El proceso del carlismo de legitimación-deslegitimación de la sublevación, triunfo militar y régimen posterior se expone en tres partes divididas en capítulos, acompañadas de epílogo, cronología, fuentes y anexo fotográfico. Se plantea diacrónicamente en la perspectiva y contexto de la sociedad e instituciones políticas de la época, regímenes políticos y acontecimientos internacionales que influyeron en la guerra civil y los hechos posteriores en España.
En la primera parte se recoge el papel ideológico y político del tradicionalismo carlista conforme se produjo antes, durante y después del conflicto civil. Su última fase se analiza y desarrolla respecto a la dinámica del caudillaje, de los intentos de restauración monárquica durante el franquismo y la regencia establecida en la Comunión Tradicionalista. Se dedica un capítulo al conde de RODEZNO que fue uno de los promotores de la participación en el conflicto y colaborador directo del dictador, separándose para convertirse en promotor de la restauración monárquica en D. JUAN DE BORBÓN.
La segunda parte recoge la relación entre el franquismo y el tradicionalismo, en la configuración ideológica, institucional y legal del régimen. Sobre la unificación política impuesta se organizó un orden político-institucional basado en el triunfo militar y en el caudillaje del dictador, que dispuso de todo el poder del Estado, organizándolo sobre un partido único tutelado por el poder militar con una mixtificación ideológica que fue el nacionalcatolicismo y la seudoconstitución de las leyes fundamentales. La II Guerra Mundial tuvo incidencia en España, en cuyo final pusieron muchas esperanzas todos los contrarios, frustradas por el inicio de la “guerra fría”.
En la tercera parte se analizan los conflictos entre el caudillaje y el tradicionalismo. La posibilidad de su sustitución por la monarquía se planteó por la Regencia carlista y por el monarquismo liberal tras el fin de la guerra mundial. Para debilitar el movimiento monárquico, dividir al carlismo crítico y dotar de una legitimidad tradicionalista al régimen, ARRESE y el Movimiento promovieron un nuevo pretendiente que fue D. CARLOS DE HABSBURGO, CARLOS VIII, y una nueva Comunión carlosoctavista. Intentaron crear un carlismo de FRANCO que, como la Falange, estuviera controlado por el régimen, apoyado por los carlistas unificados-colaboracionistas. A fin de dotarle de una justificación histórica recuperaron la corriente antiliberal y antiintegrista de los “cruzadistas” del “núcleo de la lealtad”. La temprana muerte de su abanderado hizo que su utilidad fuera muy limitada. La Comunión Tradicionalista superó la etapa de la Regencia reconociendo como abanderado a D. JAVIER DE BORBÓN-PARMA. En los últimos años 50 se prestó a colaborar con el régimen. Fue el origen de la promoción por las nuevas generaciones de una modernización del carlismo y clarificación ideológica como movimiento de izquierda popular, federalista y socialista autogestionario, liderado por la familia Borbón-Parma y el Partido Carlista, que se frustró en la Transición de la dictadura a la monarquía constitucional.
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