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Aportaciones para el desarrollo del necroturismo en la provincia de Málaga. La lápida funeraria: epigrafía, técnicas e iconografía

  • Autores: Dolores Lupiáñez Fernández
  • Directores de la Tesis: Francisco José Rodríguez Marín (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Málaga ( España ) en 2023
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Alicia Marchant Rivera (presid.), Manuel Ramírez Sánchez (secret.), Francisco Javier Rodríguez Barberán (voc.)
  • Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Turismo por la Universidad de Alicante; la Universidad de Málaga; la Universidad de Sevilla y la Universidad Rey Juan Carlos
  • Enlaces
  • Resumen
    • Este estudio surge por la inquietud de unir varias disciplinas que, en un principio, pudieran parecer independientes pero que confluyen en un elemento común: la lápida. Triple perspectiva: como patrimonio funerario, en cuanto patrimonio industrial, y desde su potencial turístico.

      Comenzamos con un primer capítulo histórico y evolutivo de los numerosos modos de afrontar el fenómeno de la muerte, siendo diferentes en cada sociedad y época. Importante la producción de la lápida es importante en cuanto actividad artesanal o industrial, el elemento tradicional imprescindible para llegar a su elaboración es la piedra natural que procede de canteras. El proceso, desde su extracción hasta su comercialización, pasa por distintas etapas: - Extracción en bloques de distintas dimensiones, según el destino de la piedra.

      - Corte. Siguiendo las medidas aproximadas que el cliente quiera. Después, se termina de cortar, o bien se prepara para que el taller que lo reciba no tenga que hacer ningún cambio, tan solo trabajarlo y colocarlo.

      - Comercialización a través de distintos medios, como es páginas web, panfletos, tarjetas, etc.

      Se accede a las canteras con máquinas y llevan a cabo la extracción del bloque primario, Su forma será paralelepípeda, y será sometido a sucesivas subdivisiones hasta llegar a tamaños comerciales.

      Una vez llegan las piezas a las empresas se procede al corte, con las medidas deseadas. A partir de este momento se inicia el proceso para convertir la piedra desnuda en una lápida funeraria, que en un principio era totalmente manual, a cargo de los artesanos. Sin embargo, desde mediados del siglo XX su evolución conllevó la utilización de máquinas cada vez más precisas y exactas en la obtención del producto.

      Así, se evolucionó hasta llegar al pantógrafo, chorro de arena y finalmente al láser, a base de puntos. Actualmente se está popularizando la porcelana, que tiene la novedad de permitir grandes formatos de impresión.

      Cabe destacar, no obstante, que el trabajo manual nunca se pierde por completo. A lo largo de todo el proceso, desde el principio hasta que se obtiene el resultado final, la mano del hombre siempre tiene que estar presente, en procesos que la máquina no puede llegar a realizar.

      La lápida, desde el punto de vista formal, se compone de texto e imagen. La parte textual se denomina «epitafio» y se dedica al difunto. Puede estar escrito en prosa o en verso, y puede tener carácter biográfico, descriptivo, de tributo o laudatorio.

      Suelen tener un contenido predominantemente religioso, pero pueden incluso incluir elementos sarcásticos o humorísticos, dependiendo de los gustos de la época del sentimiento o voluntad del finado o de sus deudos. Estamos, por lo tanto, ante un documento pétreo, por lo que se puede decir que las piedras hablan y siempre cuentan una historia.

      Se ha llevado a cabo un estudio en profundidad de los talleres lapidarios y su estructura empresarial, prestando atención a su evolución hasta la situación actual. Hasta bien entrado el siglo XX existieron numerosos talleres dirigidos por artesanos especializados. Nunca faltaba un buen profesional que realizara el trabajo, reflejando en su obra –que, en el fondo, es una representación artística- el cariño de los familiares.

      El sistema gremial y artesanal poco a poco se ha ido perdiendo, dejando paso a los avances en máquinas y tecnologías. Estas máquinas han acortado el tiempo de ejecución y producción, aunque, en última instancia, el resultado es básicamente una obra a mano.

      Este tipo de empresas son, en su mayoría, descendientes de artesanos lapidarios que trabajaban la piedra en sus talleres y que, con el paso de los años, fueron adquiriendo una estructura empresarial. Sus miembros eran sobre todo parientes (hijos, nietos, sobrinos) de los artesanos. Generalmente, la estructura organizativa era bastante simple (empresario autónomo con algún empleado o sociedad básica de capital). De esta manera se mantenía, aunque con formas modernas, una estructura organizativa totalmente compacta. En ella, los hijos y nietos del titular empezaban desde pequeños a estar vinculados con el gremio y la empresa. A cada uno de ellos se le asignaba una función específica, pero a la vez conocían las demás funciones. Con lo cual, ningún oficio quedaba sin cubrir. y no se hacía tan necesario contratar a ningún otro operario.

      Con los avances, su estructura gremial-patriarcal se modernizó, convirtiéndose en empresas a todos los efectos. En la actualidad, la mayoría de empresas existentes se han transformado en sociedades mercantiles (sociedades limitadas de capital), aunque algunas mantienen el formato del empresario autónomo.

      Se ha estudiado su geolocalización a nivel provincial, prestando atención a las que han dejado de existir y que permanecen activas, su estructura empresarial y su actividad en el campo de la lápida funeraria o en otros sectores de actividad.

      La mejor forma que tienen los fabricantes de lápidas en un principio de publicitar y ofrecer su producto es que el futuro cliente vea el trabajo terminado y colocado. Por lo tanto, el mejor lugar para estos casos era el propio cementerio. Allí se puede comprobar el resultado final, con la lápida ya colocada.

      Si visitamos los cementerios en Málaga y Provincia, encontramos una gama de placas incrustadas o grabadas en la piedra, porque la mejor forma que tenían y tienen de darse a conocer es a través de la obra expuesta en su destino final.

      Se ha realizado un estudio de la evolución de enterramientos y lápidas en los cementerios de Málaga y provincia.

      Se ha abordado al conjunto de empresas, con criterio cronológico, de la evolución de la lápida, desde los primeros enterramientos en esos cementerios primitivos, hasta nuestros días. Incluimos casos especiales y localismos detectados en algunas zonas de Málaga y la provincia.

      Así mismo nos acercamos a la lápida desde una lectura antropológica. Se trata de la forma más duradera de perpetuar la memoria de la persona que abandona esta vida, ya que, por un lado, hace público el lugar donde yacen sus restos, pero también supone dar a conocer una parte, aunque sea mínima, de su historia. De esta manera, el estudio de la evolución de la lápida permite, en cierta manera, seguir las pautas del desarrollo de la sociedad en que se integra.

      La expansión de las ciudades, unido al concepto cerrado del modelo de cementerio, ha determinado que las primeras necrópolis decimonónicas, tal como fueron concebidas, hayan sido insuficientes en la mayoría de los casos para albergar a la población difunta. Por lo que pronto se hizo necesario establecer normas y reglamentaciones. Y pasamos de tener grandes tumbas, sin planeamiento urbanístico alguno, a espacios más pequeños donde la superficie es limitada. Uno de sus efectos es la reducción de la información a la mínima expresión, lo que se compensa a menudo con una variedad infinita en cuanto a tipología de la piedra, epitafios, imágenes, letras, etc.

      Las redes sociales se han hecho eco, ya sin tapujos, de un panorama cultural funerario totalmente desinhibido de todos los prejuicios en torno a la muerte. No menos importante son los libros divulgativos y son cada vez más frecuentes las guías escritas que contienen rutas de cementerios o se refieren a alguno en particular.

      Además, al incorporarse progresivamente los cementerios a las rutas o itinerarios culturales de las ciudades, se da a conocer un rico patrimonio que hasta ese momento solo quedaba restringido a la visita de los familiares a sus difuntos y a los servicios exclusivamente de inhumaciones o cremaciones.

      Se deja por tanto de dar la espalda a un espacio que había quedado relegado a viejas costumbres. El visitante será consciente de que el cementerio no es sólo un lugar de descanso de los difuntos, sino que, además, posee un valor en sí mismo que es interesante conocer. Sin hacer una enumeración cerrada, y sin que las diversas fuentes de interés para quien se acerca al camposanto sean excluyentes unas de otras, pueden distinguirse las siguientes: a) La existencia de sepulturas de personajes relevantes b) Su patrimonio histórico-artístico c) El interés ideológico o religioso d) La propia historia del cementerio e) Su configuración urbanística f) Su valor paisajístico Así, comienza a ser frecuente que en las guías turísticas de las ciudades se introduzca la visita a su necrópolis, a veces teatralizadas, otras veces simplemente guiadas. En este último caso se ha abierto a los colegios, institutos y universidades.

      Llegamos por tanto al último capítulo de la tesis. Se proponen 9 rutas patrimoniales, una por cada comarca de Málaga y una novena realizada en la capital. Para llevar a cabo estas rutas debe tomarse en consideración las recomendaciones tanto de la UNESCO, a través de ICOMOS, como de ASCE [Association of Significant Cemeteries of Europe] y las Cartas y Guías de Buenas Prácticas.

      En base a dichas recomendaciones se proponen itinerarios con contenido cultural y patrimonial material e inmaterial.

      Lo más interesante es que se ofrezca al turista potencial un itinerario razonablemente homogéneo en el que el cementerio propuesto forme parte del mismo de manera natural.

      Se ofrecerá información sobre alojamiento y restauración. En este punto, pueden aprovecharse las opiniones de los propios viajeros expresadas en internet a través de aplicaciones como Google Maps o TripAdvisor.

      En cualquier caso, no puede olvidarse que el cementerio es, sobre todo, un lugar donde yacen y son recordados los difuntos, por lo que cualquier promoción y desarrollo turístico debe tenerlo en cuenta a fin de evitar que un turismo desbocado y sin control le haga perder dicho significado.


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