En el debate internacional ya se ha asumido que la violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos y una forma de discriminación que provoca, o es susceptible de provocar, sufrimiento o daño de diversa índole: físico, sexual, psicológico o económico. Incluso la sola amenaza de realizar tales actos se reconoce como violencia. A pesar de esta toma de conciencia y de las numerosas intervenciones y medidas ejecutadas a diversos niveles para combatir este fenómeno, la violencia contra las mujeres representa una plaga a nivel global, demostrándose así que aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar la verdadera igualdad entre hombres y mujeres, que sigue encontrando obstáculos y resistencias. La toma de conciencia de esta situación ha requerido un análisis centrado inicialmente en la naturaleza de este fenómeno y sus raíces. El objetivo es llegar a una comprensión integral y global del problema que pueda ser la base para la proposición y elaboración de medidas e instrumentos no solo adecuados, sino también potencialmente efectivos para combatir la violencia. La violencia contra las mujeres es un problema muy generalizado dentro de las realidades actuales, su complejidad viene dada por su carácter estructural, multifacético y transversal que afecta a todas las sociedades, a todas las culturas y a todas las épocas, mostrando la rara capacidad de adaptarse a la evolución identitaria de hombres y mujeres. El derecho es una herramienta indispensable en la lucha por una vida libre de violencia contra las mujeres. Puede tener un potencial transformador dirigido a la emancipación y la libertad de las mujeres. La acción pública a través del derecho debe orientarse a cambiar los comportamientos, configurando modelos sociales desligados de estereotipos y prejuicios, en los que hombres y mujeres "sean todos pares". Resulta evidente que frente a un problema tan intrincado y complejo, como se mostrará en este trabajo, la intervención jurídica por sí sola no puede considerarse suficiente, pero la fuerza impulsora del cambio ciertamente puede ser promovido mediante intervenciones normativas a diversos niveles: nacional, internacional y supranacional. Asimismo, tales intervenciones pueden ser el detonante de medidas y acciones de gran alcance, incluyendo la formación de los actores involucrados y toda una serie de outputs capaces, por su parte, de contribuir a la erradicación definitiva de la violencia.
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