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La figura opaca de la mujer Ecuatoriana y el espejismo de la igualdad en las primigenias constituciones excluyentes de 1830, 1835 en contraposición con la constitución incluyente de Montecristi de 2008

  • Autores: Esthela Isaura Romero Cargua
  • Directores de la Tesis: Pilar Toboso Sánchez (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad Autónoma de Madrid ( España ) en 2022
  • Idioma: español
  • Número de páginas: 327
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Elena Sánchez de Madariaga (presid.), Carmen Guardia (secret.), Manuel Chust Calero (voc.)
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  • Resumen
    • Desde el punto de vista histórico las mujeres han sido relegadas de sus legítimos derechos, ya que al igual que los hombres lograron grandes hazañas, pero como la historia ha sido contada, escrita, protagonizada y publicada por hombres, aquellas proezas femeninas fueron invisibilizadas y excluidas de todo orden social, político, económico y cultural, y la historiografía ecuatoriana corrobora esta cuestión; partiendo de este principio, citamos a una mujer que vivió en los años previos a la fundación de la república del Ecuador; esta figura femenina sobresale en tiempos de la ilustración, ella era Manuela Espejo, mejor conocida como Erophilia, se vio obligada a escudarse bajo este seudónimo para protestar con su palabra escrita en el periódico que su hermano Eugenio Espejo fundó con el nombre Primicias de la cultura de Quito, la ilustración llegaba de la mano de las ideas libertarias a la Real Audiencia de Quito a finales del siglo XVIII, pero, a pesar que las luces brillaban para dar paso al nacimiento de un nuevo sistema de gobierno nada tuvieron que ver con la libertad y los derechos de los relegados históricamente, entre los que figuraban las mujeres; con Manuela Espejo podremos observar la primera figura femenina opacada en la historia ecuatoriana, aquella mujer ilustrada, escritora, enfermera y pionera del periodismo ecuatoriano, que se destacó por sus ideas y educación, cualidades que emuló de sus ilustrados hermanos; más la luz de Erophilia no alcanzó a brillar tanto como para convertirse en la piedra angular de la igualdad entre hombres y mujeres de la nueva era política que se avecinaba, ya que permaneció detrás del muro infranqueable que desde hace siglos había construido el patriarcado. Por su lado, los hermanos Espejo eran los más fervientes difusores de las luces en Quito, de lo cual, como desenlace de este primer análisis se observará que tanta cultura no fue un referente de igualdad durante los años previos a la república.

      En tal sentido, esta investigación aborda dos cuestiones fundamentales, la primera cuestión será el análisis de las dos primigenias Constituciones del Ecuador, la de 1830 como carta fundacional de la república y la de 1835, una cuasi emulación de la primera; la segunda cuestión a ser analizada es la última Constitución del Ecuador, la que está vigente actualmente, mejor conocida como la de Montecristi erigida en 2008; de las tres Constituciones, los artículos que abordan los requisitos de ciudadanía serán los que den sentido a este estudio, del que hemos podido distinguir y denominar a las dos primeras Constituciones como excluyentes y a la de 2008 como incluyente, denominaciones que sustentaremos con su análisis.

      Acerca de la primera cuestión que trata sobre las Cartas políticas de 1830 y 1835, el análisis irá desde sus fundadores y su concomitancia con las mujeres, esto con el fin de aclarar los aspectos que llevaron a la creación de las normas jurídicas que excluyeron a las mujeres desde el inicio de la república, tomando en cuenta que la primera Constitución fue regentada por el general venezolano Juan José Flores, quien se convirtió en el fundador y primer presidente del Ecuador después de convocar a la también Primera Constituyente el 14 de agosto de 1830, y la segunda dirigida por el Doctor guayaquileño Vicente Rocafuerte, primer presidente ecuatoriano, a quién le consideraron un “mesías”, aquel que salvaría y refundaría el nuevo Ecuador gracias a sus grandes atributos culturales y diplomáticos, lo que le valió una consagrada carrera política en el extranjero y en el país; Rocafuerte era ecuatoriano de nacimiento y el pueblo tenía la esperanza que éste cambiaría por completo al país, no podemos negar que su obra educativa fue muy alabada y considerada como la base del sistema educativo ecuatoriano, pero las reformas no cambiaron las leyes para reivindicar los derechos de las mujeres, y su obra educativa continuó con el reforzamiento de la educación moral y los buenos principios desde los establecimientos educativos que creó en su gobierno, reforzando aún más el histórico protagonismo del bello sexo como la reina del hogar.

      Para demostrar lo dicho nos detendremos en el análisis de algunas acciones y escritos de ambos mandatarios y en el caso particular de Manuela Sáenz, a quién se le considera actualmente como una de las mujeres más destacadas durante los gobiernos de Flores y Rocafuerte. Sobre este asunto, analizaremos a la Sáenz como la mujer que infringió todas las reglas de la sociedad conservadora, reforzada por la ley educativa de 1835 que se basó en las condiciones socioculturales de la época; a Manuela Sáenz se la estudiará como la crítica del despotismo disfrazado de cultura y civilización, aquella que fue conocida por su relación con el Libertador y que siempre estaba detrás de esa prominente figura política que terminó por opacarla, el análisis también abarca la persecución de la cual fue víctima por transgredir las leyes morales reforzadas por Rocafuerte; con este análisis demostraremos que durante los primeros años de la república las mujeres fueron excluidas y consideradas únicamente como ciudadanas pasivas, diremos entonces que la situación de la mujer ecuatoriana en los años 30 de la etapa decimonónica no fue diferente de la suerte que vivieron las mujeres en otras partes del mundo. En un análisis final de esta primera cuestión evidenciaremos que ambas Constituciones estaban íntimamente relacionadas y que apenas se distinguían una de la otra por algunas palabras, manteniendo su carácter excluyente y discriminatorio, sustentándose en la persecución moral como mecanismo de control sobre las mujeres, sin embargo, las Constituciones primigenias del Ecuador fueron las que erigieron la república, además, ambas se redactaron con un lenguaje sexista en las que por ninguna parte del documento se menciona a las mujeres. También quedará en evidencia que quienes redactaron las cartas políticas tanto la de 1830 y 1835 fueron los padres de la patria, es decir, los terratenientes de la sierra y los agroexportadores de la costa, los cuales no dudaron en excluir a las mujeres, marcando la diferencia, que, aunque son similares hombres y mujeres nunca llegarían a ser iguales. Por estos motivos hemos denominado a las dos primeras Constituciones como excluyentes, ya que no incluyeron a las mujeres para que se beneficien de los derechos civiles y políticos que aquellas emanaban y que exigían ciertas características específicas, como estar casado, ser mayor de edad, tener una propiedad raíz, saber leer y escribir, entre otras, marcando de esta manera el inicio de una república discriminatoria y desigual.

      En el camino hacia la segunda cuestión de este trabajo hemos apartado un acápite para comprender mejor los términos utilizados en la redacción de este trabajo, analizando algunos conceptos importantes, los mismos que ayudarán a organizar y entender mejor la investigación.

      Es imprescindible anotar que la República del Ecuador ha tenido 20 Constituciones, desde la de 1830 hasta la actual que fue creada en 2008, el hecho que no hayan sido objeto de análisis las 17 restantes, no quiere decir que carezcan de importancia o que no hayan causado cambios en la vida del país, ya que los tiempos y los espacios han cambiado y se han transformado, así como la situación de las mujeres dentro de cada una de las etapas históricas y sociales constituyentes del Ecuador; pero hemos considerado los anales de la república como la base para entender por qué cambió la Carta Magna de ser totalmente excluyente, hasta consagrarse en una Constitución completamente incluyente como la que hoy en día está vigente. Además, es importante señalar que los momentos constituyentes de la historia ecuatoriana han surgido por las vicisitudes sociales y políticas, y en la mayoría de los casos por los intereses de los grupos oligárquicos quienes con su política lograron llegar a Carondelet.

      Un segundo acápite aparece en el trayecto de este trabajo, el mismo que analiza la década anterior al estado incluyente que iniciaría en 2007 y 2008. Etapa que sobresale de cualquier otra de la historia ecuatoriana porque durante esta década el país fue gobernado por 7 mandatarios, de los cuales destaca la cuencana Rosalía Arteaga quién ocupó 5 días el sillón presidencial; esta parte de la investigación pondrá en evidencia la pervivencia del patriarcado cuando Arteaga fue despojada de sus derechos constitucionales para gobernar el país. Al igual que las anteriores mujeres que fueron analizadas en este trabajo, Arteaga nos proyecta una nueva figura opaca, ya que fue invisibilizada por los padres de la patria y la oligarquía sedienta del poder presidencial. Esta fue una etapa en la que destacaron los abusos de poder, la reprimenda social y de género, los derrocamientos de poder, los presidentes interinos y la debacle económico más grande de la historia ecuatoriana, así como la desintegración de las familias a causa de la migración, y la situación del país, que cada vez era más insostenible.

      Poniendo fin a esos años de penuria, aparece en la escena política un joven economista que estaba dispuesto a poner orden y cambiar la historia del país reformando totalmente la Constitución. De este modo damos paso a la segunda cuestión analizada en este trabajo investigativo, y para llegar al análisis de la incluyente Constitución de Montecristi como la hemos denominado tenemos que acercarnos a la etapa de la Revolución Ciudadana; 2007 fue el año en el que llegó al poder Rafael Correa Delgado, el “mesías” que salvaría el país de las inconstitucionalidades, de los abusos contra las mujeres y los grupos menos favorecidos, porque, a decir de él, su nuevo proyecto político era único en el mundo y en la historia del Ecuador, el denominado Buen Vivir o Sumak Kawsay para todas y todos los ecuatorianos, con una reforma constitucional que dejaría en el pasado todos los abusos de poder, la miseria humana y la pobreza como resultado de los malos gobiernos que le antecedieron. Rafael Correa reforma la Constitución gracias a un referéndum popular al que el 64% de la población respondió SI y al elevado número de asambleístas que fueron parte de su bancada política; la de Montecristi de 2008 es una constitución de derechos y de garantías, sustentable y sostenible e igualitaria, en la que incluso la naturaleza es un ente de derechos; es la Carta Magna más incluyente de la historia ecuatoriana ya que gracias a ella también se pudo llegar a la paridad de género en las diferentes instancias públicas y de gobierno, y bajo esta garantía las mujeres asumieron distintos cargos y participaron en la política. Continuando con esta segunda cuestión cabe el análisis obligatorio y esencial de la relación del ex presidente Correa con las mujeres, sus expresiones y acciones con este grupo vulnerable y excluido históricamente como las llamaba; en este caso el análisis va desde el preámbulo de la Carta de 2008, ya que inicia nombrando a mujeres y hombres de forma igualitaria y equitativa en todos los ámbitos. Con esta nueva carta política se garantizó la progresión económica, la protección indiscutible de la naturaleza y todo cuanto en ella existe, la igualdad de derechos y oportunidades, así como la redistribución equitativa de la riqueza, misma que se reflejaría en la seguridad social, la salud y por supuesto la educación obligatoria de niñas, niños y adolescentes, por lo que se fortalecieron los derechos y garantías dando prioridad a los adultos mayores, personas con capacidades especiales o discapacitados, mujeres embarazadas y los migrantes. El gran proyecto político del entonces presidente Rafael Correa fue un aliciente para que todos los ecuatorianos, pero en especial las mujeres vieran con esperanza la verdadera y tan ansiada consagración de la igualdad y equidad de género; el hecho de que el presidente haya dado tanta importancia a las mujeres en su gobierno, especialmente dentro de su gabinete ministerial se convirtió en una verdadera conquista social y constitucional; sin embargo, aquella conquista de género poco a poco se fue empañando por las declaraciones que el presidente hacía en contra de las mujeres, pronunciamientos que denigraban la inteligencia, la dignidad y la libertad de expresión, reafirmando aquel paradigma del rol secundario que la mujer tenía dentro de la sociedad, basado en sus convicciones religiosas que declaraba públicamente. En torno a tema y para comprobar lo dicho, analizaremos algunos casos de persecución, discriminación y criminalización de las que fueron víctimas algunas mujeres que protestaron contra los intereses gubernamentales.

      En conclusión, los primeros mandatarios que analizamos en este trabajo mantuvieron su posición con relación a las mujeres y no les dieron espacio en las Constituciones primigenias, su narrativa conjugó con sus acciones y pese a que las mujeres fueron relegadas del espacio político democrático, el espacio social fue abriéndose con la creación de escuelas y aunque el currículo impartido fue para reforzar su rol de buena madre, esposa y ama de casa los mandatarios no se preocuparon en desmerecer los alcances que podía llegar a conquistar la mujer si se les daba el poder y el reconocimiento jurídico.

      Por su parte, el gobierno de la Revolución Ciudadana incluyó totalmente a la mujer dentro de su transformación política y educativa, empero la ambigüedad de su discurso y acciones con lo redactado en Montecristi significó una regresión de los logros alcanzados, ya que el principio de igualdad de género que manejó el gobierno no respondió a una verdadera democracia porque se vulneraron los derechos de las mujeres. Por tanto, una Constitución excluyente en temas de género puede incluir y respetar mucho más a las mujeres que aquella Constitución totalmente incluyente; finalmente diremos que la igualdad legal no garantiza una igual real.


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