pretende valorar la aportación del fenómeno investigado al desarrollo del sistema de intercambios peninsular sobre el que se cimentó un sector importante del modelo económico hispánico durante la Edad Moderna.
El estudio se divide en dos partes. La primera de ellas cuenta con cinco capítulos en los que se analizan los fundamentos político-fiscales de la construcción del mercado transnacional valenciano. En el primer capítulo se precisan las competencias de las principales instituciones políticas de las coronas de Castilla y Aragón en la regulación de los intercambios económicos y los tráficos mercantiles. El segundo capítulo profundiza en el desarrollo de las instituciones judiciales mercantiles implicadas en el comercio castellano y catalano-aragonés, prestando una atención especial a la juraduría de los mercaderes y a los dos conatos de fundación de un consulado castellano en València. En el tercer capítulo se describen los principales escenarios de los contactos económicos mantenidos dentro del espacio definido y su relevancia en el sistema mercantil del sector occidental de la Península Ibérica. El cuarto capítulo es un análisis de las líneas centrales de intervención de las Monarquías castellana y aragonesa en materia de política monetaria, así como de sus implicaciones en el comercio interior y exterior. En el quinto capítulo se aborda un examen detallado del principal componente fiscal de las relaciones político-económicas castellano-aragonesas, la quema, y específicamente castellano-valencianas, el dret dels damnificats.
La segunda parte comprende un estudio pormenorizado de las fases identificadas en el proceso de construcción del mercado transnacional valenciano entre 1370 y 1430. En el capítulo sexto, que es el primero de este bloque, se analizan las bases político-diplomáticas sobre las que se asentó el sistema de intercambios castellano-aragonés instaurado tras el fin de la guerra de los Dos Pedros en 1369 y el interés de los operadores locales y extranjeros en el espacio económico castellano-valenciano. En el séptimo capítulo se profundiza en las causas que condujeron a un cambio de signo en las relaciones internacionales entre Castilla y la Corona de Aragón durante la última década del siglo XIV y los primeros años del siglo XV y se exponen las principales implicaciones del paralelo auge económico que se vivió en los contactos mercantiles entre ambos estados. El octavo capítulo está dedicado íntegramente a la investigación de la coyuntura de ruptura comercial que atravesaron las relaciones económicas castellano-aragonesas entre 1403 y 1409, así como de las soluciones encontradas en un territorio y en otro para mantener, bajo mínimos, el sistema mercantil consolidado tras el fin de la guerra. Finalmente, en el noveno capítulo se exponen las principales manifestaciones de las crisis sufridas en el escenario político peninsular y sus –en general, pocos– efectos en el proceso de expansión y jerarquización de los circuitos comerciales transnacionales que se experimentó en el espacio económico castellano-valenciano-mediterráneo durante la segunda y la tercera década del siglo XV.
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