La idea de esta investigación ha surgido a partir de un extrañamiento, una anomalía observada por mí. Como licenciada en Antropología Social y Cultural, cursé posteriormente un máster en Antropología Médica y Salud Internacional y pude observar un importante contraste entre las intenciones del “paradigma o modelo antropológico” (propio de la antropología médica) y las observaciones que estaba llevando a cabo como investigadora en el bloque quirúrgico de un hospital.
El “modelo antropológico” ofrece un análisis cultural y sociopolítico de la enfermedad y de los tratamientos médicos, una crítica al “sistema biomédico” o “biologicista”, bajo una visión humanística y repersonalizadora y, por otro lado, las observaciones realizadas en el entorno quirúrgico me han ofrecido una estructura empírica de la acción técnica, con una elevada depuración oligóptica, de su objeto de intervención. El “modelo antropológico” parece no poder dar una correcta explicación sobre la clase de procesos tecnosociales que se desarrollan en el departamento quirúrgico y la relevancia de los componentes tecnológicos en la configuración de la acción “humana”. Este modelo presenta déficits en la interpretación de las prácticas sanitarias y se muestra limitado para dar cuenta de lo que sucede en este espacio hospitalario.
Es como si hubiera una completa inconmensurabilidad entre ambos modelos, se trata de dos maneras de entender y de construir la realidad completamente diferentes. En el capítulo 1 abordaré detenidamente todas estas cuestiones.
Teniendo en cuenta esta anomalía, pensé que podría resultar muy interesante y productivo un estudio en el departamento quirúrgico, ya que, aunque se han venido haciendo numerosas investigaciones en él, la gran mayoría han sido de índole clínica y farmacológica; pero se han hecho muy pocos estudios sociales, así que creí importante prestar atención a estos aspectos, describiendo y dando significado a las prácticas humanas que se producen en este espacio tan acotado y restringido.
Acceso al campo de investigación El departamento quirúrgico de cualquier hospital es un espacio cerrado y restringido y, por tanto, de muy difícil acceso para cualquier investigador. En mi caso, el acceso a este lugar me fue facilitado ya que trabajo como enfermera en el centro y además concretamente en el bloque quirúrgico. No obstante, todas las observaciones y entrevistas realizadas para la investigación, las hice fuera de mi horario laboral, contando, eso sí, con el completo apoyo y colaboración institucionales y también con el apoyo de los diferentes profesionales sanitarios. Sin dicha colaboración habría sido completamente imposible llevar a cabo esta labor.
Metodología Este estudio es una etnografía basada en observaciones presenciales y material de entrevistas realizadas en profundidad a cirujanos, anestesiólogos, enfermeras y pacientes. Las observaciones se han llevado a cabo durante jornadas laborales habituales en el departamento. Se han intentado iniciar cuando llega el paciente a la sala de preanestesia, es recibido y atendido por las enfermeras, es trasladado al quirófano, se le administra la anestesia, es operado, se traslada a la sala de reanimación y finalmente se le da el alta a la unidad hospitalaria.
Con el material de observación y entrevistas he elaborado un diario de campo, y posteriormente he procedido al glosado del diario, es decir, al etiquetado o clasificación del material empírico en categorías analíticas. Con todo ello he elaborado una guía de campo. Más tarde una guía de escritura y finalmente unas conclusiones.
Resumen de los capítulos En cuatro de los capítulos incluyo una escena de una intervención quirúrgica observada por mí en este departamento, acompañada de un análisis interpretativo sobre el tema abordado en cada sección.
En el capítulo 1 que lleva por nombre “Anomalía”, hago alusión al extrañamiento observado a causa del enorme contraste entre los dos órdenes de sentido común en el espacio sanitario. Para ello, presento una exposición apoyada bibliográficamente de lo que estoy entendiendo por “modelo antropológico”, una forma discursiva que toma por objeto de crítica al “modelo biomédico” propio de nuestra medicina occidental. En el apartado “El Modelo Médico Hegemónico (según Eduardo L. Menéndez)” analizo los diferentes rasgos en los que se basa el modelo antropológico en su crítica hacia el sistema médico. Después de esta exposición, bajo el encabezamiento “Una nefrectomía radical” paso a describir una escena observada en el bloque quirúrgico, la extirpación de un riñón por vía laparoscópica, a fin de ilustrar la enorme diferencia entre ambos modelos. Y finalmente, bajo el epígrafe “Extrañamiento” presento las conclusiones que me ha producido tal comparación.
En el capítulo 2, “El cuerpo como espacio instrumental”, presento una escena de “Un trasplante de riñón” y, más adelante, bajo el encabezamiento “una mirada al desarrollo de la anatomía empírica y las técnicas quirúrgicas” ofrezco un repaso histórico de cómo se ha ido configurando a través del tiempo la noción de depuración bioquímica de la agencia en el sistema médico. Analizo cómo se ha ido formando el actual concepto de cuerpo en medicina, haciendo hincapié en su fragmentación, propia de la donación y trasplante de órganos: esto está incluido dentro del apartado “Cuerpo fragmentado”. El hospital en el que trabajo es considerado un importante centro de referencia en trasplantes renales.
En el tercer capítulo “Hibridaciones” describo una escena bajo el título: “El cirujano como un cyborg” haciendo alusión a los robots utilizados en las cirugías que transforman al cirujano en un auténtico ser híbrido capaz de diluir la frontera entre natural/artificial. El primer apartado lleva por título: “¿Sería posible una traducción entre modelos?” Aquí hago referencia a la inviabilidad resultante de que en un sistema sociotécnico basado en una casi perfecta depuración oligóptica del objeto de tratamiento, se rinda vital importancia a un holismo vehiculado por “lo humano”. No obstante, este holismo empezaría a cobrar sentido a medida que nos desplazamos hacia la periferia del sistema.
Haciendo referencia a Latour, en una sociedad compuesta por redes de actores que vinculan y suman sus intereses y que entrelazan diversos elementos heterogéneos, se podría llegar a un consenso y articulación que permitiera la aplicación de rasgos de los dos diferentes modelos, según sea la circunstancia y el lugar dentro del espacio sanitario.
En el capítulo 4, “La construcción del error humano”, menciono la importancia de la supresión de los errores en el bloque quirúrgico y, por tanto, esa parte humana que, a diferencia de las máquinas, es la más susceptible al error. Hago un repaso al “Concepto de riesgo en el bloque quirúrgico” y seguidamente considero la “Protocolización y creciente automatización de las prácticas” como vehículo para eliminar y neutralizar los errores.
Posteriormente analizo “Errores, justificaciones y concepto de culpa”, tres elementos vinculados a la agencia y, por tanto, a esa parte humana, con una fuerte tendencia a desaparecer, a fin de garantizar el éxito terapéutico.
Finalmente concluyo el capítulo haciendo alusión a los “Recursos institucionales”, donde describo a las instituciones hospitalarias como portadoras de una visión instrumental y oligóptica, necesaria para poder ofrecer el resultado quirúrgico.
En el capítulo 5 y último que lleva por título “Relaciones de contraste y continuidad entre dos órdenes morales” hago alusión a que el proceso de depuración oligóptica de la subjetividad ha dado lugar a una escisión entre dos órdenes morales: el orden moral de la responsabilidad, que corresponde a la acción técnica de los profesionales y expertos, y el orden moral de la aflicción subjetivamente vivida por los enfermos. A pesar de la separación entre ambos ordenes morales, existen complicidades y desplazamientos entre ellos. Bajo el epígrafe: “Una laparotomía exploratoria” describo una cirugía de urgencia donde se ponen de manifiesto las incursiones de un orden moral en el otro.
Posteriormente, examino las interacciones de diferentes grupos profesionales con los pacientes. Los grupos analizados corresponden a cirujanos, anestesiólogos y enfermeras, por ser estos tres los más representativos en el bloque quirúrgico. A pesar de la alta instrumentalización del departamento se producen constantemente desplazamientos de un orden moral hacia el otro.
Finalmente, el capítulo de “Conclusiones” pone de manifiesto los aspectos más relevantes considerados en la tesis y plantea una propuesta a esa inconmensurabilidad entre diferentes órdenes de sentido común en el espacio sanitario. La propuesta tiene que ver con las hibridaciones que producen como resultado una emergencia, un nuevo elemento capaz de dar sentido a las prácticas humanas producidas en el espacio quirúrgico.
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