Introducción: En la actualidad, la prostatectomía radical es el tratamiento de elección para los hombres con cáncer de próstata localizado,sin embargo, algunos pacientes sufren de incontinencia urinaria (IU) después de la cirugía. Esta pérdida de orina se convierte en un problema físico, emocional, psicosocial y económico. La fisioterapia del suelo pelviano es un tratamiento conservador, indoloro y económico para esta situación en concreto, y dentro de la misma encontramos como técnicas habituales el entrenamiento de la musculatura del suelo pelviano y la electroestimulación muscular perineal. Como objetivo principal se pretende comparar la eficacia del tratamiento con electroestimulación perineal de superficie versus el mismo tratamiento aplicado de manera intra-cavitaria, en la reducción de la IU secundaria a prostatectomía radical, y su repercusión sobre la calidad de vida.
Material y métodos: Se realizó un ensayo clínico controlado y aleatorizado de equivalencia a simple ciego. Se generó una secuencia de asignación aleatoria a razón 1:1 y se realizó una inclusión consecutiva hasta alcanzar un total de 70 pacientes. Los grupos recibieron 1 sesión semanal durante 10 semanas consecutivas. El grupo intervención (GI) realizó la técnica con electrodos de superficie y el grupo control (GC) con sonda intraanal. Se recogieron los datos basales, en las semanas 5 y 10, y a los 6 meses posteriores a la finalización del tratamiento. Los gramos de orina perdidos medidos con el Pad Test 24h fue considerada la variable principal. Otras variables de estudio fueron la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) medida con los cuestionarios ICIQ-SF, I-QOL y SF-12, el estado de la musculatura del suelo pelviano, la continuidad y adherencia al tratamiento, los efectos adversos y la satisfacción con la terapia.
Resultados: Se incluyeron un total de 70 hombres con una media de edad de 62,8 (DE 9,4) años. Todos habían sido intervenidos quirúrgicamente de prostatectomía radical y posteriormente presentaron IU derivada de esta cirugía.
Los participantes presentaron un Pad Test 24h basal medio de 328,3 (DE 426,1) gramos. El Pad Test mostró una disminución significativa de los gramos de orina perdidos a las 5 semanas (121,7 gr en el GC y 159,1 en el GI) y 10 semanas (235,8 gr en el GC y 248,5 en el GI) de tratamiento en ambos grupos (GC p<0,001 y GI p<0,001). La diferencia dejó de ser significativa una vez finalizado el tratamiento durante los 6 meses posteriores (17,3 gr en el GC, p=0,230 y 11,7 gr en el GI, p=0,438). Los cuestionarios ICIQ-SF, I-QOL y SF-12 también mostraron una mejora significativa en la CVRS en los diferentes periodos de evaluación. En el análisis de las diferencias entre los dos tratamientos, en relación a la variable principal (Pad Test 24h) y en relación al resto de variables con valores recogidos mediante los cuestionarios de CVRS, se observa la ausencia de significación estadística.
Conclusiones: Los resultados sobre la equivalencia terapéutica de la EEM aplicada con electrodos de superficie y la EEM aplicada con sonda intraanal no son concluyentes y, por tanto, no permiten establecer la equivalencia terapéutica entre ambas modalidades de tratamiento. Sin embargo, la disminución en los gramos de orina perdidos a lo largo de la terapia es clínica y estadísticamente significativa en ambos grupos; además, las diferencias en las pérdidas de orina entre el grupo intraanal y el grupo de superficie no son significativas, es decir, la EEM parece ser eficaz y la eficacia de las dos formas de administración no ser diferente desde el punto de vista estadístico.
La utilización de la EEM mejora significativamente la CVRS de los participantes desde el inicio al final del tratamiento con los dos modos de aplicación.
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