Durante la última década, la estimulación cerebral no invasiva se ha convertido en un modo de neuromodulación altamente empleado al ser capaz de inducir cambios en la plasticidad neuronal con ausencia de daños. Dentro de este enfoque no invasivo, una nueva variedad de técnicas ha emergido presentando un futuro prometedor. Entre dichas nuevas herramientas, se encuentran las técnicas de neuromodulación óptica cuya base es la utilización de luz y la interacción de esta con el tejido para modular su actividad. Así pues, la fotobiomodulación (FBM) surge como una herramienta prometedora definida como la aplicación de la luz roja o cercana al infrarrojo para estimular, curar, regenerar y proteger tejidos lesionados, en proceso de degeneración o en riesgo de muerte. Sus beneficios son logrados gracias a la absorción de la radiación por parte de la citocromo c oxidasa, enzima localizada en el interior de la membrana mitocondrial y que participa en la generación de energía. Actualmente la FBM está siendo empleada en la investigación y en el tratamiento de múltiples patologías de afectación principalmente encefálica. Los estudios evidencian la eficacia su eficacia en tres tipos principales de afecciones cerebrales: los eventos traumáticos, las enfermedades neurodegenerativas y los trastornos mentales. Sin embargo, son escasas las investigaciones dedicadas a examinar el efecto de la FBM en el desarrollo postnatal, etapa crítica en el desarrollo cerebral en mamíferos, debido a la alta expresión dinámica de genes y los cambios en la metilación del ADN.
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