La depresión (MDD) supone uno de los problemas de salud mental de mayor incidencia en la población (Paykel, Brugha & Fryeres, 2005). La naturaleza familiar del trastorno depresivo mayor ha sido confirmada a través de diversos estudios (Gershon et al., 1982; Sullivan, Neale & Kendler, 2000). Por ello, se ha considerado que personas con historia familiar de depresión tienen mayor posibilidad de presentar endofenotipos depresivos (Talati et al., 2013). La hipoactivación cortical posterior derecha ha sido relacionada con la historia familiar de depresión (FH) (Bruder et al., 2005; Bruder et al., 2007), independientemente de que sufrieran o no depresión. (Talati et al., 2013). Por otro lado, la respuesta neuromagnética y electrofisiológica ante imágenes emocionales parece estar modulada por el arousal emocional (Keil, Moratti, Sabatinelli, Bradley & Lang, 2005; Moratti, Rubio, Campo, Keil & Ortiz, 2008): estímulos con altos niveles de arousal concuerdan con estructuras corticales relevantes a la atención como la corteza parietal derecha en individuos sanos (Moratti et al., 2008; Moratti, Saugar & Strange, 2011), facilitando así el procesamiento atencional de estímulos emocionalmente relevantes (Vuilleumier, 2005; Vuilleumier & Driver, 2007), mientras pacientes con MDD muestran una ausencia acusada de este efecto modulatorio (Kayser, Bruder, Tenke, Stewart & Quitkin, 2000; Moratti et al., 2008). El presente estudio pretende analizar la respuesta de pacientes con MDD y participantes control con y sin FH ante estímulos emocionalmente relevantes a través del análisis de actividad biomagnética cortical, actividad cardiaca y análisis volumétrico de la amígdala.
El análisis de la interacción entre la FH y MDD, revelaron diferencias significativas en regiones fronto-parietales derechas, en las que los sujetos control con FH mostraron una mayor amplitud de la respuesta ssVEF en la corteza parietal derecha y frontal izquierda en comparación con aquellos controles sin FH. Esta tendencia mostro un patrón opuesto en la corteza frontal derecha, en la que los controles con FH mostraron una reducción de la amplitud ssVEF, mientras que no se encontraron diferencias significativas con respecto a la FH entre los pacientes con MDD. El análisis entre el grupo control y los pacientes con MDD reveló una reducción de la amplitud de la respuesta ssVEF en pacientes con MDD en regiones fronto-parietales derechas, reflejando una respuesta atencional atenuada en presencia de MDD, además de una respuesta cardiaca atenuada ante imágenes de contenido emocional negativo entre los 2 y los 6 segundos de exposición. No se encontraron diferencias en función de la presencia de FH ni en la interacción entre ambos factores. A nivel volumétrico encontramos un incremento significativo del volumen de la amígdala en pacientes con MDD, que reveló además una fuerte correlación entre el volumen de la amígdala y la severidad de la sintomatología depresiva. Además, las diferencias entre el grupo control y MDD en la respuesta ssVEF, se vieron incrementadas cuando se introdujo el volumen de la amígdala como covariable en el análisis, poniendo de manifiesto el rol de la amígdala en la respuesta atencional a imágenes emocionalmente relevantes. No encontramos diferencias significativas en el volumen de la amígdala con respecto a la FH ni a la interacción entre ambos factores.
Los resultados obtenidos revelan una naturaleza compleja en le interacción MDD-FH, que sugiere una desregulación en el funcionamiento de la red fronto-parietal derecha ante estímulos emocionalmente relevantes. Por otro lado, comprobamos que la respuesta de pacientes con MDD en comparación con sujetos controles sanos, exhibe un patrón de respuesta atenuada tanto a nivel del sistema nervioso central (ssVEF) como autónomo (ECG) y volumétrico (amígdala), sugiriendo que las diferencias en la regulación emocional se ven influidas sobre todo por los estímulos negativos de alto arousal.
Depression is one of the most prevalent mental disorder which generates great social, economic and human costs. Beyond, it presents a high comorbidity with other affective disorders and a high mortality rate (Paykel, Brugha & Fryeres, 2005). The familiar nature of the major depressive disorder (onwards, MDD) has been highlighted by several studies, and therefore, MDD has been conceptualized as a disorder originated by genetic components (Gershon et al., 1982; Sullivan, Neale & Kendler, 2000; Talati, Weissman & Hamilton, 2013) and its interaction with environmental factors (Bierut et al., 1999, Vázquez C. et al., 2010, Disner et al-. 2011). Therefore, individuals with a family history of depression (onwards, FH) are considered to manifest more likely depressive endophenotypes (Tatali et al., 2013).In general, MDD is considered as an affective disorder characterized by an altered emotional processing. Therefore, the abnormalities in the brain functioning underlying these processes associated to the FH status should represent reliable candidates for endophenotypes of depression...
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