La historiografía jurídica y constitucional española ha diversamente desarrollado la contraposición de unas realidades administrativas y políticas consideradas históricas, cuando no naturales, como el Municipio o la Región, frente a instituciones que serían el resultado de una construcción artificial, como la Provincia: estructura ésta dibujada muchas veces como el símbolo de un ¿Estado centralizado¿ y de la importación de modelos poco aptos a desarrollar la vida pública de la península, habría sido la mala copia del sistema de departamentos franceses, convertiendose en la cuña del caciquismo y de los males de la Nación. Un mal que la Restauración no habría resuelto y con el cual la segunda República, reconociendo el factor regional, habría tenido que acabar. Sin embargo las Cortes republicanas no sólo no acabaron con la Provincia, sino al revés la reconocieron como entidad político-administrativa y la pusieron en una posición clave en el desarrollo del modelo del ¿Estado integral¿. ¿Cómo explicar entonces lo que Serrano llamó ¿la venganza de la Provincia?¿ En realidad lo que parece una paradoja puede encontrar una posible clave de lectura poniéndose para el siglo XX en la senda de aquellas investigaciones que, superando estos tópicos para el siglo XIX, han demostrado como la trayectoria del desarrollo administrativo y constitucional hispano haya tenido un discurso complejo y dialéctico con el mundo del ¿Antiguo Régimen¿ y no rupturista como el discurso centralista presuponía. Una continuidad con el pasado que encuentra un fundamento básico en el mundo cultural alemán, lugar de elección para la formación de las élites culturales hispánicas ya en temprana fecha del siglo XIX. Un laboratorio constitucional lo alemán, conservador con el Imperio y progresista con Weimar, que viajó paralelo al mundo de la Restauración, del Primoriverismo y de la II República; mundos que vivieron estos trayectos involucrados en la tarea de la construcción de modelos territoriales, que permitiesen un armónico desarrollo de las estructuras estatales a través de patrones culturales que, lejos del centralismo atomístico francés, se reconocían mucho más en la lección organicista. En esta trayectoria la Provincia siguió siendo la unidad territorial intermedia básica en la península, centro de todo el debate de reforma.
Objeto de esta investigación es examinar los proyectos y el papel de la provincia como estructura territorial y política elaborados en la Constituyente de la Segunda República Española a través del debate cultural y político de la época, contextualizando todo esto en:
la evolución de largo periodo de la territorialidad en la Monarquía española empezando desde la temporada gaditana el desarrollo del concepto de autonomía y su conexión con el nacimiento del problema de los nacionalismos peninsulares, fijándose en lo que fue la larga temporada constituyente informal que empezó con los proyectos mauristas y terminó con las Cortes republicanas del 1931.
una amplia comparación con el contesto jurídico-cultural weimariano, fijándose no tanto en la doctrina constitucional, sino en el desarrollo que a lo largo de los años veinte se intentó impulsar a la problemática estructura federal heredada desde el Imperio bismarckiano.
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