Javier-Eladio Guzman Villanueva
1. introducción o motivación de la tesis Somos argumentación y somos persuasión, también comunicación. Y el LENGUAJE básicamente consiste en argumentar. Estas son las intuiciones que nos han animado a elegir como tema de investigación el Debate de Competición Académico.
Los distintos enfoques que ha habido en el seno de la Lingüística para abordar su objeto de estudio han priorizado bien el aspecto histórico / el formal / el semántico / o el pragmático. Indudablemente el fenómeno lingüístico incluye todas estas dimensiones y aspectos que vamos mencionando, pero hace ya varias décadas que adquieren una especial relevancia los planteamientos centrados en lo comunicativo / en lo interaccional. Así se ha visto que el lenguaje tiene más funciones que la de figurar la realidad, que el plano semántico no solo está vinculado al sintáctico sino también y en especial medida al del hablar / escribir como un actuar. Dentro de este nuevo paradigma, en ciertos autores, se ha ido generando cierta convicción, a saber, que la argumentación no es una función más entre otras que caracterizan el lenguaje sino que presenta un protagonismo especial, pues ya estemos representando cosas / expresando estados afectivos / intentando que los demás actúen de cierta manera / combinando de cierto modo formas y contenidos para que el lector albergue ciertas experiencias estéticas, en cualquiera de estos casos (u otros [dentro de los distintos juegos que nos ofrece el lenguaje]) en el fondo lo que estamos haciendo con nuestras emisiones de palabras / oraciones / discursos / textos es procurar conducir de forma persuasiva al oyente / lector en cierta dirección: en el fondo, lo que hacemos con el lenguaje es argumentar.
Lo que nos interesa resaltar es que tanto el Análisis del Discurso como las Teoría de la Argumentación / Teoría de la Persuasión / Teoría de la Comunicación constituyen perspectivas teóricas que han ido ganando en cuerpo de conocimientos y relevancia académica, pero todavía no han atendido a cierta forma de argumentar – persuadir - comunicar que bien podría pasar por una de sus manifestaciones ejemplares (para saber de qué va esto de convencer a los demás de algo): el Debate de Competición. Sirva de evidencia de lo que acabamos de decir el hecho de que ninguna taxonomía general sobre los distintos tipos de discurso y géneros discursivos, ni ninguna clasificación particular acerca de las distintas modalidades de conversación, considera el tipo ‘deportivo’ y el género o subgénero ‘Debate de Competición’.
El Debate de Competición en español es una forma discursiva de reciente implantación en el mundo hispano, prácticamente lo que llevamos de siglo XXI, y de una importancia creciente, tanto en el ámbito universitario como en el escolar. Pero todavía no hay (por lo que alcanza nuestro saber) ningún trabajo estrictamente académico al respecto. De ahí que la razón principal para plantear esta investigación sea subsanar el vacío académico de trabajos rigurosos acerca de un hecho dialéctico de creciente relevancia tanto en España como en el resto de países de habla hispana, y desde una doble perspectiva tanto teórica como práctica. La hipótesis de partida vendría a ser la proposición ‘En el modelo estructural discursivo que constituye la actividad deportiva del Debate de Competición confluyen planes estratégicos y maniobras tácticas de índole argumentativa / persuasiva / comunicativa que trazan el contorno de un juego de lenguaje concreto – con aires de familia respecto a otros tipos de discurso, pero con rasgos propios -’.
El objetivo principal sería que el conocimiento adecuado de dichos elementos pudiese revertir en claves para un pertinente entrenamiento y aprendizaje exponencial en esa área de conocimiento que también es el Debate de Competición. El objetivo de fondo es realizar una aportación significativa en el campo lingüístico del Análisis del Discurso.
Los objetivos concretos que perseguimos con esta disertación son: • introducir al lector en el mundo del Debate de Competición Académico, tanto en su idiosincrasia deportiva como educativa; para lo cual se llevará a cabo el análisis pormenorizado de un caso concreto (accesible a través de una grabación de vídeo), aparte de las pertinentes aproximaciones a este nuevo tipo de deliberación (que presenta similitudes y diferencias con los otros tres tipos de deliberación – a saber, retórica / práctica / pragmática -), haciendo ver que el Debate de Competición es (1) deporte, (2) herramienta educativa de vanguardia, y, por encima de todo, (3) una vía para mejorar la calidad de la democracia, por promover en la ciudadanía el cultivo de la escucha activa del otro, el rigor en el razonamiento, el pensamiento crítico y la comprensión del mundo en el que vivimos; • delimitar el contorno teórico de lo que supone argumentar – persuadir – comunicar: esto es, explicar qué pueden aportarnos las tradiciones del Análisis Conceptual – Hermenéutica / Pragmática / Problematología -, del Análisis del Discurso, de la Teoría de la Argumentación – la Nueva Retórica / la Lógica Informal / la Retórica Intencional -, de la Lingüística Cognoscitiva y de la Neurociencia al área de conocimiento del Debate de Competición Académico; y, • analizar los elementos presentes en todo encuentro bajo la modalidad de Debate Académico – la investigación / la introducción / las refutaciones / las interpelaciones / la conclusión / los criterios de evaluación –, iluminando distintas estrategias argumentativas / persuasivas / comunicativas; todo ello comentando en detalle casos concretos y reales (acontecidos en el mundo de la competición).
La justificación del porqué explorar el Debate de Competición Académico tiene que ver con que se aprecie el potencial práctico que alberga este tipo peculiar de discurso de cara a aportar conocimiento a los distintos planteamientos teóricos que estudian el lenguaje. El procedimiento ha sido (primero) introducirnos, (segundo) delimitar el contorno teórico, y (tercero) analizar la praxis. El marco teórico queda constituido por un análisis conceptual desde el giro lingüístico acontecido en la Filosofía, por aportaciones lingüísticas (fragmentarias) desde el Análisis del Discurso, por una lectura antropológica de la Teoría de la Argumentación y por dejar aparecer aportaciones desde la Lingüística Cognoscitiva y la Neurociencia; y la experiencia de fondo a la que recurrimos son debates reales acontecidos en la segunda década del siglo XXI en España.
Respecto a la metodología, desde una perspectiva insertada en la Lingüística Pragmática se pretende describir los componentes tácticos – estratégicos presentes en el género de discurso que supone el Debate de Competición Académico atendiendo al funcionamiento de mecanismos argumentativos, persuasivos y comunicativos.
Las principales lenguas en las que regularmente se organizan torneos de Debate son la inglesa y la española; centrándonos nosotros únicamente en el español, por lo que nuestro trabajo sobre esta práctica discursiva propia del ámbito educativo aspira asimismo a ser una modesta contribución a los Estudios Hispánicos. Combinaremos enfoques concretos con una mirada general. Es decir, una atención a ciertos detalles para que el conjunto de los microanálisis proporcione al final una constelación de fondo que nos facilite una concepción clara y rigurosa de esta modalidad deportiva y educativa del deliberar.
No podemos evitar pensar desde las coordenadas en las que nos instruimos, la concepción analítica de la Filosofía, una empresa intelectual que a lo largo de su historia ha ido atendiendo más o menos cronológicamente a las siguientes dimensiones del lenguaje: primero la representacional, luego la pragmática, y más recientemente y en menor medida la expresiva, pero hay una cuarta – la creativa (donde estaría incluido el juego lingüístico del Debate de Competición) -; de ahí que una aspiración de fondo con este trabajo sería reclamar la atención para este ámbito lingüístico desatendido hasta la fecha por la Filosofía del Lenguaje de corte analítico. Asimismo, reclamar tanto al Pensamiento Filosófico como a la Pedagogía atención sobre esta deliberación en modo deporte educativo, por las implicaciones reflexivas / connotaciones epistémicas / competencias formativas que conlleva.
Así pues, no nos anima otro propósito que precisar los límites de un espacio experiencial bien concreto – la modalidad del Debate Académico dentro del Debate de Competición – para ponernos en disposición de aumentar el conocimiento sobre nosotros mismos (una especie ciertamente discursiva) y revindicar la importancia de este juego de lenguaje tan especial. Por lo que el campo académico en el que queremos circunscribir esta investigación queda trazado por los ejes de lo lingüístico y de lo antropológico, como no podía ser de otra manera bajo la guía institucional de un Programa Interuniversitario de Doctorado denominado ‘Lenguas y culturas’. Estructura y objeto de estudio que nos exigen guiarnos por la CLARIDAD tanto sagital de la Ciencia como transversal de la Filosofía.
2.contenido de la investigación El contenido se divide en una Primera Parte teórica y en una Segunda Parte práctica.
Las aportaciones teóricas del Análisis Conceptual, del Análisis del Discurso, de la Retórica, de la Lingüística Cognoscitiva y de la Neurociencia apuntan todas en la misma dirección: la tesis del carácter eminentemente estratégico de los intercambios lingüísticos.
Nuestro modelo de análisis (con vocación sistemática) de estructuras debatísticas en modo académico permite dar cuenta de: (1) LAS PRINCIPALES ESTRUCTURAS EN EL SUBGÉNERO DISCURSIVO DEL DEBATE ACADÉMICO: a saber, las estrategias argumentativas / las estrategias persuasivas / las estrategias comunicativas -; (2) la RECURSIVIDAD DEBATÍSTICA: a saber, a partir de un número limitado de categorías (‘comunidad dialógica de conocimiento’ / ‘discurso debatístico – unidades, enunciados, intervenciones, intercambios, períodos, secuencias en cuanto actos de debate -’ / ‘audiencia – alocutarios antagonistas, destinatarios evaluadores, auditorio escuchante -’ / ‘transductor – jueces, formadores, cronistas, investigadores -’ / ‘estrategias discursivas – argumentativas, persuasivas, comunicativas -’ / ‘errores metodológicos – descriptivismo, teoreticismo, adecuacionismo -’ / ‘circularismo’) y a partir de un número limitado de principios (‘Los actos de debate se caracterizan por su naturaleza estratégica’ / ‘Las estrategias de debate argumentativas, persuasivas y comunicativas se construyen y se escenifican de forma entrelazada’) se puede analizar e interpretar en un ejercicio de transducción las estructuras discursivas debatísticas escenificadas dialécticamente en un encuentro como ciertas intenciones realizadas entre una infinidad de posibilidades engendradas a partir de un número limitado de operaciones – interpretar / investigar / diseñar / prever / introducir / construir / refutar / interpelar / concluir / evaluar / retornar / argumentar-persuadir-comunicar – y de lugares comunes – ‘Primero, escuchar al otro’, ‘Criticar el discurso antagonista, no a sus enunciadores’, ‘Quien impone su marco tiene la iniciativa’, ‘El objetivo: convencer a los jueces’, ‘Un debate, un mensaje’ -; (3) el ENTRELAZAMIENTO DE LOS DISTINTOS NIVELES ORGANIZATIVOS DEL DISCURSO DEBATÍSTICO – a saber, que cada una de las operaciones estratégicas básicas de argumentar, persuadir y comunicar solo se pueden realizar satisfactoriamente (con éxito discursivo) en combinación con el resto: pues argumentar requiere conducir ciertas razones frente a unos antagonistas para que unos destinatarios tomen cierta decisión a nuestro favor, persuadir requiere unos argumentos que transmitir con el fin de guiar a unos destinatarios hacia nuestros intereses y comunicar requiere una argumentación con la que guiar a unos destinatarios a ser posible de forma elocuente para que se vean inclinados a preferir nuestro discurso -; y, (4) la HETEROGENEIDAD DE LOS DISTINTOS TIPOS DE SECUENCIAS DEL DEBATE DE COMPETICIÓN ACADÉMICO – a saber, secuencias introductorias (de apertura) / constructoras (en menor medida de carácter crítico y en mayor medida de carácter argumentativo) / interpeladoras (para desacreditar el discurso contrario a la vez que se afianza el nuestro) / destructoras (en menor medida de carácter de cierre de la construcción y en mayor medida de carácter contraargumentativo) / conclusoras (de análisis y síntesis) -.
3.conclusión El proceder analítico de Austin estaba motivado por abrir nuevas vías de exploración agudizando la conciencia sobre detalles desatendidos; ese es el espíritu que nos ha animado en esta investigación: atender un fenómeno hasta la fecha apenas considerado académicamente. Cada intento de salir del lenguaje constituye una intención vacía, de ahí que toda exploración del fenómeno del debatir necesariamente caiga dentro del campo de la Ciencia del Lenguaje. Como dice Emilio Lledó en Imágenes y palabras (2017: 135), una importante cuestión que incide en el centro mismo de determinados planteamientos de la Lingüística es si el análisis del lenguaje ha de ser apriorístico o empírico; estando el peligro del enfoque apriorístico en el mínimo compromiso con la realidad, mientras que si la consideración es empírica lo que ganamos en contacto con la realidad lo perdemos en menor andamiaje formal. En este sentido, nuestro cometido ha sido en primer lugar atender a las aportaciones teóricas – el Análisis Conceptual / el Análisis del Discurso / la Retórica / la Lingüística Cognoscitiva / la Neurociencia - que hemos considerado interesantes y pertinentes para analizar este juego del debatir competitivo para pasar luego a describir un cuerpo de operaciones estratégicas susceptibles de uso en el mundo de la competición en Debate. Al menos hemos procurado que la Teoría no determine la exposición de la praxis debatística, como si las maniobras prácticas expuestas fuesen una confirmación de una postura ideológica previa. Digamos que en el transcurso de la indagación teórica-práctica nos hemos ido haciendo cierta idea, composición de lugar, gracias a la cual hemos ensayado un sistema conceptual que dé cuenta de cierto ámbito de la realidad: ese peculiar género discursivo que es el Debate de Competición en general y ese subgénero discursivo en particular que es el Debate Académico. Y durante el transcurso de esta exploración nos hemos encontrado con dificultades que trascienden el área del Debate Académico y el campo del Debate de Competición, complejidades relativas al fenómeno de la argumentación e incluso del lenguaje y del ser humano; de ahí que terminada esta indagación hayamos arribado a unas conclusiones abiertas de carácter lingüístico y antropológico.
Nuestra hipótesis de partida venía marcada por la proposición ‘En el modelo estructural discursivo que constituye la actividad deportiva del Debate de Competición confluyen planes estratégicos y maniobras tácticas de índole argumentativa / persuasiva / comunicativa que trazan el contorno de un juego de lenguaje concreto – con aires de familia respecto a otros tipos de discurso, pero con rasgos propios -’. Sobre dicha tesis inicial hemos operado sin respaldo metafísico alguno, por lo que no presentamos nuestros resultados con pretensión de fundamentación última; simplemente hemos expuesto el entramado teórico que nos suministre el suficiente bagaje conceptual para analizar la arquitectura argumentativa – persuasiva – comunicativa de tono estratégico de las acciones discursivas constitutivas del Debate de Competición en general y del Debate Académico en particular; todo ello de forma provisional, aunque esperemos que de forma satisfactoria, es decir, en cierta medida iluminadora.
Pasamos a enumerar los resultados más significativos: (1) En la práctica del Debate de Competición se da el fenómeno de argumentar de forma similar a otros ámbitos, pero con las suficientes peculiaridades como para que se pueda hablar de una argumentación debatística; con todo, no se trata de un proceder cerrado en sí mismo, por lo que el aprendizaje en Debate de Competición es susceptible de aplicación a otros ámbitos de la vida.
(2) La diferencia más marcada entre la argumentación debatística y el resto de argumentaciones es la presencia de un jurado, por lo que, aunque en la dinámica del debate dirijo nuestro discurso contra otro equipo, en realidad no trato de convencer a mis oponentes, sino a los individuos que nos juzgan.
(3) (Esta peculiaridad de la relevancia del jurado nos proporciona un criterio desde el que realizar una primera delimitación conceptual:) El Debate Académico consiste en dos conjuntos de actos comunicativos cohesionados cada uno en una arquitectura racional, construidos cada uno por un equipo de cara a su enfrentamiento dialéctico con el otro equipo según unas reglas para convencer a unos destinatarios evaluadores, a quienes cada equipo intentará conducir hacia la aceptación de su discurso.
(4) Cada equipo de Debate funciona como una comunidad de conocimiento y de diálogo: un equipo de Debate de Competición es una mancomunidad objetiva de intenciones argumentativas / persuasivas / comunicativas y un correlato continuo de transferencia interlocutiva, todo ello bajo una actitud deportiva ante la palabra: probar nuestras estrategias frente a otros (también preparados). Los equipos de Debate son agentes de conocimiento en una sociedad del desconocimiento.
(5) La existencia de un resultado (respecto al ganador de cada encuentro), una normatividad, un contexto institucional de torneos / ligas / premios / clubes, así como de entrenadores (formadores) y de unos procesos de entrenamiento hacen de esta actividad un deporte.
(6) La actividad deportiva del Debate Académico es susceptible de aplicación en el mundo educativo como una herramienta pedagógica de vanguardia donde el alumnado (pero también el cuerpo docente) tiene la opción de incrementar su bagaje cognoscitivo y de desarrollar sus destrezas intelectuales, afectivas y sociales, y, especialmente, el pensamiento estratégico; se trata de un tipo de experiencia que supera la clásica dialéctica entre educación tradicional (basada en la disciplina, la recepción de contenidos enseñados y la memoria) y la educación innovadora (basada en el juego, el aprendizaje por competencias y la búsqueda constructiva del conocimiento), porque el Debate recoge los seis rasgos nombrados y los unifica en una actividad que, además, tiene las ventajas que aporta el deporte, el trabajo de investigación en comunidad de conocimiento y de diálogo, y el Pensamiento Estratégico.
(7) No hay ningún área de conocimiento ajena al Debate. Todas las materias presentan contenidos susceptibles de ser formulados en una pregunta dual y equilibrada.
(8) Un resultado sorprendente del entrenamiento en Debate de Competición es que se rompen los límites que impone la edad, pues escolares (de Bachillerato o incluso de 4º de la ESO [entre 14 – 17 años]) debidamente entrenados llegan a adquirir destrezas suficientes como para enfrentarse con éxito a universitarios en torneos universitarios.
(9) Las bondades pedagógicas que proporciona la praxis del Debate de Competición en los centros educativos (en general, desde Primaria hasta el nivel universitario, y ya sea directamente en el aula o como recurso de apoyo psicopedagógico o como actividad deportiva) sitúan a esta actividad en el podio de la Vanguardia Educativa, y, en concreto, en el marco del aprendizaje dialógico; siendo un ejemplo paradigmático de nuestra propuesta de Educación Por Eventos.
(10) La actividad deportiva y educativa del Debate Académico, como se ejercita en un contexto de Pensamiento Crítico respecto a las complejidades de nuestro tiempo mediante unas prácticas que afrontan los problemas desde varias perspectivas con la intención de conocer mejor las razones del otro, conlleva un tono cívico susceptible de emplearse para el logro de una ciudadanía mejor por más sabia, afectivamente inteligente, crítica y dialógica.
(11) Los intercambios lingüísticos presentan un carácter eminentemente estratégico.
(12) Hemos presentado ‘estrategias discursivas’ como un concepto teórico del área de conocimiento de la Sociolingüística de las Interacciones Conversacionales – Gumperz - que abarca el ejercicio simultáneo de la razonabilidad especialmente (aunque no únicamente) explotada por las estrategias argumentativas, la eficacia especialmente (aunque no únicamente) explotada por las estrategias persuasivas y la dialogicidad especialmente (aunque no únicamente) explotada por las estrategias comunicativas.
(13) Hemos visto cómo las estrategias discursivas se llevan a cabo en todos los movimientos individuales y de equipo escenificados en cada una de las secuencias de discusión que configuran el escenario de un debate; esto significa que ‘estrategias discursivas’ no es un concepto meramente teórico que corresponda a un nivel de abstracción muy lejano del discurso argumentativo real, sino un concepto teórico inmediatamente vinculado con lo que está sucediendo en la praxis discursiva del Debate de Competición (Eemeren, 2012: 89).
(14) Aprender a debatir significa adquirir técnicas y destrezas que te permitan salir adelante con un saber incompleto. Se puede enseñar a debatir por la sencilla razón de que esta actividad tiene lugar siempre a través de reglas.
(15) (A partir de Daniel Innerarity:) Debatir disfrutando conlleva saber gestionar la excepción.
(16) Hemos visto cómo en cuanto macroacto de habla complejo el Debate Académico queda delimitado por (1) sus propias CONDICIONES DEFINITORIAS – esenciales – (susceptibles de explicación a partir de la descripción de las secuencias en un encuentro, así como de los distintos roles de los participantes) / (2) sus CONDICIONES DE PROPIEDAD – preparatorias – (susceptibles de explicación a partir de la descripción de las distintas metas en cada una de las secuencias) / y (3) sus CONDICIONES DE FINALIDAD – interactivas – (susceptibles de explicación a partir de la descripción de las tres categorías básicas de estrategias discursivas) (Bustos, 2014: 61).
(17) Sirviéndonos del rigor expositivo de Montserrat Bordes, inspirándonos en el criterio preciso de Mario Bunge, y adoptando un principio general de Woods y Walton, se ha realizado una descripción pretendidamente minuciosa (en base a nueve cláusulas) de una maniobra habitual en Debate Académico - la táctica argumentativa de autoridad –, que nos permita afirmar cuándo en un debate sobre t un debatiente D puede aseverar frente al equipo antagonista R1R2…Rn y ante los jueces J1J2…Jn que p remitiendo p a E sin incurrir en la Falacia «Ad Verecundiam»; (18) Siguiendo y desarrollando a Manuel Pérez Otero en entrelazamiento con Paul Grice se ha llevado a cabo una aportación en Semántica Epistemológica al proporcionar una versión de la Regla del Conocimiento adaptada al Debate Académico que conecte las operaciones de aseverar y de argumentar pero que, a la vez, sea susceptible de aplicación en cualquier campo donde haya que transmitir no engañosamente un discurso.
(19) Se ha realizado un ajuste al Principio de Argumentatividad definido por Catalina Fuentes y Esperanza Alcaide en su propuesta de una Lingüística Pragmática estructurada para que encaje en el Debate de Competición y desde ahí pueda ser extrapolado a cualquier ámbito donde (sin darse estrictamente una competición) haya una discusión crítica con un antagonista ante un tercero interesado y en cierta medida evaluador y comentarista.
(20) (Segunda delimitación conceptual desde la dimensión de las estrategias discursivas:) Cabe concebir un ENCUENTRO DE DEBATE como un CONTEXTO COMPLEJO DE ACCIONES ESTRATÉGICAS MEDIADAS LINGÜÍSTICAMENTE.
(21) Concebimos la figura del JUEZ como un caso de TRANSDUCTOR – el sujeto que interpreta no para sí sino para los demás – (categoría que tomamos de la Teoría de la Literatura como Materialismo Filosófico de Jesús G. Maestro); asimismo serían transductores o intérpretes, aparte de los jueces, los formadores, los comentadores mediáticos y los analistas teóricos.
(22) Nuestra incorporación de la Teoría del Cierre Categorial de Gustavo Bueno y, en particular, de su consideración de que las categorías ‘materia’ y ‘forma’ se conjugan solidariamente nos permite afirmar que en el fenómeno de lo retórico (que incluye el contexto del Debate) no hay materia retórica sin forma retórica, ni operaciones retóricas sin operadores retóricos. Así pues, nuestro Análisis del Debate Académico se presenta como un ejercicio de circularismo que da cuenta de los cuatro componentes debatísticos: los EQUIPOS / los DISCURSOS / la AUDIENCIA / y los TRANSDUCTORES.
(23) La combinación de incorporar la categoría ‘transductor’ a los elementos discursivos tradicionales de ‘orador’ / ‘mensaje’ / ‘auditorio’, así como la actitud metodológica de no caer ni en la falacia descriptivista, ni en la teoreticista, ni en la adecuacionista, junto con el recurso analítico de describir estrategias discursivas de índole argumentativa, persuasiva y comunicativa, contribuye al cierre (que no clausura) categorial de la Retórica como área de conocimiento del pensar en público.
(24) Esta concepción de una Retórica Circularista aplicada al estudio del Debate Académico nos ha suministrado una serie de conceptos respecto a operaciones que acontecen no solo en esta modalidad académica del debatir sino en el fenómeno lingüístico y antropológico del Debate de Competición, unas categorías susceptibles de ser utilizadas para iluminar otros fenómenos lingüísticos y antropológicos. (Nuestra concepción de ‘Retórica’ sería deudora y un desarrollo de la Problematología de Meyer, la Lingüística de la Comunicación de Gumperz y la Teoría del Cierre categorial de Gustavo Bueno.) En concreto, las tres dimensiones de lo retórico serían: (A) CONSISTENCIA racional = RAZONABILIDAD retórica = ÉXITO argumentativo; (B) FUERZA orientadora = EFICACIA retórica = ÉXITO persuasivo; y, (C) ELOCUENCIA transmisora = DIALOGICIDAD retórica = ÉXITO comunicativo.
Así pues, BAGAJE debatístico = COMPETENCIA retórica = ÉXITO discursivo.
(25) Las tres dimensiones de lo retórico – es decir, los tres tipos de estrategias discursivas – no funcionan como tres bloques estancos e independientes entre sí, sino que (inspirados por la Lingüística Pragmática desarrollada por Catalina Fuentes y Esperanza Alcaide hemos defendido que) hay que concebirlos como tres módulos mutuamente interrelacionados: al menos en Debate Académico cada operación discursiva que se diseñe, se escenifique o se interprete (antes, durante y tras el debate) conlleva el entrelazamiento de estrategias argumentativas, persuasivas y comunicativas (pues cada proceso implica y remite a los otros dos procesos); de ahí que nuestra distinción de tres tipos de estrategias debatísticas obedece simplemente a un criterio analítico de separar un fenómeno en sus componentes principales para explicar siempre el mismo objeto de estudio – el Debate Académico –, desde el protagonismo bien de la argumentación, bien de la persuasión o bien de la comunicación (por lo que ocasionalmente íbamos subrayando dicha interdependencia).
(26) Esta concepción modular del Debate (de inspiración pragmática – Catalina Fuentes -) encaja con la concepción circularista de lo retórico (de inspiración materialista – Gustavo Bueno -) y desde estos presupuestos defendemos que los organizadores de los torneos de Debate cuando estipulan los criterios evaluadores y los intérpretes de un debate en su ejercicio de transducción no deben caer ni en la falacia descriptivista (dando el protagonismo a la materia del debatiente [a sus modos de expresión]), ni en la falacia teoreticista (dando el protagonismo a la forma del discurso [a su arquitectura {en sentido estrecho}, y, además, a su contenido {en sentido amplio}]), ni en la falacia adecuacionista (dando el protagonismo a la figura del receptor); o dicho de otra manera: sin dar prioridad ni a lo persuasivo, ni a lo argumentativo, ni a lo comunicativo.
(27) La interrelación de las tres dimensiones discursivas descansa en el triple hecho de que (1) para argumentar cumpliendo una intención comunicativa debemos orientar a nuestros destinatarios / (2) para persuadir a nuestros destinatarios precisamos de un cuerpo racional a transmitir a ser posible con elocuencia / y (3) para comunicar un discurso a unos destinatarios necesitamos guiar a estos a través de nuestras razones para que finalmente sean convencidos. Cualquier acto de debate ablativo respecto a una (y mucho peor dos) de estas dimensiones retóricas será un fallido intento de acto de debate.
(28) También vimos que, aunque la manera estándar de construir discursos en Debate es argumentativamente (con apoyos persuasivos y enunciación comunicativa), es posible concebir unidades discursivas no estrictamente o no prototípicamente argumentativas – a través de golpes de efecto / imágenes visuales / imágenes mentales / intuiciones / diagramas - (dado que a convencer se juega de más de una manera) (asimismo con apoyos persuasivos y enunciación comunicativa); en tal caso, ¿dónde queda aquel planteamiento inicial nuestro de que somos argumentación?, ¿es que somos argumentación solamente a veces?, ¿acaso nos delimitamos mejor como especie ampliando y afinando nuestro contorno en el sentido de que funcionamos en cierta medida como argumentación – persuasión – comunicación una parte considerable de nuestra existencia?, ¿es incompatible dividir las construcciones racionales en argumentativas y no argumentativas con aceptar (no una naturaleza sino) un tono argumentativo en toda construcción racional (pudiéndose, en tal caso, seguir afirmándose que somos argumentación)?, ¿o tal vez lo mejor será definirnos como racionalidad estratégica?, ¿o intencionalidad discursiva? (Estas son cuestiones derivadas de nuestra investigación que dejamos ahora mismo abiertas con la promesa de incluirlas en un próximo quehacer indagador.) Tampoco hemos esquivado del todo esta problemática, pues hemos discutido la dificultad que emerge de sospechar que el objetivo de los procesos argumentativos – convencer – pueden alcanzarse también a través de mecanismos no estrictamente o no prototípicamente argumentales (de tipo objetual / icónico / perceptual / intuitivo), lo que nos condujo a la complejidad de la necesidad o contingencia de lo paradigmáticamente argumentativo en la construcción de discursos; esto no es una dificultad meramente teórica, porque en Debate ya se llevan a cabo estrategias con tácticas objetuales, icónicas, perceptuales, intuitivas, mentales; un escollo está en considerar al argumento como un artefacto esencialmente lingüístico; si nos desplazamos desde este esencialismo lingüístico de lo argumentativo a otra concepción de la acción de argumentar se puede hablar de argumentación con imágenes / objetual; la solución al problema podría venir por una concepción amplia de ‘argumentación’, subrayando su vinculación con la racionalidad y la intencionalidad; todo esto nos llevaría a una revisión del giro lingüístico e incluso a una reflexión metafilosófica sobre el quehacer de la concepción analítica de la Filosofía (por un lado, parece que no podamos salir del lenguaje , y, por otro lado, hay casos no paradigmáticos del argumentar sin que este sea una entidad lingüística); pero, si el recurso a lo objetual y a las imágenes es un medio para convencer ¿acaso no sería el lenguaje también un medio? – esta tesis sería contraintuitiva con otras tesis del giro lingüístico que parecen funcionar (esto nos sigue pareciendo una cuestión abierta a repensar) -; se ha optado por contestar al problema considerando cada objeto que funciona a modo de línea argumentativa como un objeto que funciona a modo de línea racional: porque los actos de debate son operativos en la medida que satisfacen adecuadamente a razones estratégicas bajo la intención de conducir al jurado hacia nuestra tesis; esto es, lo que siempre va a haber en un debate escenificado de forma competente es un uso persuasivo de razones diseñadas para ser comunicadas ante unos destinatarios juzgadores y transductores.
(29) Finalmente, todos estos resultados podemos sintetizarlos en las distintas definiciones (subrayando una u otra característica) que podemos formular (ya como última y variada delimitación conceptual): ‘Debate (binario) de Competición’ = + ‘actividad deliberativa de carácter lúdico, deportivo y educativo entre comunidades epistémicas enfrentadas siguiendo unas reglas que consiste en un macroacto de intercambios comunicativos de recursos estructurados para convencer ante unos transductores evaluadores a los que se les intenta conducir a través de una línea discursiva de carácter argumentativo; todo ello atravesado por unos valores que pueden hacer de esta praxis un ejercicio cívico de mejora de la ciudadanía por entrenamiento de la investigación profunda y rigurosa, de la toma de conciencia de la multiplicidad de perspectivas ante una dificultad, del análisis perspicuo, de la escucha activa y crítica, de procesos de convencimiento eficaces, aceptables y asumibles, de la desacreditación de puntos de vista sin desacreditar a los agentes, de la reconstrucción de nuestro punto de vista y de saber cerrar con un análisis esclarecedor e influyente’;
+ ‘macroacto de comunicación persuasiva de materiales argumentativos presentados como buenas razones ante un jurado entre equipos rivales respecto a una cuestión en un contexto reglado’;
+ ‘oposición dialéctica de dos macroestrategias de dos comunidades dialógicas de conocimiento que se relacionan entre sí normativamente para conseguir que un jurado se decante por una macroestrategia como el discurso más convincente’;
+ ‘escenificación dialéctica de dos construcciones racionales de actos ilocucionarios en equipo enfrentadas para conseguir en beneficio propio que el jurado realice el acto perlocucionario de aceptar una de las dos tesis ofrecidas a través de actos de habla’;
+ ‘pensar en público sobre un reto con, frente y ante otros bajo reglas’;
+ ‘enfrentamiento evaluable de intencionalidades discursivas antagonistas’;
+ ‘un reflejo de la sociedad en cierta medida democrática’;
+ (glosando a Antonio Machado:) ‘el debate que presencias no es Debate porque lo escuches; es Debate porque te transforma’.
Esperamos haber cumplido nuestra promesa inicial de indicar a la concepción analítica de la Filosofía que se puede encontrar en el Debate Académico un excelente objeto de estudio de la dimensión creativa del lenguaje. En este sentido, nuestro esfuerzo se ha encaminado en lograr la primera versión de un esquema explicativo-comprensivo-crítico sobre el diseño estratégico de operaciones discursivas que acontece cuando sujetos en equipo en confrontación con otro equipo y ante la mirada evaluadora de unos intérpretes juegan al deporte educativo de debatir.
También hemos pretendido contribuir en la revisión de ciertas versiones de la Teoría Retórica Clásica, criticando las concepciones peyorativas de la persuasión, esencialmente lingüísticas de la argumentación y al margen del pensamiento estratégico de la comunicación en algunos estudios retóricos; asimismo, considerando el fenómeno de LO RETÓRICO como un objeto legítimo de investigación científica. Retórica se ha dicho de muchas maneras. Como dice Eemeren (2012: 101), “dado que ningún dialéctico o retórico ha sacado patente para el uso de los términos «dialéctica» y «retórica», puede y debe hacerse una elección libre de los mismos, en vista de las incongruencias entre las diversas definiciones de los mimos”; en nuestro caso, desplazando la delimitación conceptual de Retórica hacia ‘área de conocimiento del entrelazamiento de las estrategias discursivas argumentativas – persuasivas – comunicativas’. Eemeren (2012: 101) nos explica el problema técnico de que “las concepciones de dialéctica y retórica desarrolladas en la Antigüedad no siempre son, en la manera en que han sido transmitidas a lo largo de las épocas completamente claras para la mente moderna, de manera que se necesita una aclaración filológica o incluso una adaptación a realidad argumentativa moderna”. Esperemos haber contribuido en dicha actualización mostrando que, a pesar de los réditos cognoscitivos que nos proporciona un discurso científico que descanse en el paradigma logos-ethos-pathos ^ orador-mensaje-auditorio, al menos el objeto denominado ‘Debate Académico’ se explica, se comprende y se examina mejor con un discurso científico con base en las estrategias discursivas – (A) argumentativas / (B) persuasivas / (C) comunicativas - y en los componentes (1) comunidades dialógicas de conocimiento – (2) discursos – (3) audiencia – (4) transductores: la Retórica Circularista (con la intuición o la esperanza de que dicha constelación conceptual sirva también para analizar satisfactoriamente otros fenómenos discursivos). Otro proyecto se abre, pues, en el horizonte: la consolidación de la Retórica Circularista como Teoría de la Argumentación – Persuasión – Comunicación.
Las bases teórico-categoriales sobre la modalidad académica del Debate de Competición ya están puestas. Aunque, en modo alguno, creemos tener con nuestra propuesta la última palabra sobre este asunto, pero sí el punto de partida para nuevos proyectos.
Consideramos que se ha llenado un triple hueco, porque en los textos académicos sobre la argumentación, la persuasión o la comunicación no hay referencias a la práctica deportiva y educativa del Debate de Competición, y en la literatura sobre Debate de Competición (con escasos ejemplos de obra científica, y con un carácter más bien formativo y divulgativo) no hay una exposición explícita del entrelazamiento entre lo argumentativo, lo persuasivo y lo comunicativo. Y en los textos de Ciencia del Lenguaje sí encontramos estudios vinculando lo argumentativo con lo persuasivo o lo persuasivo con lo comunicativo o lo argumentativo con lo comunicativo, pero no abundan trabajos con una específica explicación de la mutua dependencia de lo argumentativo, lo persuasivo y lo comunicativo entre sí como los tres ejes centrales para la construcción racional de cara a pensar en público, de ahí que sean los tres tipos principales de estrategias discursivas.
Decíamos en la Introducción que el lenguaje consiste básicamente en argumentar, prejuicio de partida que en el transcurso de la investigación se ha ido transformando en la siguiente tesis antropológica:
Cuando actuamos estratégicamente operamos entrelazando argumentación – persuasión – comunicación. (La cuestión ahora sería cuándo no actuamos estratégicamente.) En cierta medida, podemos concebir al ser humano como debate.
Si en abril de 2001 cerrábamos nuestra primera disertación (sobre la intencionalidad artística) con la sentencia ‘Yo soy yo y mis intenciones realizadas’, ahora (a doce de octubre de 2019) damos por finalizada esta con:
Somos más competentes en comunidad construyendo intencionalidad discursiva.
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