El optimismo sobre el potencial de los biocombustibles como alternativa a los combustibles fósiles era elevado a principios del siglo XXI. Se esperaban beneficios tales como, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la descarbonización de la electricidad y el calor y un mayor desarrollo de las zonas rurales. Sin embargo, existía una creciente especulación sobre la controvertida contribución de los biocombustibles al aumento de los precios de los alimentos y al uso de agua dulce. Esto planteó cuestiones importantes sobre el uso de tierras arables para cultivos dedicados a la producción de biocombustibles y generó una disyuntiva entre la producción de alimentos o biocombustibles. En este contexto, las tierras marginales se han erigido como la principal alternativa de superficie para la producción de cultivos energéticos. Así pues, los agricultores necesitan encontrar alternativas fiables en zonas agrícolas marginales de secano donde la producción de cultivos alimentarios difícilmente es económicamente sostenible, y en las que el cultivo de gramíneas perennes destinadas a la producción de energía, podría ser una de las mejores alternativas.
El objetivo general de este estudio es identificar áreas donde los cultivos alimentarios tradicionales no son económicamente sostenibles debido a restricciones biofísicas, evaluar la introducción de diferentes especies de gramíneas perennes C3 del género Agropyron spp. en tierra arable marginal de secano desde un punto de vista agronómico y, evaluar la viabilidad de la introducción de las citadas especies en zonas marginales de explotaciones agrícolas reales comparando la respuesta de las nuevas especies con el cultivo sembrado tradicionalmente en esas zonas.
España tiene una superficie de 9,93 millones de hectáreas (Mha) de tierra cultivable de secano con limitaciones biofísicas y/o económicas, donde el bajo contenido de materia orgánica es la principal limitación. La evaluación de las diferentes alternativas de gramíneas perennes reveló que el agropiro alargado (Agropyron elongatum (Host) Beauv.) obtuvo las mejores producciones de biomasa (4,8 Mg·ha-1·año-1), y una calidad de la biomasa similar al resto de las especies estudiadas. La biomasa obtenida de las especies evaluadas mostró contenidos relativamente altos de cenizas, silicio y elementos alcalinos y poderes caloríficos inferiores entre 16,7 y 18,5 MJ·kg-1 en base seca. Además, agropiro alargado mostró una sensible mejora en el balance económico (156 €·ha-1·año-1), en comparación con el centeno (Secale cereale L.) (145 €·ha-1·año-1), el cultivo tradicional utilizado para la siembra de áreas marginales de una explotación agrícola real. La principal diferencia se obtuvo en la evaluación ambiental donde el agropiro alargado produjo un potencial de calentamiento global de –1.9 Mg CO2 eq·ha-1·año-1 versus 1.6 Mg CO2 eq·ha-1·año-1 obtenido por el centeno.
De acuerdo con los resultados obtenidos se concluyó que sería de gran utilidad la implementación de este tipo de cultivo en terrenos marginales. El agropiro alargado es mejor opción que el cultivo tradicional desde el punto de vista ambiental y un poco mejor desde el punto de vista económico. Considerando estos resultados, la búsqueda de incentivos económicos debido a la reducción del CO2 eq. para el cultivo del agropiro alargado en comparación con el centeno es fundamental para mejorar su margen económico y así promover la implantación de este nuevo cultivo en las zonas marginales de las explotaciones agrarias.
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