Una tesis doctoral, para ser tal cosa —dicen los cánones académicos—, debe al menos cumplir uno de estos dos requisitos: decir algo nuevo, esto es, expandir el conocimiento que se tenga de un asunto, o aportar una nueva perspectiva de alguna cuestión de la que ya se tiene un conocimiento asentado y comúnmente aceptado como sólido. Umberto Ecco hablaba al respecto de tesis de investigación o de tesis de compilación: o el nuevo doctor trae a la palestra académica un trozo desconocido del conocimiento que somete al parecer de la comunidad científica, o introduce un nuevo vector en un panorama del saber ya asentado que permita una innovadora lectura del mismo con nuevos y desconocidos frutos hasta la fecha. La pretensión de esta tesis y de quien la ha trabajado tiene la osadía de ser una tesis de investigación en el primero de los sentidos expuestos, sin seguridad plena de hasta qué punto será cumplida, pero seguro ya de los resultados obtenidos en alto porcentaje.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados