El objetivo de la tesis doctoral ha sido revisar la historia del arte del País Vasco en torno a los años 1950-1972 desde una perspectiva feminista, para así abrir nuevas vías a partir de las cuales imaginar otras historias. Siendo el objeto de estudio la propia narración histórica, hemos seguido su misma estructura cronológica: tomando el proyecto de la Basílica de Aránzazu como fecha fundacional y los Encuentros de Pamplona de 1972 como punto y aparte. Tras la introducción, un estado de la cuestión y una presentación metodológica, el primer capítulo ha abordado el proceso de construcción del discurso histórico legitimado. Se ha revisado cuándo, cómo, dónde y en base a qué criterios de valoración tomó forma el relato existente, y de qué manera se relaciona este proceso con el arrinconamiento que vivió la memoria de las mujeres artistas. Además de la literatura historiográfica, se han tenido en cuenta otros agentes igualmente importantes en la legitimación del discurso histórico, como, por ejemplo, las políticas culturales, las exposiciones o la intervención artística en los espacios públicos. En el segundo capítulo se ha atendido la relación de las artistas de la época con la misma categoría de ¿artista¿. Para ello, se ha revisado la formación artística que recibían las mujeres en la época, la acogida de estas por parte de la prensa escrita, la manera en que fueron proyectadas visualmente en los medios de comunicación y las estrategias representacionales que desarrollaron las artistas a la hora de autorretratarse. El tercer capítulo desafía el marco geográfico establecido y pone atención en las artistas que vivieron y trabajaron fuera de estas fronteras geopolíticas como, por ejemplo, quienes exiliaron a causa de la Guerra Civil o las artistas del contexto de Iparralde. Este marco nos da la opción de identificar las diferencias que se establecieron en la realidad de las artistas de Ipar y Hego Euskal Herrian. El siguiente capítulo se centra en la abstracción, dado que la raíz androcéntrica del discurso canónico guarda una estrella relación con la socialización que vivió este estilo. Se han revisado las distintas interpretaciones que recibió la abstracción a lo largo de los años y su vinculación con el género. Pese a que cuantitativamente fueron pocas, también hubo en el territorio mujeres artistas que trabajaron la abstracción, por lo que se han atendido las distintas estrategias y vías de negociación que desarrollaron en este proceso. La penúltima sección pone el foco en las técnicas y materiales. Desde un punto de vista feminista se ha revisado el porqué de la centralidad de la escultura en el relato y su conexión con las estructuras de género. Asimismo, se han estudiado las artistas que trabajaron dentro de la cronología este mismo género y, posteriormente, se ha prestado atención a otras técnicas artísticas que emplearon las creadoras de la época; tales como: las artes decorativas, la ilustración, la fotografía o la costura. El último capítulo pone en entredicho la manera en que la histórica canónica ha entendido la categoría ¿arte político¿, para así preguntar si algunas artistas del contexto desafiaron los límites discursivos de esta etiqueta. Al igual, se pregunta el posible alineamiento de las artistas con los principios feministas. La tesis finaliza con unas conclusiones y un listado bibliográfico.
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