Objetivo: El objetivo de este trabajo es examinar el papel de varios factores implicados en la pérdida de hueso marginal (MBL) alrededor de los implantes y en el desarrollo de la periimplantitis (PI) en diferentes escenarios clínicos. Se evaluaron multitud de parámetros relacionados con el implante y con el paciente. Materiales y métodos Se realizó un metanálisis y tres estudios retrospectivos que recogieron datos a largo plazo, adquiridos de las historias clínicas y electrónicas de pacientes de la facultad de odontología de la universidad de Michigan y la facultad de odontología de la Universidad de Granada. En el estudio n.º 1, se incluyeron 165 adultos parcialmente desdentados (77 hombres, 88 mujeres) de 30 a 91 años con ≥2 años de seguimiento después de recibir la restauración con implantes. Los implantes con ≥1 rosca interproximal expuesta (sin contacto hueso-implante) (n = 98, 35 %) constituyeron el grupo de prueba y los que no tenían rosca expuesta (n = 182, 65 %) el grupo de control. Se realizaron análisis de regresión descriptivos, binarios y multivariados para determinar el buen ajuste. Se utilizaron pruebas de Wald para evaluar la significación establecida en 0,05. En el estudio #2 se realizó un análisis retrospectivo de pacientes con antecedentes de periodontitis (PR) que recibieron terapia no quirúrgica y, si estaba indicada, terapia quirúrgica antes de la colocación del implante. El estadio y el grado de la periodontitis se determinaron para cada paciente incluido en función de los datos desde el momento del inicio de la terapia periodontal activa. En el análisis, se construyeron modelos riesgo proporcional de Cox para analizar la correlación entre el estadio y el grado de la periodontitis al inicio del estudio con el fracaso del implante, así como la aparición y la gravedad de la periimplantitis. En el estudio n.º 3, se diseñó un estudio de cohortes retrospectivo para evaluar los resultados de la perdida de hueso marginal a 5 años de los implantes OsseoSpeedTM Astra Tech TX con conexión cónica interna. Se registró la edad, el sexo, el sustrato óseo, el tabaquismo, los antecedentes de periodontitis y las características protésicas. Se utilizó un modelo lineal mixto para determinar la influencia entre los mismos. Finalmente, en el estudio #4 se realizó una búsqueda electrónica y manual sistemática de ensayos clínicos controlados o no controlados aleatorizados o no aleatorizados. Se analizó la revisión cualitativa, el metanálisis cuantitativo y el análisis de secuencia de prueba (TSA) de implantes insertados en sitios con <2 mm o ≥2 mm de KMW para comparar todas las variables de resultado predeterminadas. El nivel de evidencia sobre el papel de la anchura de la encía queratinizada en la salud periimplantaria se evaluó a través de la guía del sistema Grading of Recommendations, Assessment, Development and Evaluation (GRADE); son las variables sobre la pérdida de hueso marginal. Resultados El primer estudio demostró que las espiras expuestas del implante (sin contacto alguno hueso-implante) era el principal factor de riesgo de producir periimplantitis, casi 8 (7,82) veces mayor que en pacientes con implantes sin exposición de espiras. Este riesgo aumentó casi 4 (3,77) con cada espira adicional expuesta. Y si además nos encontrábamos con la situación en la que los implantes estaban ferulizados el riesgo de periimplantitis aumentaba un 3,49 más. Cabe destacar la importancia de no encontrar otro indicador de riesgo modificable estadísticamente significativo en la periimplantitis, tanto en los análisis multivariados y univariados realizados, incluyendo la historia previa de peridontitis del paciente (si/no),y analizando la gran variedad de diseños de las microsuperficies de los implantes incluidas en este trabajo. En el segundo estudio centramos la atención en la peridontitis presente al inicio del tratamiento de implantes y clasificamos los pacientes de acuerdo a la World Workshop case definitions de 2017.Los resultados no encontraron una correlación directa entre los estadios de la periodontitis y la prevalencia e incidencia de la periimplantitis, sin embrago aunque la tasa de fracaso de los implantes aumentara en el estadio I/II(0%) al estadio IV(6,5%), esta tendencia no fue estadísticamente significativa, en cambio si hubo un aumento estadísticamente significativo en el fracaso de los implantes del grado A (0%) al grado C (5,9%). En el tercer estudio analizamos pacientes con al menos una arcada completamente edéntula, cuya causa de la perdida dental fue por una peridontitis grave y su rehabilitación posterior mediante coronas metal-cerámica atornilladas a implante. En general los implantes respondieron bien y experimentaron una poca o muy limitada perdida de hueso-implante, teniendo en cuenta la periodontitis severa previa de estos pacientes. Finalmente, en el estudio #4, exploramos el papel del tejido blando adyacente a los implantes a través de una revisión sistemática y un metanálisis. tuvimos que centrar la búsqueda en un único dato por la falta suficiente de información disponible en nuestra recogida de datos y en el diseño del estudio restrospectivo en el que se basa esta tesis. El dato a valorar fue la anchura de la encía queratinizada y concluimos que en comparación con los implantes con ≥2 mm de anchura de la encía queratinizada, los implantes asociados con <2 mm de anchura no mostraron un aumento de la perdida de hueso marginal; no hay evidencia suficiente de que la anchura de la encía queratinizada <2 mm sea un factor de riesgo para la periimplantitis. Conclusión La exposición de la rosca del implante después de la remodelación ósea esperada inicial fue el único indicador de riesgo potencial estadísticamente significativo para la periimplantitis incidente que se identificó. No se encontró una asociación estadísticamente significativa entre la gravedad de la periodontitis (estadio) y la tasa de progresión (grado) como base, con la prevalencia de periimplantitis. Sin embargo, cuando la periimplantitis estaba presente, la pérdida ósea marginal y probabilidad de perdida del implante en los pacientes de grado C era más grave. La mayoría de los implantes de conexión cónica interna, que soportaron restauraciones fijas de metal-cerámica de arcada completa en aquellos pacientes que perdieron todos sus dientes como consecuencia de la periodontitis severa, no sufrieron perdida de hueso marginal relevante después de 5 años en boca. En particular, aquellos implantes con pilares transmucosos de más de 2 mm mostraron, en promedio, menos de 0,5 mm de perdida desde el hombro del implante hasta el hueso marginal. Finalmente, los implantes asociados con <2 mm de anchura de encia queratinizada no mostraron un aumento de perdida de hueso marginal, recesión y profundidad de la bolsa en comparación con los implantes con ≥2 mm. La anchura de encía queratinizada de <2 mm se asoció con un aumento de placa alrededor de los implantes y más molestias durante el cepillado. Se determinó un nivel de evidencia bajo para los hallazgos relacionados con las medidas de la produndidad de bolsa, placa y perdida de hueso marginal, y se determinó un nivel de evidencia muy bajo para los hallazgos relacionados con las medidas de recesión, nivel de ajuste clínico y dolor durante el cepillado. El nivel de evidencia con respecto a la tasa de supervivencia de los implantes y la incidencia de periimplantitis no se pudo determinar debido a la escasez de datos.
Objectives: The objective of this project is to make up the basis for this work examine the roles of various factors in marginal bone loss (MBL) around implants and in the development of Peri-implantitis (PI) in a variety of clinical scenarios and populations. A multitude of parameters related to the implant and to the patient were assessed. Materials and Methods One meta-analysis and three retrospective studies gathering long term data acquired from the physical and electronic charts of patients at the university of the dental school of the university Michigan and University of Granada school of dentistry were performed. In study #1, 165 partially edentulous adults (77 men, 88 women) aged 30– 91 with ≥2 years of follow-up upon implant restoration were included. Implants with ≥1 interproximal thread exposed (no bone-to-implant contact) (n = 98, 35%) constituted the test group and those without exposed threads (n =182, 65%) the control group. Descriptive, binary, and multivariate regression analyses were evaluated for goodness of fit. Wald tests were used to evaluate for significance set at 0.05. In study #2 retrospective analysis of patients with a history of periodontitis (PR) who received nonsurgical and, if indicated, surgical corrective therapy prior to implant placement was performed. Periodontitis stage and grade were determined for each included patient based on data from the time of initiation of active periodontal therapy. Cox Proportional Hazard Frailty models were built to analyze the correlation between stage and grade of periodontitis at baseline with implant failure, as well as occurrence and severity of PI. In study #3, A retrospective cohort study was designed to evaluate the 5-year MBL results of OsseoSpeedTM Astra Tech TX implants with internal tapered conical connection. Age, gender, bone substratum, smoking habits, history of periodontitis, and prosthetic features were recorded. Mixed linear model was used to determine the influence of the different. Finally, in study #4 a systematic electronic and manual search of randomized or non- randomized controlled or noncontrolled clinical trials was conducted. Qualitative review, quantitative meta-analysis, and trial sequence analysis (TSA) of implants inserted at sites with <2 mm or ≥2 mm of KMW were analyzed to compare all the predetermined outcome variables. The level of evidence concerning the role of KMW in peri-implant health was evaluated via the Grading of Recommendations, Assessment, Development and Evaluation (GRADE) system guide. Variables on marginal bone loss. Results: Firstly, in Study #1 we showed that exposed (with no BIC) implant threads was the main risk factor for PI with the PI risk almost 8 (7.82) times greater than in patients with implants with no exposed threads. This risk increased almost 4-fold (3.77 times) with each additional thread exposed. Splinting increased the risk of PI by 3.49 times. Importantly, no other potentially confounding modifiable risk indicator was identified as statistically significant in incident PI in multivariate and univariate analyses, including a history of periodontitis (PR) (yes/no), despite the multitude of macro- or micro-surface design variables included. Secondly, the history PR present at baseline in these maintenance-compliant patients was classified according to the 2017 World Workshop case definitions,we still found no correlation between PR stages or grades and neither prevalence nor incidence of PI at either implant- nor patient-levels. However, although the implant failure rate increased from stage I/II (0%) to stage IV (6.5%), this trend was not statistically significant, but there was a statistically significant increase in implant failure from grade A (0%) to grade C (5.9%). Thirdly, we studied patients with at least one completely edentulous arch who had lost their teeth due to severe PR and had received implant-supported fixed full-arch metalceramic restorations. We found that the implants performed well and experienced limited MBL, even in patients with prior severe PR. This was even the case in one patient who had full-arch rehabilitation in both edentulous jaws. Finally, in Study #4 we explored the soft tissue adjacent to the implants via a systematic review and meta-analysis. The approach was necessitated by the lack of sufficient information available for harvest from dental charts in a retrospective study design. Specifically, we focused on KMW and concluded that compared to implants with ≥2 mm KMW, implants associated with <2 mm KMW did not exhibit increased MBL; and there is insufficient evidence for KMW <2 mm being a risk factor for incident PI. In a recent systematic review and meta-analysis, <2 mm KMW was found to be associated with increased rates of MBL and PI. Despite the conclusion of an association only, which is not a causal relationship, the authors still state “Hence, in the cases lacking KT, clinicians might consider soft-tissue grafting to increase KT to promote peri-implant soft- and hard-tissue stability.” Conclusion implant thread exposure after the initial expected bone remodeling was the only statistically significant potential risk indicator for incident PI that was identified. No statistically significant association between periodontitis severity (staging) and rate of progression (grading) at baseline, with prevalence of peri-implantitis was found. However, when peri-implantitis was present, increased severity of marginal bone loss and probability of implant failure were found for grade C patients. Most of the internal conical connection implants supporting fixed full-arch metal-ceramic restorations in patients who lost all their teeth in that dental arch mostly as a consequence of severe periodontitis do not suffer from relevant MBL after 5 years in function. Particularly, those implants with transmucosal abutments longer than 2 mm show, in average, less than 0.5 mm from the implant shoulder to the marginal bone. Finally, implants associated with <2 mm KMW did not exhibit increased MBL, REC and PD compared to implants with ≥2 mm. Peri-implant KMW <2 mm was associated with increased mPI and more discomfort after toothbrushing. Low level of evidence was determined for the findings related to the outcome measures PD, mPI and MBL, and very low level of evidence was determined for the findings related to the outcome measures REC, CAL and PROMs. The level of evidence regarding implant survival rate and incidence of periimplantitis could not be determined due to data scarcity.
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